Baralt y Torres, Jose Biografia

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Zarpó la escuadra el 13 de noviembre de 1776 con rumbo a aquellas aguas y costas, al arribar desembarcó el ejército en diferentes puntos, después de unos combates se recuperaron la isla de Santa Catalina y Sacramento, lo que obligó a los portugueses por mediación de los sempiternos británicos a llegar a un acuerdo.
Zarpó la escuadra el 13 de noviembre de 1776 con rumbo a aquellas aguas y costas, al arribar desembarcó el ejército en diferentes puntos, después de unos combates se recuperaron la isla de Santa Catalina y Sacramento, lo que obligó a los portugueses por mediación de los sempiternos británicos a llegar a un acuerdo.
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Se acordó que las dos comisiones se desplazaran a Madrid, donde se firmó el Tratado de Paz de El Pardo en 1778 y desde aquí, viajando por tierra a Cádiz, desde donde zarpó la comisión de científicos a fijar las líneas de demarcación de las posesiones respectivas de ambos países en aquellos territorios, que posteriormente fue ratificado por los plenipotenciarios de los dos estados.
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Se acordó que las dos comisiones se desplazaran a Madrid, donde se firmó el '''Tratado de Paz de El Pardo en 1778''' y desde aquí, viajando por tierra a Cádiz, desde donde zarpó la comisión de científicos a fijar las líneas de demarcación de las posesiones respectivas de ambos países en aquellos territorios, que posteriormente fue ratificado por los plenipotenciarios de los dos estados.
Al concluir todo este trabajo de campo y ratificado el Tratado, se dio orden de regreso a la expedición, la cual arribó a la Península en noviembre de 1779.
Al concluir todo este trabajo de campo y ratificado el Tratado, se dio orden de regreso a la expedición, la cual arribó a la Península en noviembre de 1779.
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Pero Baralt ya libre de contrato navegó hasta la Habana, donde cargó mercancías para la Península, en el trayecto fue divisado por una fragata de guerra británica, que lo capturó siendo llevado a la isla, donde gestionó el precio de su rescate junto a su dotación y buque, el cual pagó y regresó a su población.
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Pero '''Baralt''' ya libre de contrato navegó hasta la Habana, donde cargó mercancías para la Península, en el trayecto fue divisado por una fragata de guerra británica, que lo capturó siendo llevado a la isla, donde gestionó el precio de su rescate junto a su dotación y buque, el cual pagó y regresó a su población.
Ya con esta mala experiencia se negó a seguir en la mar, así que vendió su buque y se retiró, pero no pudo quedarse quieto ya que la mar era su vida, por lo que fundó en la población una Escuela de Náutica, la cual fue visitada en una ocasión por el Rey don Carlos IV y viendo el buen trabajo que se realizaba, le entregó el título de Real Escuela Náutica y a él le otorgó el grado de teniente de navío en reconocimiento a su labor desinteresada.
Ya con esta mala experiencia se negó a seguir en la mar, así que vendió su buque y se retiró, pero no pudo quedarse quieto ya que la mar era su vida, por lo que fundó en la población una Escuela de Náutica, la cual fue visitada en una ocasión por el Rey don Carlos IV y viendo el buen trabajo que se realizaba, le entregó el título de Real Escuela Náutica y a él le otorgó el grado de teniente de navío en reconocimiento a su labor desinteresada.

Revisión de 12:15 19 jun 2021


Biografía de don José Baralt y Torres



Teniente de navío de la Real Armada Española.

Orígenes

Vino al mundo en la ciudad de Arenys de Mar, actual provincia de Barcelona, a lo largo de 1740

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Su afición por la mar, le llevó a embarcarse muy joven en los buques mercantes de sus población, en la que andando el tiempo y solo con veintidós años, en el año de 1762 ya tenía el mando de una fragata mercante, con la que realizó varios viajes a las Antillas y Tierra Firme, siempre transportando mercancías de su tierra, adquiriendo una gran formación marinera.

Cuando no tenía trabajo de transporte, se empleaba en el corso contra las regencias norteafricanas, contribuyendo así a mejorar la tranquilidad de las aguas del Mediterráneo y ganar algún dinero con los apresamientos, pues el buque ya era de su propiedad y no podía estar parado.

Se formó la expedición compuesta por seis navíos, seis fragatas, un chambequín, tres paquebotes, una urca, un bergantín, dos bombardas, una saetía y dos brulotes, más una flota para transportar al ejército de nueve mil hombres, uno de cuyos buques era el del mando de Baralt, ya que las contratas tenían su riesgo, pero también sus beneficios.

La escuadra al completo estaba al mando del general marqués de Casa Tilly y el ejército a desembarcar a las órdenes del general Ceballos, con la misión de recuperar las tierras ocupadas por el vecino país de Portugal en tierras del Brasil, por haber ocupado territorios pertenecientes a la corona de España.

Zarpó la escuadra el 13 de noviembre de 1776 con rumbo a aquellas aguas y costas, al arribar desembarcó el ejército en diferentes puntos, después de unos combates se recuperaron la isla de Santa Catalina y Sacramento, lo que obligó a los portugueses por mediación de los sempiternos británicos a llegar a un acuerdo.

Se acordó que las dos comisiones se desplazaran a Madrid, donde se firmó el Tratado de Paz de El Pardo en 1778 y desde aquí, viajando por tierra a Cádiz, desde donde zarpó la comisión de científicos a fijar las líneas de demarcación de las posesiones respectivas de ambos países en aquellos territorios, que posteriormente fue ratificado por los plenipotenciarios de los dos estados.

Al concluir todo este trabajo de campo y ratificado el Tratado, se dio orden de regreso a la expedición, la cual arribó a la Península en noviembre de 1779.

Pero Baralt ya libre de contrato navegó hasta la Habana, donde cargó mercancías para la Península, en el trayecto fue divisado por una fragata de guerra británica, que lo capturó siendo llevado a la isla, donde gestionó el precio de su rescate junto a su dotación y buque, el cual pagó y regresó a su población.

Ya con esta mala experiencia se negó a seguir en la mar, así que vendió su buque y se retiró, pero no pudo quedarse quieto ya que la mar era su vida, por lo que fundó en la población una Escuela de Náutica, la cual fue visitada en una ocasión por el Rey don Carlos IV y viendo el buen trabajo que se realizaba, le entregó el título de Real Escuela Náutica y a él le otorgó el grado de teniente de navío en reconocimiento a su labor desinteresada.

Pasado un tiempo, ya en 1806 se le nombró ayudante militar de marina del Distrito, cargo que desempeño hasta su muerte.

Teniendo lugar el óbito a lo largo de 1829, ocurriendo en el mismo lugar que vino al mundo, Areyns de Mar, pero ochenta y ocho años antes.

Permaneció al frente de su Escuela Náutica cuarenta y nueve años, convirtiéndola en una de las mejores y mejor reconocidas Escuelas de Náutica de toda Europa.

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1968. Compilada por don José María Martínez-Hidalgo.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.

Marcet, Roger.: Historia de la Marina Catalana. Generalitat de Catalunya. Política Territorial y Obras Públicas. Con varias entidades de apoyo. Valencia, 2000.

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