Cardona y Prieto, Pedro Maria Biografia
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Biografía de don Pedro María Cardona y Prieto
Capitán de navío de la Real Armada Española.
Creador de la Aeronáutica Naval y prolijo escritor de temas de investigación para los buques y armas navales.
Orígenes
Vino al mundo en el apostadero de Mahón, isla de Menorca en el archipiélago de las Baleares, el día 25 de septiembre del año de 1872.
Hoja de Servicios
Ingresó en la Armada en el año de 1891, en la entonces Escuela Naval Flotante, a bordo de la fragata Asturias fondeada en el Arsenal de Ferrol.
Durante sus estudios elementales demostró una gran capacidad que no dejó de llamar la atención a sus profesores, al terminarlos sacando la mejor nota fue nombrado brigadier, pasó a embarcar en la corbeta Nautilus por ser entonces el buque escuela, donde volvió a marcar los máximos, por lo que el director de la Escuela, lo pasó de alumno a profesor de los guardiamarinas, saliendo de ella con el privilegio de ser el número uno de su promoción.
Pasó destinado a varios buques a perfeccionar su preparación náutica, poco después en el año de 1898 fue destinado a la Comisión Hidrográfica, que a bordo del vapor Urania que se encontraba realizando el levantamiento de las cartas náuticas de las rías gallegas.
En el año de 1900 pidió y se le concedió continuar sus perfeccionamientos en otras materias en la Escuela de Aplicación, la cual estaba a bordo del crucero Lepanto, donde se impartían clases sobre máquinas, artillería y torpedos, en cuyos estudios volvió a sacar las mejores notas.
Por el reciente desastre de la pérdida de nuestras posesiones en Filipinas y Cuba, y con ellas prácticamente toda nuestra escuadra, la Sociedad Económica de Amigos de País, convocó un Certamen Naval en la ciudad de Almería, para que fueran presentados trabajos encaminados a reparar en lo posible la escasez de medios, valorando al mismo tiempo si era ó no necesaria una Marina de Guerra para España.
La « Memoria » presentada por Cardona, era un documento en el cual se plasmaban ya las nuevas doctrinas navales, con sus aplicaciones y formas, siendo tan notable su trabajo, que la Reina Regente le otorgó el primer premio y por ello al año siguiente de 1901, al celebrase el Congreso Marítimo Nacional, se le comisionó especialmente para defender su trabajo, por reunir la opinión general de la Corporación y el Gobierno.
En el año de 1904 fue ascendido al grado de teniente de navío, pasando a embarcar en el crucero Cardenal Cisneros, con el que realizó varias navegaciones.
Al ser nombrado Ministro de Marina el almirante Ferrándiz, para poner en marcha su ambicioso plan de modernización de la escuadra, entre otros eligió a Cardona, que si bien no era de los de más graduación, no quedaron a la zaga sus aportaciones, más bien se podría decir que las suyas fueron aprobadas todas.
Por todo este intenso trabajo que venía desarrollando desde su ingreso en la Corporación, le sobrevino una enfermedad y para recuperarse, ni siquiera dejó el servicio, sino que se le buscó un puesto más tranquilo, siendo nombrado en el año de 1910 Ayudante de Marina de Sada, provincia de Coruña.
Al recuperarse pasó a realizar navegaciones con los buques guardacostas, pasando posteriormente embarcado al cañonero Doña María de Molina, con el que estuvo navegando por las aguas del Estrecho y viajes de vigilancia a las islas Canarias, un tiempo después, recibió la orden de trasbordar al crucero Reina Regente, realizando visitas a puertos del norte de Europa, para pasar posteriormente a tener su primer mando de mar, al serle otorgado el mando de un torpedero, navegando por el Mediterráneo.
En el año de 1913, se le destino como segundo de la Estación de Torpedos de Mahón, puesto que ocupó por espacio de siete años y donde realizó una gran labor.
Puso al día las defensas submarinas de la base con elementos de su invención, al ser aprobada la Ley Miranda de Bases Navales, el mismo almirante llamó a Cardona para que se hiciera cargo de la construcción de la de Mahón, poniéndose la primera piedra de los nuevos edificios y dependencias el día 23 de marzo del año de 1916.
Se recibió en el Ministerio de Marina en la primavera del año de 1917, una invitación del Almirantazgo Alemán, por si querían enviar en visita oficial a varios de los oficiales españoles. El Ministro, llamó a cuatro tenientes de navío, siendo el jefe de la comisión don Pedro Cardona y uno de los elegidos fue don Francisco Moreno, ya que conocía el idioma a más por otras razones.
Se desplazaron hasta Bélgica, donde les fue detenidamente mostrado el Arsenal de Brujas, así como el puerto de Zee-Brujas, el cual contaba con unas poderosas piezas de artillería de costas que protegían aquella zona, al desplazarse por tierra hasta Alemania, pasaron muy cerca de la primera línea de combate en la localidad de Nilderkerque.
Al llegar a Alemania, los llevaron al gran Arsenal y base de Wilhemshaven, el cual visitaron por completo, incluidas las nuevas instalaciones de la base de sumergibles y sus adyacentes talleres de mantenimiento de las naves. A terminar aquí la visita los llevaron a Helgoland, donde les fueron mostradas las baterías de costa, su base se sumergibles y sus talleres, aquí los embarcaron en un hidroavión, para que vieran las bases desde el aire y amerizando éste, trasbordaron al sumergible U-55, con el que regresaron al puerto de Wihhelmshaven.
No quedó aquí la demostración de aprecio de los marinos alemanes, ya que abordaron el crucero de combate Moltke, donde fueron recibidos por su comandante en jefe el vicealmirante Von Hipper, quien a su vez les acompañó a visitar el crucero ligero Karlsruhe, donde los despidió, por que ya les estaba esperando a bordo del acorazado Kaiser Friederich III, por ser el buque insignia del Almirante en Jefe de la Flota de Alta Mar, Von Scheer que acompañado de su Estado Mayor les brindó una muy amable bienvenida.
Cuando fueron despedidos por el Almirante Von Scheer, fueron llevados a la estación de zeppelines de Alhornt, donde visitaron las instalaciones, de aquí fueron llevados a Kiel, donde les enseñaron las instalaciones de sumergibles y torpedos, al terminar ésta fueron embarcados en destructores, los cuales zarparon y realizaron diversas maniobras con lanzamiento de torpedos, al concluir la demostración fueron trasladados a Essen, donde visitaron varios de los talleres de la casa Krupp, pudiendo ver y comprobar todo el duro y fino trabajo de la fabricación de sus famosos cañones.
Por último, fueron trasladados al Gran Cuartel para ser recibidos por el generalísimo Von Hinderburg, así como por el Jefe del Estado Mayor de la Marina, el Gran Almirante Hoechendorff, donde ya fueron despedidos y trasladados a España, al llegar visitaron al Ministro, al cual informaron pormenorizadamente sobre todo lo visto y comprobado, dada la gran oportunidad brindada por la marina alemana y viendo el Ministro los informes, que a su vez presentó al Rey, éste sorprendido por la minuciosidad del trabajo realizado incluyendo dibujos, ordenó les fueran dadas en sus nombre las Reales Gracias.
Al regreso de esta visita, en el mes de septiembre se le ascendió al grado de capitán de corbeta, siendo nombrado el mes de noviembre siguiente jefe de la base de Mahón, yendo su construcción muy rápida, ya que no se podía esperar nada bueno de un retraso.
No dejó de lado su tierra natal en cuanto dependía de la mar, por eso de acuerdo con el presidente del Ateneo, comenzó a dar una serie de conferencias que dejaron un hondo calado en quienes le escuchaban, al mismo tiempo, estuvo demandando de las autoridades locales, la premura en realizar un buen dragado al puerto, ya que estaba toda su vida sin haberse hecho nada al respecto y a veces las hélices de los buques quedaban medio atascadas, por lo que la solución no podía esperar; a pesar de causarle un gran malestar personal, no tuvo más remedio que criticar a sus vecinos pescadores, pues les trato de hacer comprender que los sistemas de pesca utilizados por ellos, acabarían muy pronto con la pobre riqueza que restaba en sus caladeros, siendo muy urgente el cambiar los sistemas y las temporadas para permitir su recuperación, lo que no gusto a los que vivían de ella pero le hicieron caso y en pocos años se notó el aumento de capturas.
En el mes de julio del año de 1920, por habérsele encargado ni más ni menos que la creación del Arma Aérea de la Armada, ya que en eso momentos empezaba a coger auge la aviación y todas las marinas estaban tratando de separarse de las fuerzas aéreas.
Así las cosas y partiendo de cero, lo primero fue el hacer un viaje al extranjero para ir viendo y analizando las formas, para sacar lo bueno de las mejores e implantarlo en España. Fue muy provechoso el viaje, dado que Cardona ya estaba muy acostumbrado a asimilar novedades, por lo que a su regreso tenía las ideas muy claras.
Por ello pidió un lugar desde donde poder partir, para ello se le entregó en el puerto de Barcelona el muelle de Morrot y el aeródromo del Prat de Llobregat, donde se levantaron hangares con sus talleres, se creó la Escuela de Aeronáutica Naval, compró hidros y globos, se trajo a los mejores pilotos europeos especialistas en hidros para que formaran a los españoles, haciendo lo mismo con los mecánicos, consiguió que el buque España nº 6 uno de los entregados por Alemania en compensación de los buques españoles hundidos durante la Gran Guerra fuera convertido en el portahidros Dédalo.
Tanta fuerza puso en todo, que en el mismo año de 1920, se le nombró Director de Enseñanza Aeronáutica, siéndole otorgado el mando del destructor Audaz, que junto al crucero Río de la Plata, más el portahidros formaron una división.
En el año de 1922 se le entregó el mando de la División Naval Aeronáutica, la cual ya fue probada en acciones de guerra sobre el territorio de Marruecos, demostrando que todos los esfuerzos estaban dando sus buenos resultados, por la excelente formación de los oficiales de vuelo y sus suboficiales mecánicos.
En el año de 1924, se le nombró Director de la Escuela de Aeronáutica Naval, siendo ascendido al grado de capitán de fragata este mismo año. Participando de nuevo muy activamente en la campaña sobre el territorio de Marruecos, volviendo a dejar constancia de la extraordinaria formación de todo su personal.
En el año de 1926, se le destinó al Ministerio de Marina. En el año de 1928 se le ascendió al grado de capitán de navío. Desde su entrada en el Ministerio desempeño diferentes comisiones y destinos, como Secretario de la Junta de Cancelación de quebrantos, Gerente de buques incautados por el Estado y el de Profesor de Derecho y Legislación de la Escuela Superior de Aeronáutica.
Estando en este destino sobrevino el cambio de régimen en España con la proclamación de la 2ª República, la salida de España de la familia Real y las nada normales formas de comportamiento de las masas, mal guiadas por “agentes” que nada tenían que ver, ya no con la República, sino lo peor, con España, ya que el oscuro trabajo que estos realizaban, que al parecer sólo consistía en destruir grandes obras artísticas y de gran valor histórico por medio de los incendios provocados, esta actitud no daba buen cariz al cambio proclamado y la gente de bien como Cardona, quisieron alejarse de esta angustia.
Como era una persona sensata y coherente que había obligado a serlo a sus subordinados, para conseguir los objetivos marcados para levantar a España a niveles antes impensables. Se apercibió que ya era hora de dejar su responsabilidad en la Armada, pues sus servicios no serían valorados y lo peor, no existía atisbo de mejora en las fuerzas armadas, así dejaba de ser una carga, por lo que se decidió a presentar su dimisión que le fue aceptada por el nuevo Ministro de la Guerra.
No por ello se olvido de su marina y menos de la mar, porque pasó a ser Presidente de la Liga Marítima Española y de la Junta Permanente de Navieros del Norte de España.
Ocupando estos puestos se produjo el Alzamiento Nacional. De una forma ilegal, fue sacado de su casa por los elementos controlados por los múltiples partidos, que campaban con total impunidad dentro de la zona teóricamente republicana. Al igual que otros compañeros y aún antiguos miembros de la Corporación, fueron a buscarlo a su casa y sacado a la fuerza, para ser encarcelado sin juicio y tras un tiempo de reclusión, fue sacado de noche en una de las tristemente célebres “sacas” siendo asesinado en algún punto de la carretera de Madrid al Escorial, el día 15 de agosto del año de 1936.
Según nos lo define su biógrafo, el contralmirante don José Riera y Alemany, nos dice:
- «Al ser destinado a la Estación Torpedista de Mahón, al ponerse en contacto con el arma torpedo vislumbró las posibilidades de su mejora, y nos inició en el manejo de la líneas de torpedos eléctricos utilizando la armadura del cable como conductor de retorno, cuya revelación permitía el empleo de los aparatos industriales para llevar a cabo las medidas eléctricas necesarias; él nos hizo concebir la existencia de un disyuntor higroscópico que con la simple medida de la resistencia eléctrica de la línea nos garantizara si había entrado o no agua en el cartucho iniciador de la carga; él nos demostró la ineficacia del elemento mar en el que casi fundábamos el éxito del arma; él nos puso de manifiesto los errores cometidos en el estudio del carrete adicional empleado en los torpedos electro-automáticos; y él en fin, creó un servicio de torpedos nuevo, sobre bases nuevas, dando a conocer su ingeniosa mesa de pruebas y medidas formada por aparatos de medición directa montados en forma que con los unos podía comprobarse los otros.»
Entre las muchas condecoraciones tanto militares como civiles de que era poseedor, personalmente le tenía un gran cariño, a la Cruz de 2ª clase de la Orden de Beneficencia, que le fue otorgada como premio a su gran organización y desvelos, conque dirigió los salvamentos de los ciudadanos en la riada que produjo el desbordamiento del río Turia a su paso por la ciudad de Valencia en el año de 1897, por cuya acción se pudieron salvar muchas vidas. Entre las militares, destacaban y mucho, las Cruces al Mérito Naval todas ellas pensionadas, las cuales fue recibiendo una por cada grado de la escala profesional.
Por acuerdo unánime del Ayuntamiento de su ciudad natal, Mahón, del día 22 de julio del año de 1923, fue nombrado Hijo Ilustre.
En este mismo año de 1923, fue nombrado por el Rey don Alfonso XIII, Ayudante Honorario.
Y como no podía ser menos en persona tan culta y como queda demostrado dado más a los demás que a sí mismo, también tiene una gran obra escrita y publicada.
Entre los años de 1898 y 1899, escribió varios artículos de tema naval en el diario «El Mundo Ilustrado»
La obra «Paz y trabajo. Memoria premiada con el primer accésit en el Certamen Naval de Almería celebrado el día 25 de agosto de 1900» Madrid, 1900.
«La arribada del crucero ‹ Carlos V ›. Defensas leídas en el consejo de guerra celebrado en El Ferrol los días 10 y 11 de abril de 1901 » Ferrol, 1902. Desde la creación de la revista Vida Marítima en el año de 1902, publicó varios artículos pero uno muy especial « Memorias de la Escuela de Aplicación de máquinas, artillería y torpedos establecida en el crucero ‹Lepanto›»
«El naufragio del crucero ‹Cardenal Cisneros›. Defensa de guerra de oficiales generales del comandante de dicho buque don Manuel Díez Iglesias» Ferrol, 1906.
A partir del año de 1907 fue un asiduo colaborador de la Revista General de Marina, pasando en el año de 1926, a inaugurar un nuevo apartado de ella con la sección de «Aeronáutica» de la que era responsable.
«La prueba del elemento mar y otras pequeñeces de poca importancia en las instalaciones de torpedos eléctricos de observación» Madrid, 1908.
«Problemas Nacionales. Gibraltar. Conferencia» Mahón, 1911.
«Ensayo de valoración actual estratégica y táctica del puerto de Mahón» Mahón, 1913.
«Memoria del itinerario seguido por la Comisión de tenientes de navío en Alemania» Conferencia. Madrid, 1918.
«La Sociedad Española de Salvamentos de Náufragos de Menorca» Mahón, 1920.
«La Conferencia y el Tratado marítimo-naval de Londres» Madrid, 1930.
«Desde el punto de vista español» Madrid, 1931.
También escribió en la revista «Menorca» desde su fundación, sobre temas más locales.
Bibliografía:
Busquets, Camil. Campanera, Albert. Coello Lillo, J. Luis.: Los Portaaviones Españoles. Agualarga. Madrid 1994.
Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1968. Compilada por don José María Martínez-Hidalgo.
Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. Suplemento 1936-1939 Primera parte. 1944, páginas 379 y 380.
Guerrero Flores, Francisco A. O’Donnell Torroba, César. Rodríguez Sosa, Vicente.: Proa al Cielo. Imágenes de la aviación naval española desde 1917. Agualarga. Madrid 2004.
Riera y Alemany, José.: Algo sobre nuestra Marina Militar. Memoria premiada con el primer accésit en el « Certamen Naval de Almería » Tipo-Litografía de Amengual y Muntaner. Palma de Mallorca 1900. Sus beneficios son cedidos a los huérfanos del Asilo Naval de Barcelona.
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