Oran y Alhucemas socorros 1687
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Orán y Alhucemas socorros 1687
Oficialmente don Francisco Grimau el 16 de mayo de 1687 entregó el mando de la nueva Patrona, el mismo año se sufrió un nuevo intento de tomar los norteafricanos distintos presidios españoles; por estar al mando de la escuadra de galeras el Duque de Veragua, acudió con ella a los socorros de Orán y Peñón de Alhucemas, en este último lugar se dio cuenta que había una fortaleza con artillería y era la causante de todo el mal de la posición española, decidido a destruirla desembarcó con doscientos de sus hombres, acometió a la posición, la tomó, cautivó a los que quedaron vivos e inutilizó las piezas de artillería. Sistema sencillo, pues se les sobrecargaba de pólvora, obturaba la boca y con mecha lenta se les hacía explosionar, lo que inevitablemente producía la destrucción de la pieza.
Al terminar en esta zona quedo unida su galera a las del mando del cuatralbo Marqués de Alconcher, acudiendo primero a Melilla y al mismo tiempo al Peñón de Alhucemas, por estar también atacado. Los moros levantaron una fortaleza frente a la de San Agustín, siendo necesario destruir la enemiga para salvar la española, para ello el marqués eligió a Grimau y su buque, era el 10 de junio de 1687, éste decidió bombardearla desde lejos, conforme iban sufriendo destrozos se producía la bajada de respuesta de los moros, esto indicó que el enemigo ya estaba "blando", decidiendo pasar al ataque antes de que se recuperara, acercándose hasta casi embarrancar la galera en la playa, siendo el primero en tocar tierra seguido de los doscientos hombres que transportaba, atacó con tanta fuerza que en pocos minutos y a pesar de los refuerzos recién llegados al enemigo fue tomada la fortaleza, después de haber estado casi diez horas bombardeando la posición.
Desalojada de todo la fortaleza fue destruida, volviendo a embarcar con sus heridos regresando a la división de galeras. Al ser conocedor el Rey de lo acontecido, le concedió en gratitud una renta anual de doscientos escudos, aparte de los que ya cobraba de las gracias anteriores. El cuatralbo Marqués de Alconcher volvió a con sus galeras a Melilla, siendo de nuevo destinado Grimau con su galera a batir otros fuertes que era necesario destruir para facilitar el acceso de los socorros a la plaza, demostrando de nuevo su valor y acertadas disposiciones, pues en poco tiempo los destruyó, contribuyendo de manera muy firme a la salvación de la plaza.
Bibliografía:
Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895-1903.
Guardia, Ricardo de la.: Notas para un Cronicón de la Marina Militar de España. Anales de trece siglos de historia de la marina. El Correo Gallego. 1914.
Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.
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