Rodrigo de Travieso, Manuel Biografia

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Manuel Rodrigo de Travieso

Jefe de escuadra de la Real Armada.

Orígenes

Vino al mundo en la villa de Rivadeo, obispado de Mondoñedo en 1714, de familia humilde pero sin tacha. Por no ser hijodalgo no pudo presentarse en la Compañía para cursar los estudios, por ello a los dieciocho años de edad se presento como marinero voluntario, admitido el 2 de abril de 1732. Comenzando a navegar por las costas de Galicia y el Cantábrico, aprovechando los ratos libres para estudiar con los pilotos la náutica, fueron muy duros los comienzos pues al esfuerzo diario de estar en la mar, él le añadía su preparación a base de leer libros, al estar muy preparado se le ascendió el 11 de abril de 1738, a artillero.

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Se le ordenó trasbordar a otro buque con el que realizó un tornaviaje a Montevideo, regresando a la bahía de Cádiz, no por ello dejó sus estudios y al mostrar grandes dotes se le tituló como pilotín el 4 de marzo de 1739, navegando en diferente buques tanto por las costas de la península como por Ultramar. Trasbordó al navío Constante, perteneciente a la escuadra del general Conde de Bena Masserano, estando en el mismo la insignia del Infante Almirante General, quien se fijó en él dando la orden de su ascenso a piloto.

Zarpó su buque en conserva del navío América del puerto de Cartagena al mando del Conde de Clavijo, levantándose de pronto un fuerte temporal de Levante que maltrató a los dos bajeles, obligándoles a regresar a los pocos días al puerto de partida. Recibió la orden de trasbordar a uno de los buques de la escuadra del general don Rodrigo de Torres, zarpando de la bahía de Cádiz con rumbo a Tierra Firme y en ella a Cartagena de Indias fondeando el 31 de octubre de 1740 donde se descargaron el azogue y embarcaron el situado.

Como se temía un ataque a esta población, se le ordenó trasbordar a uno de los navíos al mando del general don Blas de Lezo, participando en la gloriosa defensa de la plaza ante el intento de ser tomada por el almirante Vernon, estando presente sobre todo en el acontecer de Boca Chica, donde mostró su valor, alta moral y resistencia a las contrarias circunstancias, no pasando desapercibido para sus jefes, al conseguir que los enemigos se retiran con graves pérdidas, estos le recomendaron.

Fue transportado a la Habana donde embarcó con rumbo a la península, al desembarcar en Cádiz se le ordenó embarcar en una fragata, con ella zarpó con rumbo al puerto Soledad en las islas Malvinas, donde se reforzaron los cabos, cables y velas para doblar el cabo de Hornos, arribando sin novedad al Callao, donde casi sin descanso se le ordenó trasbordar a una urca, zarpando con rumbo a las islas Marianas y posteriormente a las Filipinas, realizando la derrota por la ruta portuguesa, doblando el cabo de Buena Esperanza para fondear en la bahía de Cádiz, siendo así un español más que había dado la vuelta al planeta.

Por su excelente comportamiento en todo mar y viento se le ascendió el 9 de marzo de 1751 a Primer piloto, pasando destinado al Departamento de Cartagena donde arribó el 23 de noviembre siguiente, embarcando por orden en el navío San Felipe, zarpando con rumbo a Ferrol, a su arribada pasó el buque a carenar, por ello recibió la orden de embarcarse en el Tigre regresando a Cartagena, quedando el navío incorporado a la escuadra del general don Pedro Mesía de la Cerda.

El 11 de marzo de 1752 se le entregaron los galones de alférez de fragata, permaneciendo en el mismo navío, el cual en conserva del Septentrión, a las órdenes del capitán de navío don Blas de la Barreda, zarparon para pasar las pruebas de mar de éste, pues era el primer navío construido en el Arsenal, al comprobar su buen alistamiento regresaron y fondearon el 5 de abril siguiente en el puerto de Cartagena.

Llegó aviso de la presencia de tres fragatas británicas, por ello al mando del mismo jefe y los dos navíos se hicieron a la mar el 22 siguiente, de nuevo una turbonada destruyó parte del aparejo del Tigre, viéndose obligado a regresar al puerto de partida a reparar, fue tan rápido el recorrido que pudieron dar la vela el 24 de mayo seguido en busca de su compañero quien seguía a la búsqueda de los buques enemigos, se vieron en la mar y su jefe confirmó que los enemigos debían de haber salido al océano, por ello dio la orden de regreso a todos los buques movilizados que eran los dos navíos mencionados más la fragata Galga, paquebote Marte y los jabeques Mallorquín, Ibicenco, Catalán y Valenciano, fondeando en el puerto de Cartagena el 24 de junio siguiente.

El 4 de julio se le dio la orden de desembarcar del navío Tigre, embarcando el 16 de agosto continuo en el Septentrión, ambos en la escuadra del general don Pedro Mesía de la Cerda, para mejor cubrir más aguas don Pedro dio la orden de dividir su escuadra de cuatro navíos en dos conservas, por ello de nuevo quedaron unidos los dos navíos mencionados, zarpando en comisión de corso, aprovechando sus cruceros embarcaron en Alicante dos batallones del Regimiento de España, para ser desembarcados en la plaza de Orán.

El 4 de diciembre de 1752 se le concedieron los galones de alférez de navío, pasando destinado al Departamento de Cádiz, donde al llegar se le ordenó embarcar en la fragata Galga, con ella zarpó con rumbo a las islas Azores, manteniéndose en cruceros sobre las islas del Cuervo y Flores en protección del tráfico marítimo, al regresar para cargar víveres a la bahía de Cádiz, el mismo año de 1753 zarpó con pertrechos de guerra y hombres del ejército en una viaje redondo a las islas Afortunadas.

Por fin le llegó el reconocimiento, pues le fue entregada la Real orden del 20 de marzo de 1754, por ella era ascendido al grado de teniente de fragata pasando a ser uno más en el Cuerpo General de la Armada continuando en el mismo buque, realizó comisiones secretas visitando los puertos de Lisboa, Vigo, Ferrol, Santander y Pasajes, regresando siempre a su Departamento de destino, Cádiz.

El 24 de abril de 1755 regresó de uno de sus cruceros con la fragata Galga al puerto de Cartagena, recibiendo la orden de desembarcar por pasar el buque a desarme, permaneció en el Departamento hasta recibir la orden de embarco del 14 de junio siguiente en el navío Infante, perteneciente a la escuadra del general don Blas de la Barreda, con ella zarpó con rumbo a Tierra Firme tocando en los puertos de Caracas y Cartagena de Indias, pasando a la Habana.

En el viaje de ida su comandante hizo escala en la isla de Las Palmas de Gran Canaria, en su misma capital fondeando en la bahía, a los dos días se declaró un grave incendio en la ciudad, su general le dio el mando de una fuerza de hombres sacados de los buques para ayudar a la población a extinguir el fuego que se extendía por toda una calle, sin descanso de ningún tipo se consiguió controlar y apagarlo gracias a sus órdenes, al confirmar que todo estaba terminado regresó con sus hombres a los buques. El Ayuntamiento de la ciudad en agradecimiento le puso el nombre de Travieso a una de las calles que en 2013 aún se conservaba. Regresó a la bahía de Cádiz, al poco tiempo volvió a zarpar con rumbo a Tierra Firme, las Antillas, seno mejicano y Cuba, regresando a su puerto base en 1759.

Por Real orden del 13 de julio de 1760 se le ascendió al grado de teniente de navío, al año siguiente pasó de nuevo al Departamento de Cartagena. Por sus conocimientos adquiridos en la construcción, se le nombró teniente interino de la Maestranza con fecha del 24 de abril de 1762, supo demostrar su valía y por ello el 1 de junio siguiente se le ascendió a capitán, encontrándose en este destino le fue entregada la Real orden del 7 de febrero de 1763, comunicándole su ascenso al grado de capitán de fragata graduado y ratificándole como capitán de la Maestranza en propiedad.

El 27 de diciembre de 1767 se desató un muy duro temporal, por cuyos efectos se zafaron los cables de varias embarcaciones de servicio interior del puerto, así como de siete gánguiles más un pontón, al ver el desastre que se avecinaba, ordenó embancaran unos hombres en un bote y a éste se unió otro que se encontraba muy cerca, así los dos juntos a su mando, realizaron esfuerzos extremos para devolverlos a sus puntos a los que navegaban a son del viento, corrientes y mar, pero no pudieron salvarlos a todos, algunos y una gabarra sevillana se estrellaron contra la muralla perdiéndose, sufriendo la pérdida de tres vidas humanas.

En 1768 se sufrió otro grave accidente al zafarse el cable de arrastre para poner en seco la fragata marroquí Mahoma, por cuyo desprendimiento mató al constructor del Arsenal de Cartagena, el capitán de fragata don Eduardo Bryant; enterado el Rey del suceso ordenó al Intendente del Departamento reprendiera severamente a Travieso por la falta de previsión y no haber aumentado el grosor del cable, a lo que respondió con una carta a S. M. dándole todos los datos del suceso, demostrando que el cable había sido inspeccionado con anterioridad que el grosor era el apropiado para el desplazamiento del bajel y el usado como norma ya contrastada en los mismos de la Real Armada, con posterioridad al accidente fue vuelto a revisar, no encontrándose en él fallo alguno que pudiera ser el culpable del fatal y desgraciado accidente, por ello rogaba al Rey confirmara por medio de sus consejeros que todo se debía a un designio de Dios. S. M. no pudo hacer nada al ser informado de todo ello, por esta razón firmó la Real orden del 13 de mayo siguiente, por la que se le reconocía el buen hacer y mejor proceder de todo el personal implicado en las maniobra, siendo todo ello a mayor satisfacción del Monarca.

Por Real orden del 19 de octubre de 1772 se le ascendió al grado de capitán de fragata efectivo, continuando en su destino de la Maestranza de Cartagena, le fue entregada la Real orden del 21 de abril de 1774 notificándole el ascenso al grado de capitán de navío, al ser su graduación superior a su destino se le exoneró de él, por otra Real orden del 8 de julio siguiente, S. M. lo confirmaba por sus méritos quedase destinado en el mismo Arsenal de Cartagena. Por orden del 10 de junio de 1775 se le nombró interinamente Subinspector de almacenes del mismo Arsenal, y por Real orden del 5 de diciembre siguiente se le nombra Subinspector de pertrechos, tomando posesión de su destino el 13 continuo.

Por Real orden del 14 de enero de 1780 fue designado Inspector de Arsenales interino, por ser el más antiguo, poco después enfermó pidiendo licencia para recuperarse, le fue concedida el 8 de mayo, pero solo permaneció hasta el 29 seguido cuando se presentó en el Arsenal. Por Real orden del 19 de junio de 1781 se le comunica su ascenso al grado de brigadier. Tan contento estaba el Rey con su persona por toda una vida dedicada al servicio de España que a pesar de no tener demostrada su hidalguía, le exoneró de ello, concediéndole la Cruz de Caballero de la Real y Muy Distinguida Orden Española de Carlos III, pensionada, mérito poco extendido en la época y menos aún, en su categoría de pensionada pues estaba limitada a solo veinticinco personas.

Continuo en su destino hasta serle entregada la Real orden del 19 de septiembre de 1789 con el ascenso al grado de jefe de escuadra, cesando por ello en su anterior destino, quedando destinado en el Departamento, cubriendo puestos de su alto grado.

Por Real orden del 3 de febrero de 1795 fue nombrado Vocal de la Junta de Asistencia del Departamento, no le permitió el destino disfrutar mucho tiempo de su destino, pues el 1 de octubre de 1796 fallecía en la ciudad departamental, contaba con ochenta y dos años de edad de ellos sesenta y cuatro, de excelentes y perdurables servicios a España.

Bibliografía:

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.

Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.

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