Hermione (1752)

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Construida en el arsenal de La Carraca, Cádiz, en 1752. Artillada con 24 ó 26 cañones. Se ordenó su puesta en quilla el 2 de mayo de 1752 según el sistema de construcción de Jorge Juan, bajo la advocación de Santa Mónica. Botada el 24 de noviembre de 1753. Gemela de la fragata Victoria.

El 14 defebrero de 1754 zarpa de Cádiz al mando del capitán de fragata don Luis Vicente de Velasco con las fragatas Águila y Venus, que tenían por comisión dar escolta al navío Santa Ana, de la Compañía Guipuzcoana de Caracas, y a la fragata Concepción. Estos dos buques mercantes llevaban a bordo a varios comisionados españoles para tratar con los portugueses el Tratado de Límites firmado en 1750. Mientras las tres fragatas regresan a Cádiz, los dos mercantes llegan a Cumaná el 7 de abril.

En febrero de 1755 zarpa de Cádiz para llevar azogues a Veracruz con las fragatas Victoria y Flecha mandadas por don Luis de Córdoba, convoyando a la fragata mercante Purísima Concepción. Regresa a Cádiz en febrero de 1756 con la fragata Águila procedentes de Veracruz y la Habana. Salió de nuevo con azogues rumbo a Veracruz en 1756. Al mando de donJuan de Zabaleta zarpa de Cádiz en 1760 rumbo a El Callao con artillería, municiones y pertrechos. Realizó viaje de Concepción a Valparaíso y más tarde entró en El Callao a finales de 1761.

En 1762 se encontraba en el puerto de Callao preparada para zarpar hacia Cádiz al mando del teniente de navío don Juan de Zabaleta. Se hizo a la vela el 6 de enero. Sin noticias sobre la entrada de España en la guerra, puesto que Gran Bretaña declaró la guerra el 4 de enero de 1762, se encontraba el 31 de mayo de 1762 a la altura del cabo de San Vicente cuando los buques de guerra británicos Active y Favorite salieron a su encuentro y la invitaron a rendirse. La fragata Active, era de 28 cañones y estaba almando del capitán Herbert Sawyer, y la Favorite era un bergantín de 18 cañones al mando de Philemon Pownall.

El desconcierto entre la oficialidad española fue grande, no sabiendo que hacer, demorando la orden de zafarrancho de combate. A las diez de la mañana sólo se había tomado la decisión de dejar libres algunos camarotes de oficiales y pasajeros para dejar sitio a la tropa. Faltaban tacos y mechas y el camino de la santabárbara a la batería estaban lleno de estorbos. A la una de la tarde, las dos naves británicas viraron sobre sí mismas y se volvían sobre la española. El teniente de navío don Francisco Javier Morales de los Ríos, encargado de la artillería, advirtió a las tres de la tarde al comandante que debía ordenar zafarrancho de combate, siendo la respuesta de Zabaleta bastante rocambolesca, al decir que era conveniente hacerlo después de cenar, cuando ya se hubiesen retirado los pertrechos de los pasajeros.

A las cinco de la tarde insistió el teniente Morales, que no entendía a qué se estaba esperando, a lo que el comandante Zabaleta contestó de nuevo que se haría después de cenar. Cuando se dispuso a entrar en combate, una de las fragatas enemigas se colocó por la aleta de sotavento, con lo que la batería española se quedó sin blanco al que disparar. La fragata española sólo pudo hacer dos descargas completas, mientras el teniente Zabaleta ordenaba forzar la vela para escapar. El entendimiento entre los oficiales españoles fue nulo. En un momento determinado la bandera española fue arriada, mientras el teniente Morales estaba preparado para hacer fuego. Al poco, oyó la orden de no hacerlo y, ante su incredulidad, se dirigió al alcázar para conocer cuales eran las órdenes reales del capitán. Le dijo que los británicos le habían indicado que abrieron fuego al confundirlos con una fragata francesa. Arriaron sus botes y se dirigieron a la fragata española. El teniente de navío Zabaleta se rindió sin el acuerdo del resto de los oficiales.

        Los británicos no se podían imaginar lo que se iban a encontrar a bordo de la fragata. El valor del oro y la plata era de dos millones seiscientos mil pesos y el de las mercancías era de unos cinco millones. En libras hacían un total de alrededor de medio millón, 519.705 ó 545.000 según las fuentes, que se desembarcó en Portsmouth y se llevó escoltado a Londres en veinte vagones decorados con los colores de la bandera británica sobre la española. 
          El botín fue repartido de la siguiente manera: el almirante y comodoro del escuadrón recibieron 64.964 libras, 251.010 para la dotación de la fragata Active (capitán: 65.053libras, tres oficiales: 13.004 libras cada uno, ocho oficiales graduados: 4.336 libras cada uno, veinte suboficiales: 1.806 libras cada uno, 158 marineros y soldados: 485 libras cada uno) y 203.018 para la Favorite (capitán: 64.872 libras, dos oficiales: 12.974 libras, siete oficiales graduados: 4.324 libras, dieciséis suboficiales: 1.802 libras y 110 marineros y soldados: 482 libras). 
         El teniente Zabaleta fue juzgado y condenado a muerte en Consejo de Guerra con cinco votos de los nueve del consejo, celebrado a bordo del navío Guerrero en el puerto de Cádiz, aunque luego se le indultó, se le expulsó de la Armada y acabó en presidio por diez años. Fue el Rey el que intervino en su defensa al afirmar en julio de 1763 que la pena de muerte no se ajustaba a las ordenanzas por no estar armada en guerra la fragata Hermione. 
         Sus paisanos vizcaínos solicitaron su perdón a Carlos III y ofrecieron costear la construcción de una fragata igual a la perdida, pero el rey no aceptó. El teniente de navío Morales de los Ríos fue suspendido por dos años, durante los cuales sirvió en los jabeques como aventurero, y el alférez de navío don Lucas Gálves fue suspendido por un año. En este caso, los oficiales británicos se comportaron correctamente con los oficiales y pasajeros, al respetar los caudales de estos últimos, algo excepcional en la historia naval británica.


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