Fernandez de Quiros, Pedro Biografia
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Orígenes
Vino al mundo en la ciudad portuguesa de Evora en 1560.
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Realizó sus primero estudios en Lisboa, pasó luego a especializarse en náutica, por sus brillantes notas, pues era de carácter abierto y todo le resultaba fácil de aprender, se unió a la famosa Rua Nova lisboeta, en ella terminó de aprender el arte de navegar, siendo nombrado escribano (actual de sobrecargo) en un buque de la marina mercante, permitiéndole aprender sobre la mar sus verdaderas formas de comportamiento, convirtiéndose en uno de los mejores de su tiempo, lo que poco tiempo después le permitió ser nombrado Piloto Mayor.
Entre los años de 1588 y 1589, había pasado a Madrid, donde contrajo matrimonio con una española doña Ana Chacón, nacida en la capital y de la que tuvo un hijo y una hija.
Sobre finales del siglo navegó hasta aguas del virreinato del Perú. En ocasión de que don Álvaro de Mendaña preparaba su segundo intento de colonización de las islas Salomón, se presentó y fue admitido como Piloto Mayor de ella, dando comienzo al zarpar del Callao en abril de 1595, con cuatro buques.
Mendaña no recordaba muy bien su anterior descubrimiento, por ello encontraron nuevas islas, pero no las que se buscaban inicialmente, al comprobar no eran las Salomón fueron bautizadas como las Marquesas, al ir visitándolas le causaron una gran impresión, en un memorial elevado al Rey las describe: «en todas las cosas de una manera tal que…nada en su vida le causó tanto pesar como dejar aquellas criaturas tan finas abandonadas en esa tierra.» Por el contrario ante los continuos enfrentamientos su pluma nos dice: «tales hechos malvados no eran cosas de hacer, elogiar, permitir, mantener, ni abstenerse de sancionar, si la ocasión permitiera.»
Pero a la muerte de Mendaña en octubre y el fracaso de la expedición, consiguió arribar pasando grandes sufrimientos, como todos lo que los consiguieron, a las islas Filipinas a su puerto y ciudad de Manila el 11 de febrero de 1596. Descansó un tiempo y de nuevo zarpó de Manila en agosto de 1597, arribando a Acapulco en febrero de 1598. Arribó al virreinato de Nueva España, cruzó la franja de tierra, volviendo a embarcar para arribar al puerto de Sanlúcar de Barrameda en febrero de 1600, después de haber vuelto a pasar por una autentica odisea.
Estando en la Península se propuso conseguir el apoyo financiero, para realizar de nuevo la exploración y colonización de las islas Salomón, pero en la Península no encontró a nadie que le prestara el apoyo necesario, además de estar en la creencia de la existencia algo más al S., de otras islas o quizás un continente.
Coincidía este año de 1600 en Año Jubilar en Roma, así que no se lo pensó y viajó hasta esta ciudad, al llegar a ella se dirigió al embajador español ante la Santa Sede, siendo el duque de Sesa, quien escribió al Rey muy convencido de los grandes conocimientos de Quiros diciendo: «su único exceso era su gran celo en el servicio de Su Majestad…hombre de buen juicio, experto en su profesión, trabajador duro, tranquilo y desinteresado.» por mediación de éste se entrevisto con el Papa Clemente VIII y éste sí le apoyo, pero más bien le facilitó el camino, pues lo recomendó muy elogiosamente al monarca español don Felipe III.
Regresó a España y se presentó al Rey el 17 de junio de 1602, pues por medio de su embajador disponía de todos los escritos del Papa, por ello le firmó una cédulas que le facilitaron enormemente conseguir lo que anhelaba, reafirmando sus dotes al mostrar dos instrumentos de su invención, uno, para determinar la variación de la declinación de la brújula en sentido NE. y NO., el otro para averiguar la latitud.
No obstante tuvo que demostrar ante el Tribunal de Indias las pruebas de sus conocimientos y la fidelidad de los instrumentos, pasando después por otro tribunal, esta vez del Consejo del Rey, donde dejó muestras de su valía y lo acertado de la innovación de sus inventos. Esto se tradujo en una Real cédula de marzo de 1603 dándole pasaporte para el Perú, por el mismo documento se obligaba al virrey a proporcionarles todo lo que necesitara para su expedición.
Pudo incorporarse a la flota que zarpaba de la bahía de Cádiz, con rumbo al virreinato de Nueva España transportando al nuevo virrey marqués de Montes Claros. El viaje fue tortuoso, pues incluso el buque Capitana en el iba se perdió por un fuerte temporal, teniendo la suerte de ser rescatado por otro de la flota.
De nuevo cruzó la tierra de Nueva España y se pudo embarcar para arribar a la ciudad de Lima, donde se presentó al virrey del Perú conde de Monterrey el 6 de marzo de 1605, quien no le puso ninguna pega, encontrando más bien una sana ayuda que le ayudo mucho a conseguir los buques, hombres y materiales para la colonización de las islas Salomón.
Todo en marcha se encontró con un problema, no siendo otro la reclamación de don Fernando de Castro segundo esposo de doña Isabel de Barreto, quien demandaba para sí los derechos de colonización de las islas descubiertas por el primer marido de su esposa, ante esto el virrey ordenó celebrar un juicio, del que nada en claro pudo sacar el demandante.
Ante ello el virrey no cejó en proseguir la Real cédula, por ello los trabajos no se pararon pudiendo completar el armamento de tres buques un año más tarde, todo preparado zarpó del puerto del Callao el 21 de diciembre de 1605, con el grado de Capitán General de la expedición, formada por las carabelas San Pedro y San Pablo de 150 tn., la San Pedro, de 120 y el patache Tres Reyes, con alguna artillería, tripuladas por ciento treinta hombres, ciento setenta soldados, seis frailes de la Orden de San Francisco y cuatro hermanos legos de San Juan de Dios como enfermeros-practicantes.
Desde el principio se puso rumbo a la isla de Santa Cruz (en la que Mendaña intento crear la primera población de las islas Salomón, la Graciosa, que no pudo llevar a cabo), pero al igual que le había pasado a Mendaña no consiguió encontrarla, pues al alcanzar los 26º S., decidió variar rumbo (de haber continuado hubiera descubierto la actual Nueva Zelanda) pero al hacerlo subió de paralelos pasando las Marquesas por él conocidas, descubriendo los grupos de Duff y Banks, reconocidas prosiguió encontrando el grupo de Luna Puesta, San Juan Bautista, San Telmo, Las cuatro Coronelas y San Miguel, no pudiendo desembarcar por las barreras de coral que a todas estas rodeaban como una gran muralla.
Continuaba con su idea de descubrir lo que suponía, así pasados cinco meses, divisaron una nueva isla, La Encarnación, continuando la Henderson y Maurutea, el 10 de febrero de 1606 alcanzaron la Decena-Sagitaria y Fugitiva, siendo las primeras habitadas, todas estas pertenecientes al archipiélago de Tuamotú, prosiguieron descubriendo y bautizando La Conversión de San Pablo (Hao) y San Bernardo o Pescado (por su abundancia), estas sin habitantes ni comida pero si con agua.
El 25 de marzo de 1606 la dotación de la Capitana se amotinó, siguiendo la propuesta del piloto mayor, pero los soldados controlaron la situación, por ello Quirós destituyó al piloto, sustituyéndolos por don Pedro de Leza persona de su total confianza. Esto a su vez le convenció para arrumbar al O., para llegar a Santa Cruz, pro de nuevo se equivocan y no la encuentran, a cambio descubrieron la Peregrina, su nombre nativo Rankahanga (Gente Hermosa), virando rumbo al Sudeste dando con una nueva isla Tucopia (Tikopia), volviendo virar al S., el 24 de abril decidió dejarse levar por las corrientes, así fueron llevados y el 3 de mayo descubrieron Nuestra Señora del Socorro (Taumaco) muy cerca de Santa Cruz (estando en el archipiélago de Nuevas Hébridas, actual Vanuatu.
Desde aquí los buques fueron arrastrados con rumbo al Suroeste, divisando una gran isla bautizándola con el nombre de Tierra del Espíritu Santo, donde fundó el 14 de mayo seguido un establecimiento con el nombre de Nueva Hierusalém, así como crear una condecoración con el fin de favorecer a todos aquellos que tanto habían trabajado para conseguir arribar a aquella tierra, y a la cual le llamó La Cruz del Espíritu Santo. Al conjunto de todas estas tierras descubiertas las bautizó como Austrialia del Espíritu Santo, (lo de Australia, por la casa reinante de España: los Austrias) y tomando posesión desde aquí la polo Sur de todas las tierras que se hallaran.
Se equivocó al hacer las cosas, pues sabedor que los indígenas no eran muy dados a la compañía de extranjeros, en vez de actuar de una forma natural e intentar congraciarse con ellos, se dedicó con excesivo boato a hacer resplandecer sus fuerzas, con ello provocó varios ataques de los nativos a las poblaciones fundadas y bautizadas como San Felipe y Santiago.
Para aumentar el problema, un día se desató una gran tormenta, por su causa se zafaron los cables de las anclas de las dos naos que le quedaban, quedando éstas a merced del fuerte oleaje, por su cercanía a la costa les obligó a lanzarse a por ellos para poderlos recuperar, acción muy oportuna pero solo en parte, pues uno de ellos se perdió quedando el restante.
Por todo ello decidió regresar a Acapulco, pues no quería dejar de hacer saber al Rey todo lo conseguido, pasando otra vez por grandes calamidades, pues el rumbo y la distancia no favorecían llegar pronto, consiguiendo arribar a tierras de Nueva España, dirigiéndose inmediatamente a la capital, Méjico.
A su llegada y después de explicar todo lo ocurrido fue fuertemente reprendido, sobre todo por los que había aportado dinero para la expedición por haberse perdido todo, a tanto llegaron las protestas de los "inversores" en su contra, que se vió obligado a permanecer escondido un tiempo, al apaciguarse algo las aguas se le concedió pasaporte para regresar a la Península.
En una de las flotas pudo ser embarcado arribando al puerto de Sanlúcar de Barrameda, pero llegó tan pobre que para poder llegar a Sevilla tuvo que vender hasta sus anillos, siendo de lo poco que aún le quedaba.
Al llegar a la ciudad hispalense se dirigió al Consejo de Indias, para que le aportaran algún dinero y lograr llegar a la Corte. Se apiadaron de él y le donaron quinientos reales, con éstos prosiguió viaje llegando a la Corte el 9 de octubre de 1607 y al ir a entrar, para pedir la audiencia con S. M. don Felipe III, se le acercó un pobre y le pidió limosna, no disponía de más y se lo dio todo, consistiendo su capital en dos maravedíes.
El Rey le concedió la audiencia, después de oírlo lo primero que mando fue, se le entregaran quinientos ducados, pero él seguía con su idea primogénita de ser favorecido de nuevo, para conseguir realizar lo que no había podido terminar, pero esto le costó más.
Pues fue el 21 de octubre de 1614 cuando el Rey firmó una Real cédula, en ella ordenaba al virrey del Perú, a la sazón el príncipe de Esquilache quien había sido nombrado recientemente, se le facilitara los medios para volver a intentar la colonización de las islas Salomón y se le proveyera de los medios adecuados.
No perdió de vista ni un instante al príncipe, por ello viajó y zarpó con él, en la flota que lo transportaba para tomar posesión de su cargo. Pero en el viaje Quiros se encontró mal, sus trabajos anteriores unidos a sus penalidades le comenzaban a pesar, sobreviniéndole el óbito durante la derrota, por ello debió de suceder en los primeros meses de 1615.
Fue un gran escritor, al menos nos dejó impresa prácticamente su vida y la de los que con él compartieron algo de ella, así sus obras más importantes son la siguiente:
«Relación de su vida.»; «Relaciones de los viajes á las islas de Salomón y tierra austral.»; «Historia ó relación del segundo viaje del adelantado Alvaro de Mendaña á las islas de Salomón.»; «Memorial al rey sobre la población de las tierras australes.»; «Relación sumaria de la que le dió el capitán mayor de Maluca, Rui Gonzalez de Sequera, de lo que vió y supo de la tierra austral durante su gobierno.» en 1610. «El descubrimiento de la tierra austral.» en 1612. «Narración de la tierra de los Samojedes y Teugoesios en Tartaria.» en 1612. «Memorial que dió S. M. sobre el descubrimiento que hizo en 1606 de las tierras australes.» y «Sumario breve y derrotero del viaje que hizo el capitán P. F. Quirós, de nación portugués, en descubrimiento de las tierras incógnitas de la parte austral del mar del Sur, que salió del Perú por fin del año 1605.»
Así como más de cincuenta sumarios diferentes, entregados a S. M. dando notas y dibujos de las tierras, y pobladores de las islas Salomón.
Bibliografía:
Enciclopedia General del Mar. Garriga 1957. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.
Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. Tomo 23, 1924. Página 803.
Fernández de Navarrete, Martín.: Biblioteca Marítima Española. Obra póstuma. Madrid. Imprenta de la Viuda de Calero. 1851.
Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.
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