Fernandez de las Penas y de Araoz, Jose Biografia

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José Fernández de las Peñas y de Araoz Biografía

Teniente general de la Real Armada Española.


Orígenes:

Vino al mundo en la ciudad de Sevilla a lo largo del año de 1778, siendo sus padres, don Francisco Fernández de las Peñas Ramírez de Guzmán y de su esposa, doña María de la Esperanza de Araoz, ambos naturales de la misma ciudad.

Hoja de Servicios

Sentó plaza de Guardiamarina en la Compañía del Departamento de Cádiz, el día 17 de marzo del año de 1791. Expediente. N.º 1.938.

Al año siguiente, por sus buenas calificaciones en la Compañía, se le destinó para hacer las prácticas de mar, recibiendo la orden con fecha del día 24 de julio del año de 1792 de embarcarse en la fragata Asunción, con la que realizó un viaje cargado de tropas al puerto de los Alfaques, a su regresó realizó otro viaje a Cartagena para llevar caudales, regresando a la bahía de Cádiz el día 6 de febrero del año de 1793, encontrándose con la Real orden de haber sido ascendido a alférez de fragata el día 26 de enero próximo pasado, pasando de ayudante del Arsenal de la Carraca.

El día 22 de mayo del año de 1794, se le ordenó embarcar en la fragata Lucía, realizando un tornaviaje en comisión secreta a Montevideo, arribando de nuevo a la bahía de Cádiz cargado con el situado, regresando a ocupar su puesto en la ayudantía.

Permaneció en su puesto hasta el día 11 de enero del año de 1795, en que se le ordenó embarcar en el navío Santa Ana, pero el día 26 de marzo se le ordenó trasbordar a la corbeta Atrevida, que se encontraba con base en el puerto de Barcelona, cubriendo el servicio de buque correo entre ésta capital y las costas de Nápoles y Sicilia, estando en este servicio hasta el día 27 de agosto del año de 1796, por haber recibido la Real orden de esta misma fecha, con la notificación de su ascenso al grado de alférez de navío.

En ella se le daba la orden de trasbordar al navío Firme, pero el día 10 de septiembre por otra orden trasbordó al San Carlos, que pertenecía a escuadra del general don Juan de Lángara, con la que participó en toda la campaña que ésta llevó a término en el Mediterráneo, al arribar al puerto de Cartagena el día 27 de diciembre siguiente, se le ordenó trasbordar al navío San Juan Nepomuceno, perteneciente a la escuadra del general don José de Córdova, que en su campaña realizó el apresamiento de una fragata británica, de la cual se le dio el mando para que la marinara hasta la bahía de Cádiz, arribando el día 8 de febrero del año de 1797.

Por serle entregada esta comisión, le privó de participar en el combate contra le escuadra británica de tan funesto recuerdo del mando del almirante Jervis, conocido por el nombre del combate naval del cabo de San Vicente , teniendo lugar el día 14 de febrero siguiente y como consecuencia de él la bahía de Cádiz pasó a estar bloqueada por una escuadra al mando del contralmirante Nelson.

El día 17 de abril del año de 1797, estaba de oficial subordinado en el navío Asís. Por causa del mencionado bloqueo se utilizó el sistema de armar los botes de los buques con un cañón, dándole el mando del de su navío, con el que en unión de otros a las órdenes del general Mazarredo, permanecieron hostigando a la escuadra británica, aprovechando sobre todo la oscuridad y las calmas, lo que dio el resultado de la retirada de la escuadra bloqueadora.

El día 6 de noviembre se le ordenó a trasbordar al navío Soberano, con el que zarpó con el resto de la escuadra española al mando del general don José de Mazarredo el día 6 de febrero del año de 1798, en persecución de la británica, la cual fue obligada a romperlo por un fuerte temporal y aprovechó la ocasión de la dispersión enemiga el general español, pero los buques británicos algo más rápidos impidió que se les diera alcance, arribando de nuevo a la bahía de Cádiz el día 14 siguiente.

La escuadra hizo una segunda salida el día 6 de mayo del año de 1799, pero esta vez con rumbo a Cartagena donde se encontró con la francesa del almirante Bruix, ambas unidas regresaron a la bahía de Cádiz donde se reabastecieron, zarpando de nuevo rumbo al Arsenal francés de Brest, pero al hallarse sobre el cabo de San Vicente el navío Soberano comenzó a hacer mucha agua, comunicando el suceso su comandante al general, quien le dio la orden de regresar a Cádiz.

Como el buque pasó al Arsenal a carenar quedó desembarcado, recibiendo el día 1 de diciembre la orden de embarcar en la fragata Rufina, pero el día 22 de febrero del año de 1800 se le ordenó trasbordar a la Florentina y el día 12 de marzo a la Ifigenia, encontrándose en ella regresaron los británicos y de nuevo bloquearon a la escuadra en la misma bahía, recurriendo de nuevo a armar los botes, entregándole el mando del suyo que pasó a ser la cañonera nº 3, manteniendo en constante riesgo a los enemigos en cuantos combates participaron, viéndose imposibilitados de mantener el bloqueo, ya que estaban sufriendo daños sin ningún beneficio a cambio, decidieron los británicos abandonarlo dejando así libre de nuevo la navegación.

Recibió con fecha del día 29 de septiembre siguiente la orden de trasbordar a la fragata Medea, de la que recibió la orden de desembarcar y pasar destinado a los Batallones de Infantería de Marina, el día 4 de enero del año de 1801.

El día 1 de marzo siguiente se le ordenó trasbordar al bergantín Ligero, zarpando el día 20 del mismo mes con rumbo a Montevideo, para cumplir la misión de correo especial, pero encontrándose a la altura de la isla de Santa Cruz de Tenerife, el buque venía haciendo agua y no era aconsejable continuar, por lo que comunicado a la Real Hacienda, se les autorizó a realizar la comprar de una corbeta llamada Duque de Clarence para continuar la misión. Pero al arribar a la desembocadura del Río de la Plata, estaba de vigilancia el navío británico Jupiter y tras breve combate el día 29 de junio fue apresada la corbeta y toda su dotación, fueron trasladados a Maldonado, allí se les dio la libertad y por tierra se incorporaron al apostadero de Montevideo.

El día 1 de septiembre embarcó en la fragata Medea, trasbordando el día 17 de diciembre a la Magdalena, durante este tiempo permaneció al mando de los botes armados que vigilaban el Río de la Plata, se mantuvo en este servicio hasta recibir la orden de embarcar de transporte en el bergantín Palomo, con el que arribó a la bahía de Cádiz el día 4 de junio del año de 1802 y el día 26, recibió la orden de desembarcar por pasar destinado a los Batallones. Encontrándose en este servicio recibió la Real orden del día 5 de octubre siguiente, por la que se le ascendía al grado de teniente de fragata.

El día 19 de agosto del año de 1803, se le destinó a la guardia y custodia de los buques en estado de desarme, permaneciendo en este destino hasta que por Real orden del día 23 de junio del año de 1804, se le otorgó el mando de la balandra Pastora, unidad destinada a la guarda de la bahía de Cádiz, con la que realizó varias salidas y cruceros.

Se encontraba en su puesto cuando recibió la orden del día 11 de febrero del año de 1805, de embarcar en el navío Santa Ana, con el que participó en el desastroso combate naval de Trafalgar, el día 21 de octubre del año de 1805. Por los méritos contraídos en este combate y por la recomendación de sus jefes, recibió la Real orden del día 9 de noviembre del mismo año de 1805, con su ascenso por méritos de guerra al grado teniente de navío.

El día 13 de abril del año de 1806 se le otorgó el mando de la goleta Piedad, teniendo la misión de correo. Zarpó el día 1 de agosto con la correspondencia con rumbo a Cartagena de Indias, zarpando de este puerto con rumbo a la Habana el día 7 de noviembre, pero le sorprendió un huracán encontrándose a la altura de la desembocadura del río de Banes, que le hizo naufragar, pero eso sí, tuvo la responsabilidad de salvar toda la correspondencia y los pertrechos del buque.

Fueron socorridos y transportados al apostadero de la Habana, donde se le dio el mando del pailebote Centinela, zarpando el día 26 de febrero del año de 1807 transportando la correspondencia, arribando al puerto de Algeciras el día 31 de marzo siguiente.

Elevó petición de licencia que le fue concedida, pasando a Cádiz a solucionar problemas personales, presentándose de nuevo en el Departamento el día 15 de agosto siguiente, siendo nombrado ayudante de los Guardiamarinas, donde se encontraba al producirse la invasión de los ejércitos napoleónicos.

Participó muy activamente al mando de los Guardiamarinas, tomando parte de ellos a su cargo las baterías del Arsenal, con las que mantuvieron el combate contra la escuadra francesa (los restos de Trafalgar) al mando del almirante Rosilly, entre los días 9 y 14 de junio del año de 1808. Convirtiéndose así en la primera victoria de las armas españolas sobre los ejércitos imperiales.

Como resultado de esta victoria se obtuvo un botín de guerra muy cuantioso; prisioneros, tres mil seiscientos setenta y seis, 442 cañones de á 24 y á 36, mil seiscientos cincuenta y un quintales de pólvora, mil cuatrocientos veintinueve fusiles, mil sesenta y nueve bayonetas, ochenta esmeriles, cincuenta carabinas, quinientas cinco pistolas, mil noventa y seis sables, cuatrocientos veinticinco chuzos, ciento una mil quinientas sesenta y ocho balas de fusil, más toda la carga de munición de la artillería de los buques y sobre todo, fueron los víveres los que calmaron al menos el hambre de los españoles.

El día 23 del mismo mes se le ordenó embarcar en la fragata Cornelia, pero por otra orden del día 27 de agosto quedó desembarcado.

Por Real orden del día 23 de enero del año de 1809, se le otorgó el mando de la balandra Pitt, con el que zarpó el día 15 de marzo siguiente en misión de correo oficial y público, con rumbo y escalas en Puerto Rico, la Habana y Veracruz, una vez desembarcada la que llevaba y recogida la que se encontraba en estos puertos, zarpó de éste último con rumbo a la Península, arribando a la bahía de Cádiz el día 7 de septiembre.

El día 17 de octubre zarpó otra vez de la bahía, en misión de protección del tráfico marítimo, permaneciendo en ella hasta el día 10 de noviembre, tomándose un descanso la dotación y el buque. Zarpó de nuevo el día 12 de enero del año de 1810 en misión de correo, tocando primero en las islas Canarias, después con rumbo a Cumaná y por última Cartagena de Indias, arribando de regreso a la bahía de Cádiz el día 7 de julio del mismo año.

El día 12 siguiente se le otorgó el mando de la urca Brújula, pasando a las fuerzas del Departamento de Cartagena, donde permaneció transportando fuerzas, víveres y pertrechos de guerra a diferentes puntos de la costa del Mediterráneo, ayudando así a mantener a las fuerzas del ejército en sus posiciones. En una de sus arribadas a Cartagena se le entregó la Real orden del día 24 de mayo del año de 1811, por la que se le comunicaba su ascenso al grado de capitán de fragata, continuando en el servicio hasta que unos meses después se le ordenó trasladarse a Cádiz, por lo que cedió el mando del buque embarcando de transporte en el bergantín Descubridor, arribando a la bahía el día 17 de enero del año de 1812.

El día 18 siguiente se le destinó a la Mayoría General de la escuadra, pero el día 1 de abril se le destinó a las fuerzas sutiles con base en la Aguada, donde permaneció hasta que los ejércitos imperiales fueron desalojados de Andalucía, siendo destinado a la ciudad de Sevilla donde se le otorgó el mando de las fuerzas navales del río Guadalquivir, pero por otra orden, regresó con sus fuerzas a la bahía de Cádiz arribando el día 21 de junio del año de 1813.

Terminada la guerra, por Real orden del día 10 de febrero del año de 1815, se le nombró Mayor General del Apostadero de la Habana; zarpando de transporte el día 30 de diciembre en la fragata particular Magdalena, pero al mismo tiempo fue nombrado Secretario de la Comandancia General, puesto en el que permaneció hasta el día 10 de junio del año de 1820, quedando agregado a la escuadra de la isla.

En ella permaneció hasta el día 1 de febrero del año de 1823, zarpando el día 11 siguiente en la corbeta Diana de transporte con rumbo a la Península, arribando a la bahía de Cádiz el día 21 de marzo. A su desembarcó se le ordenó trasladarse a la ciudad de Sevilla, por haberlo escogido el Capitán General de la Armada don Juan María de Villavicencio, como ayudante personal. Permaneció un tiempo en la ciudad y posteriormente se desplazaron al Puerto de Santa María, al terminar la invasión de los «Cien mil hijos de San Luís», llegaron a Cádiz, donde se planificó la reorganización del propio Departamento, pero muy pronto fue llamado a la Villa y Corte el Capitán General para establecer en ella a la máxima autoridad de la Real Armada.

Por Real orden del día 29 de noviembre del año de 1823, se le ascendió como graduado al grado de capitán de navío, permaneciendo en su puesto de ayudante del Capitán General, por otra Real orden con fecha del día 14 de julio del año de 1825, se le confirmó la propiedad y antigüedad en el grado, permaneciendo en el cargo, hasta el día 15 de junio del año de 1826, por ser destinado como Mayor General del Apostadero de Ferrol, ya en posesión de su cargo, se le ordenó pasar una inspección a las brigadas del Apostadero(1) y reorganizarlas.

Permaneció en el destino hasta recibir la Real orden del día 15 de febrero del año de 1829, por la que se le otorgaba el mando del navío Héroe, que en esos momentos aún se encontraba en repaso de carena y armamento, siéndole entregado el día 14 de noviembre, comenzando a realizar salidas para la instrucción de la dotación, a la arribada de una de ellas, se le entregó la Real orden del día 6 de diciembre del año de 1829, por la que se le ascendía al grado de brigadier, continuó a su mando realizando cruceros a los que ahora se le habían añadido para recibir su instrucción los nuevos guardiamarinas.

El día 29 de enero del año de 1830, cargó de transporte a trescientos marineros y el mismo número de soldados, para zarpar con rumbo a la bahía de Cádiz, donde al arribar el día 4 de febrero comenzó el desembarco. Al poco tiempo recibió la orden de avituallarse por ser destinado el buque al Apostadero de la Habana, zarpando el día 27 de marzo con un pequeño convoy al que debía de dar escolta, realizando escala para desembarcar tropas en las isla Canarias, continuando viaje a la isla de Cuba donde arribó el día 20 de mayo siguiente.

Se quedó en la isla por petición de su Gobernador, para proteger el tráfico marítimo y transportando tropas de un punto a otro de la misma, hasta que recibió la orden del día 22 de junio del año de 1834, que le indicaba su regreso a la Península; se cargó el buque con artillería y zarpó de la Habana, con rumbo a Ferrol donde arribó el día 7 de junio, desembarcando de nuevo por pasar el buque a desarme, recibiendo a su vez la orden de trasladarse a la ciudad de Cádiz.

Llegó a la capital departamental y permaneció un tiempo sin destino, hasta que el Comandante General del Departamento lo nombró su ayudante para pasar revista al Arsenal, permaneciendo en este trabajo hasta estar convencido el Comandante de que nada se había quedado por verificar y controlar.

Por Real orden del día 27 de abril del año de 1839, se le comunica su ascenso al grado de jefe de escuadra. Dadas las penurias de la Real Armada en esa época, permaneció casi diez años con el mismo grado.

Por Real decreto del día 16 de febrero del año de 1842, se le nombró Vocal de la Junta del Almirantazgo, teniendo que trasladarse a la Villa y Corte a ocupar su puesto, donde pudo demostrar sus grandes dotes de organizador, permaneciendo en la institución hasta que una vez más el Almirantazgo fue disuelto.

Como compensación, por Real orden del día 22 de mayo del año de 1844, se le nombró Comandante General del Departamento de Cartagena. En éste se acababa de pasar una insurrección, a causa de ella su anterior Comandante el general don Alonso de la Riva, viendo manchado su honor al no poderla controlar optó por suicidarse. Todo esto le presentaba un mal augurio a todo, pero dado su temple fue organizando reuniones entre los disidentes, que por la acción de la justicia muchos habían ido a la pena de muerte y otros permanecían en prisión, razón por la que media ciudad estaba en contra de la otra y la situación no era muy delicada, pero al ir conociendo los datos en las reuniones, fue poniendo paz entre unos y otros, consiguiendo al final que el Arsenal comenzara balbuceante, pero comenzará y el trabajo se encargo de ir redimiendo a unos, y otros terminando por funcionar a la perfección.

Esto le supuso un gran esfuerzo de todo tipo, lo que al poco tiempo se tradujo en varios achaques, que le llevaron a elevar petición de retiro y su consiguiente dimisión del cargo, por no encontrase con la capacidad suficiente para ocupar con dignidad su puesto; la cual le fue concedida por el Gobierno, pasando a su casa materna en la ciudad de Sevilla a tratar de recuperarse.

Por Real orden del día 1 de julio del año de 1854, se le ascendió al grado de teniente general en atención a sus largos y buenos servicios prestados, pero exento de cualquier actividad o puesto dada su avanzada edad y su precario estado de salud.

Continuó en su casa de la ciudad de Sevilla, donde le sobrevino el óbito el día 27 de septiembre del año de 1862. Contaba ya con ochenta y cuatro años de edad, de los que sesenta y nueve, estuvo de servicio en la Real Armada.

Estaba en posesión de varias condecoraciones entre otras: la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo y la Encomienda de la Real y Muy Distinguida Orden de Carlos III.

(1) No hay error al llamarlo Apostadero, ya que en esa época dado los pocos medios de la Real Armada y a su vez para economizar los Departamentos pasaron a ser denominados Apostaderos, a excepción del de Cádiz, que era el único Arsenal, con ello estaban al mando o bien un brigadier o un jefe de escuadra, en vez de un teniente general como era, si fueran Arsenales.

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga 1957. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. Tomo 23, 1924. Página 790.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.

Guardia, Ricardo de la.: Notas para un Cronicón de la Marina Militar de España. Anales de trece siglos de historia de la marina. El Correo Gallego. 1914.

Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.

Válgoma, Dalmiro de la. y Finestrat, Barón de.: Real Compañía de Guardia Marinas y Colegio Naval. Catálogo de pruebas de Caballeros aspirantes. Instituto Histórico de Marina. Madrid, 1944 a 1956. 7 Tomos.

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