Fragata Ifigenia hundida 1818
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Ifigenia hundida 1818
En este año la fragata llevaba ya tres en los mares de las Antillas, que no eran precisamente muy acordes con las resistencias de las construcciones de entonces, por lo que estando en Veracruz fue recorrida y calafateada, pero no con los medios apropiados por falta de ellos, pero había que zarpar pues se le había cargado con dos millones de pesos y una cantidad de grano muy valiosa, en estas condiciones el 26 de enero se hizo a la mar al mando de capitán de fragata don Alejo Gutiérrez de Rubalcava, nada anormal sucedía hasta transcurridos unos días de navegación cuando los temporales saltaron, la maestría de su comandante fue sorteándolos lo mejor posible, pero llegado el 12 de febrero se apercibieron que el buque comenzaba a abrirse, viendo su mal estado convocó Consejo de Guerra de Oficiales, decidiéndose intentar llegar a Campeche.
Sus grandes dotes se pusieron de nuevo a prueba, consiguiendo llegar el 15 siguiente a la vista de Campeche y fondeó en tan sólo cuatro brazas y media, pero a doce millas de distancia del puerto, cuando comenzó otro temporal de N., envío un bote con su segundo al puerto para que avisara a los peritos y dijeran su parecer, embarcaron en un bote en medio del temporal ya declarado, no sin esfuerzo consiguieron amadrinarse a la fragata, abordaron el buque y lo inspeccionaron, de entrada su asombro fue total de haber podido llegar allí, ya que el parte dice: «…los frentes del costado, por dentro y fuera, están desmentidos, tronchados los tracantiles, podridas todas las costuras y con movimiento la pernería, que no aguantaba ya las ligazones…» la decisión final fue que el buque estaba por completo inservible.
Regresaron al puerto y de él zarparon varias lanchas y botes, en los que se fue trasbordando la carga de la fragata, logrando dejarla limpia incluso de artillería y con toda su dotación en tierra, cuando se separaron del bajel ya abandonado, a los pocos minutos el buque se fue al fondo. Hoy se conoce el lugar, pues está marcado en las cartas náuticas como ‹el bajo Ifigenia› por haberse formado con su casco un arrecife, capaz de desfondar otros buques. Así perdió España una fragata del porte de 38 cañones. Su comandante regresó a la Península y se le formó Consejo de Guerra por la pérdida del bajel, siendo absuelto por completo de toda responsabilidad.
Bibliografía:
Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895-1903.
Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.
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