Vuelta al mundo de una escuadra 1795-1803
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Vuelta al mundo de una escuadra 1795-1803
En marzo de 1795 se le otorgó a don Francisco Riquelme el mando de la fragata Santa Lucía, entrando en la bahía de Cádiz para abastecerse, pues tenía orden de continuar viaje a las islas Filipinas, (esto cada vez que lo escribimos, casi nos suena a broma, dado que con poco más de seis palabras se resume un viaje de cuatro meses, con todos los peligros de una larga navegación y atravesando casi tres océanos, más el cabo de Buena Esperanza ¡y parece tan normal!) zarpando en abril en conserva de la Santa María de la Cabeza y sin mayores problemas arribó a Manila, donde fondeó el 13 de agosto seguido, quedando a la espera de la llegada de la escuadra.
El 30 de noviembre de 1795 zarpa don Ignacio María de Álava y Sáenz de Navarrete, al mando de una escuadra compuesta por los navíos: Europa, San Pedro Apóstol y Montañés, más las fragatas Nuestra Señora del Pilar y Fama, de la bahía de Cádiz, visitando los puertos de Montevideo, arribando a puerto Soledad (islas Malvinas) el 26 de enero de 1796, zarpando con rumbo a doblar el cabo de Hornos, fondeando en el puerto de Concepción el 4 de marzo siguiente, de donde salió con rumbo a Valparaíso, de aquí dio la vela arribando al Callao permaneciendo hasta el 7 de octubre continuo, largando el trapo hasta arribar a la isla de Guam en las Marianas, saliendo con rumbo al estrecho de San Bernardino arribando a Manila capital de las Filipinas el 25 de diciembre seguido.
Los buques salían con distintas comisiones, en otras tantas se presentaron buques británicos a los que hubo que poner en fuga, pues no pensaban encontrarse con semejante escuadra española en aquellas aguas. Zarpando al completo el 21 de abril de 1797 con rumbo a San Blas en California, con la misión de dar resguardo al galeón de Acapulco, el 24 a la altura del paralelo de cabo Bojeador, se desató un terrible temporal que obligó a cada comandante a correrlo lo mejor que podía, pero la fragata María, de 34 cañones fue tragada por la mar en la noche-madrugada del 24 a 25 de abril ya que nada más se supo de ella, al parecer fue arrastrada al mar de la China, con toda su dotación y personas de transporte, en total sumaban trescientas veintidós, fue dada de baja "oficialmente" en la Real Armada el 17 de noviembre de 1800, ante esto se vio obligado su general a dar la orden de arribar a Manila, donde fondeó el 15 de mayo, mientras se reparaban los vasos se destinó a don Alonso de la Riva como comandante de una batería de artillería, preparándose así las defensas de las islas ante un posible ataque británico por haberse declarado la guerra.
En marzo de 1798 regresó a China por haber salido en persecución de una escuadra británica, no logrando dar con ella por ello viró de regreso, pasó a cruzar sobre las aguas del cabo Bolinao en la isla de Luzón, al regresar a Manila la fragata Pilar, don Manuel María de Clemente zarpó el 29 de agosto seguido con rumbo a San Blas de California, pasando posteriormente a Acapulco, de donde se hizo a la vela fondeando en la bahía de Manila el 16 de marzo de 1800, el 4 de abril de 1801 zarpó en busca del bajo del mismo cabo de Bolinao, permaneciendo hasta el 5 de enero de 1802, levaron anclas y dieron la vela con rumbo al paso de Antigue en Panay, de donde prosiguieron a Mangaren en Mindoro, levantados los planos regresando al apostadero de Manila.
En 1802 don Ignacio María de Álava se hizo al mar desde Manila con toda la escuadra, más dos fragatas francesas que se le unieron, para atacar a un convoy británico compuesto por diez buques de la India a quienes daban protección dos navíos y dos fragatas, con la intención de arribar a su país, pero a pesar de la pronta salida no los pudo encontrar siendo un pequeño fracaso. No así otros que si mantuvo posteriormente contra buques de la misma nación.
Riquelme con su fragata Santa Lucía fue comisionado a visitar distintos puertos de China y otro a Bengala, al cumplirlas regresó a Manila.
Don Manuel María de Clemente por Real orden del 5 de octubre de 1802 se le ascendió al grado de alférez de navío, otorgándole el 11 siguiente el mando del cañonero número 57, con la comisión de levantar los planos del estrecho de San Bernardino, al regresar con la comisión cumplida se le destinó como ayudante del Arsenal de Cavite, donde permaneció hasta el 27 de julio de 1804, siendo uno de los muchos que permaneció en las islas al salir la escuadra.
Don Ignacio María de Álava en Arroceros (extramuros de Manila), el 15 de noviembre de 1802 publicó el «Reglamento adicional a la Ordenanza de Marina, para los navíos de las islas de Filipinas que con efectos de su comercio viajan a Nueva España.», regulando con él la salida del vulgarmente llamado Galeón de Acapulco, sus carenas y recorridas, nombramiento de comandante, oficiales, dotación de marinería y tropa, arqueo, locales para el almacenamiento de víveres y aguada.
Se le notificó la firma de la paz entre el Reino Unido por ello decidió regresar, se vio obligado a dejar el navío Europa por su mal estado, cambiando su insignia al Montañés, zarpando de Manila el 7 de enero de 1803 con rumbo a la península, en este viaje y hasta el 6 de febrero siguiente escribió una memoria detallada, el regreso se hizo por la ruta portuguesa, doblando el cabo de Buena Esperanza, completando así la vuelta al mundo arribando de nuevo a la bahía de Cádiz donde fondeó el 15 de mayo de 1803.
Bibliografía:
Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895-1903.
Guardia, Ricardo de la.: Notas para un Cronicón de la Marina Militar de España. Anales de trece siglos de historia de la marina. El Correo Gallego. 1914.
Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.
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