El motín del San Jerónimo
De Todoavante.es
Revisión a fecha de 06:53 31 oct 2015; Blas de Lezo (Discusión | contribuciones)
El 1º de junio de 1565 salió de Cebú el galeón San Pedro con fray Andrés de Urdaneta, que era el que realmente gobernaba la nave para descubrir la ruta de regreso a Nueva España, aunque por capitán iba don Felipe de Salcedo, nieto de Legazpi. Con este galeón San Pedro llegaron a Acapulco cartas de Legazpi en las que pedía tropas y materiales para consolidar la colonización de las islas Filipinas. El virrey de Nueva España organizó en envío de todo lo necesario. Legazpi y los españoles que se encontraban en Cebú estaban en una mala situación. Eran unos 200 hombres. La isla no daba alimentos suficientes para todos y no sabían si el galeón San Pedro había podido regresar a Nueva España. Pero dieciséis meses y medio después de partir este galeón, llegó a Cebú, el 15 de octubre de 1566, el galeón San Jerónimo con pocos hombres y armas, pero con la esperanza de que el tornaviaje era posible y Legazpi podía continuar con su empresa. En este buque se produjo una de las travesías más desafortunadas, capaz de emular a la empresa del conocido bajel británico Bounty dos siglos más tarde.
La llegada del San Pedro con Salcedo y Urdaneta despertó gran alegría en Nueva España, abriendo posibilidades de riqueza por el comercio con China además de las riquezas de las Filipinas, según noticias llegadas con el galeón. Este entusiasmo provocó demasiadas prisas en el envío de lo que pedía Legazpi en sus cartas, recurriendo a lo que se tenía a mano. Llegados de las Filipinas, en Acapulco se encontraban el galeón San Pedro y el patache San Lucas pero necesitaban muchas reparaciones antes de realizar una nueva travesía hacia las Filipinas por lo que se alistó el viejo galeón mercante San Jerónimo, que se puso al mando del capitán de infantería don Pedro Sánchez Pericón, el cual llevaba por alférez a su hijo don Diego Sánchez. Por sargento mayor llevaba a don Juan Ortiz de Mosquera. Llevaba a bordo al experto piloto Lope Martín, preso por orden de Salcedo y que había llegado con el patache dos meses antes. Fue un grave error llevar a bordo a este personaje, pero no había disponible otro piloto conocedor de las aguas del Pacífico. Mucho más grave fue dejar que este piloto reclutara a parte de los marineros disponibles, los cuales serían de su confianza. A Lope Martín le esperaba un juicio por traición en las islas Filipinas, por lo que era muy improbable que las últimas intenciones del piloto fueran las de llegar con la nao a la isla de Cebú, donde a buen seguro le esperaba el juicio y la horca.