Cádiz infortunio al entrar 1663
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1663 Infortunio a la entrada de la bahía de Cádiz
Regresaba la escuadra del Mar Océano al mando de don Francisco Fernández de la Cueva y Enríquez, VIII Duque de Alburquerque de un crucero sobre Lisboa, pero se declaró una epidemia, dando la orden de poner rumbo a Cádiz, la Capitana de España era un galeón del porte de 90 cañones construido en Pasajes, al doblar el cabo de San Vicente el tiempo fue empeorando, estando a la altura de Rota el 9 de octubre ya de noche con mucho viento, chubascos y mar gruesa; en la segunda guardia se dio aviso de tener tierra cerca (lo que dejaba ver la climatología) pero no estaba tan lejos como aparentaba y minutos después se dio la orden de orzar metiendo timón á la banda para evitar un escollo, siendo la cabeza el galeón Capitana navegando a su popa la capitana de Oquendo, quien lógicamente no se esperaba este movimiento, por lo que aunque se intentó evitar abordó a la Real, dejándose en el abordaje el bauprés, el tajamar y se vino abajo el trinquete, así como la proa casi desaparecida, dando la orden Oquendo de dejar caer las anclas para afirmarse, pero la mar era muy dura y los cables no soportaron la tensión, por lo que se zafaron y el casco fue arrastrado hasta embarrancar en la playa de Rota, donde por efecto de los golpes de mar y el mal estado en que había quedado fue deshecha en poco tiempo.
Lo peor fue que la Real no emitió señal ninguna de peligro, provocando que los siguientes tres galeones al de Oquendo que guardaban la línea de fila, dos de Cabeza de Vaca y uno de Ostende, fueron rasgando sus obras vivas en los bajos, pues ninguno se quedó sobre ellos aumentando aún más el desastre, solo en ese momento fue cuando la Capitana efectuó varios disparos advirtiendo del peligro, abriéndose del rumbo el resto, sumándose al problema la gran resaca que producía el mar tan revuelto.
De hecho la Real lanzó todas sus anclas y solo una soportó el temporal hasta que al amanecer, por haber oído los cañonazos salió de la bahía de Cádiz la escuadra de galeras del duque de Tursi, quien ya se encontraba cerca y pudo dedicarse a recoger a los náufragos, logrando rescatar a unos seiscientos, mientras el resto de las galeras se acercaron a los galeones con problemas y les dieron remolque hasta la bahía.
Las pérdidas fueron siete galeones en total con toda su gente, pero lo peor es que eran totalmente nuevos, incluidos los de Oquendo pues era su primer viaje. Esto fue una desgracia que contribuyó a la decadencia de la Armada, de ahí que don Miguel, a pesar de no ser responsable directo le afectara profundamente, tanto que falleció a los pocos meses.
A pesar de este grave fallo de don Fernández de la Cueva, se le ascendió a Teniente General de la Mar, en cuyo mando y como máximo representante en la mar de la Corona, realizó el transporte de la infanta doña Margarita, que junto al Rey de Hungría zarparon del puerto de Denia con rumbo al de Nápoles, para desde allí seguir camino a su reino por tierra.
Bibliografía:
Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.
Fernández Duro, Cesáreo.: Don Francisco Fernández de la Cueva. Informe presentado en la Academia de la Historia. Madrid 1884.
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