Baldasano y Ros, Francisco Biografia

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Biografía de don Francisco Baldasano y Ros


Jefe de escuadra de la Real Armada Española.

Orígenes

Vino al mundo en Cartagena el 20 de febrero de 1765 y bautizado al siguiente día en la parroquia de Santa María de la ciudad. (Hermano del teniente general don José Baldasano y Ros) Siendo sus padres, don Joséph Antonio Baldasano y Pinzón, natural de Cartagena, Alcalde Noble y Regidor Perpetuo de la ciudad y doña María Josepha Ros y Digueri, natural de la misma ciudad.

Hoja de Servicios

Solicitó y se le otorgó la Carta Orden de ingreso en la Corporación, sentando plaza el día veintiocho de abril del año de 1779, en la Compañía de Guardiamarinas de la misma ciudad Departamental, aunque de tiempo atrás venía realizando navegaciones en la marina mercante y pesquera a pesar de contar con tan solo quince años de edad, lo que ya le había dado una experiencia de mar. Expediente N.º 3.336.

De hecho debía de llevar una perfecta preparación, tanto teórica como práctica, porque solo trece meses después, el día tres de junio del año de 1780 se le otorgan los galones del primer grado de oficial, alférez de fragata abandonando la Compañía. (Posiblemente sea una de las más cortas estancias en la Historia de las Compañías)

Al salir de la Compañía se le ordenó embarcar en el navío Gallardo, perteneciente a la escuadra del general don José Solano, con la que se halló el día dieciséis de octubre del año de 1780, en la toma de las fortalezas de la ciudad de Penzacola, habiendo previamente tomado las partes de La Florida que eran necesarias para guardarse la salida, al terminar la guerra regresó a la Península.

Pasó a navegar en distintos buques, pero sobre todo en corso contra la piratería de las regencias norteafricanas, realizando alguna salida al océano por las aguas costeras de la Península. A principios del año de 1784 se le ordenó trasbordar a la fragata Pilar, la cual estaba alistada en la segunda expedición contra Argel, que al mando del general don Antonio Barceló atacó la ciudad efectuando nueve bombardeos, causando tan graves daños que obligó al Sultán a firmar la paz con el Rey de España.

Por su brillante actuación en ésta acción, recibió la Real Orden del día quince de noviembre del mismo año, comunicándole su ascenso al grado de alférez de navío. Continuando en la lucha contra la piratería en el Mediterráneo, realizó también dos tornaviajes a Cartagena de Indias, Veracruz y la Habana con regreso a la bahía de Cádiz, siempre llevando azogues y regresando con el situado. Por los buenos servicios prestados, se le entregó la Real Orden del día catorce de enero del año de 1789, por la que se le ascendía al grado de teniente de fragata.

Con este grado, se le destinó de cuartel al presidio de la plaza de Orán, pasando a ocupar en las defensas de la plaza el cargo de jefe de la artillería, consiguiendo algunos éxitos por su acertada forma de dirigir los fuegos, razón por la que al dejar el puesto, recibió la Real Orden de fecha del día cinco de octubre del año de 1791, con su ascenso al grado de teniente de navío.

Poco tiempo después se le ordenó embarcar en la fragata Flora, que estaba incorporada a la división del capitán de navío don Juan Pablo Lodares, con la que navegaban cruzando por el mar de Alborán, uno de los días se cruzaron con el bergantín Phenix con pabellón corsario británico, al cual desmantelaron las fragatas, siéndole ordenado abordarlo y marinarlo al Arsenal de Cartagena.

Ya comenzada la guerra de la Independencia, continuó en las fuerzas sutiles apoyando los avances y retrocesos de las tropas del ejército, por una de esas acciones se le entregó la Real Orden del día veintitrés de febrero del año de 1809, por la que se le notificaba su ascenso a capitán de fragata. Permaneciendo en su anterior grado algo más de diecisiete años.

Siguió participando en las lanchas en la defensa de Cádiz, hasta que se dio fin a la guerra, continuando en los servicios propios de su profesión. Recibió la orden de embarcar en el navío España como segundo comandante, buque incorporado a la escuadra del general don 'Francisco Mourelle, siendo el día nueve de febrero del año de 1820, se le puso al frente de una división de botes armados en cañoneras, para batir a las fuerzas de Quiroga ya que había colocado a su vez unas baterías con las que estaban bombardeando la Cortadura de San Fernando, consiguiendo desmontar la artillería de los insurrectos y con ello facilitar el despliegue del ejército real.

Al poco tiempo tuvo que desembarcar de su navío por pasar éste a desguace, pues se estaba hundiendo sin tocarlo nadie, siendo destinado a la sargentería Mayor del Arsenal. Estando aquí recibió la Real Orden del día catorce de julio del año de 1825, por la que se le comunicaba su ascenso a capitán de navío. Volvió casi a batir su anterior marca ya que permaneció en su anterior grado otros dieciséis años, lo que nos puede dar una idea de lo que costaba ascender en esta época de total carestía de buques.

De hecho como no había unidades navales, se le destinó como Comandante principal de los Tercios Navales de Levante, donde permaneció varios años, pasando después a las Comandancias de marina de la provincia de Palamós y Mataró sucesivamente.

Estando en esta última, recibió la Real Orden del día veintiséis de junio del año de 1834, por la que se le notificaba su ascenso al grado de brigadier y con ella la Comandancia de Marina de Cartagena.

Permaneció en su puesto, hasta que en el año de 1841 por Real Orden, se queda sin mando y de cuartel en el mismo Arsenal. (Pero algo debió de suceder, ya que fue la época del golpe de estado del general Espartero y es muy posible que no fuera de su agrado, además de haber vuelto a estar otros nueve años para ascender.)

Continuó en el Arsenal, hasta que recibió la Real Orden de fecha del día cinco de febrero del año de 1847, por la que se le ascendía al grado de jefe de escuadra. Con este grado seguía sin tener un puesto fijo y continuaba en la misma situación, por lo que pidió licencia para irse a vivir a la ciudad de Alicante, la cual le fue concedida.

Se encontraba en esta ciudad, cuando le sobrevino el óbito el día nueve de febrero del año de 1859. Contaba con noventa y cinco años de edad, de los que ochenta había vestido el uniforme sirviendo a los Reyes, don Carlos III, don Carlos IV, don Fernando VII y al fallecer doña Isabel II, y con todos ellos a España. Todo un ejemplo de Historia viviente.

De sus condecoraciones solo se menciona la que es seguro se ganó, ya que se otorga solo por antigüedad en el servicio. La Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1968. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. Tomo 7. 1910, página, 335.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.

Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.

Válgoma, Dalmiro de la. y Finestrat, Barón de.: Real Compañía de Guardia Marinas y Colegio Naval. Catálogo de pruebas de Caballeros aspirantes. Instituto Histórico de Marina. Madrid, 1944 a 1956. 7 Tomos.

VV. AA.: Historia General de España y América. Ediciones Rialp. Madrid, 1985-1987. 19 tomos en 25 volúmenes.

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