Cano, Tome Biografia

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El Consejo aprobó su publicación en el año de 1609, por parecerle: '''«…no sólo útil y provechoso para el servicio de S. M., y bien general de los navegantes, pero necesario é importante por ser el primero que, reduciendo á cuenta y medida esta fábrica, ha salido á luz»'''
El Consejo aprobó su publicación en el año de 1609, por parecerle: '''«…no sólo útil y provechoso para el servicio de S. M., y bien general de los navegantes, pero necesario é importante por ser el primero que, reduciendo á cuenta y medida esta fábrica, ha salido á luz»'''
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Fueron también consultados los capitanes don Juan de Veas y don Lucas Guillén de Veas, que tenían el cargo de Maestros Mayores de las fábricas Reales de naos, quienes dictaron a su favor con estas líneas: '''« . . es la primera forma de fabricar reducida á reglas que hasta la fecha se ha inventado y la hallamos cierta y verdadera, y como de persona de tanta experiencia en el arte de la navegación »'''
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Fueron también consultados los capitanes don Juan de Veas y don Lucas Guillén de Veas, que tenían el cargo de Maestros Mayores de las fábricas Reales de naos, quienes dictaron a su favor con estas líneas: '''«…es la primera forma de fabricar reducida á reglas que hasta la fecha se ha inventado y la hallamos cierta y verdadera, y como de persona de tanta experiencia en el arte de la navegación.»'''
Como todo libro de la época debía pasar por la censura del Santo Oficio, al respecto figura el siguiente documento: '''«Fray Juan de Urrutia, Consultor del Santo Oficio y lector de Teología en este convento de San Francisco, de Sevilla, digo: Que por comisión del Sr. Provisor de esta Santa Iglesia de Sevilla, he visto este libro, compuesto por el capitan Tomé Cano, y en él no hay cosa que contradiga á nuestra Santa Fe Católica ni buenas costumbres de los fieles; ántes muestra su autor en él un ánimo muy piadoso y cristiano, y un gran talento y experiencia en su arte; y así se le podrá dar licencia para que lo imprima, por ser tan importante al acierto de toda navegación. Fecho en Sevilla, á 14 de julio de 1609.— Fr. Juan de Urrutia.»'''
Como todo libro de la época debía pasar por la censura del Santo Oficio, al respecto figura el siguiente documento: '''«Fray Juan de Urrutia, Consultor del Santo Oficio y lector de Teología en este convento de San Francisco, de Sevilla, digo: Que por comisión del Sr. Provisor de esta Santa Iglesia de Sevilla, he visto este libro, compuesto por el capitan Tomé Cano, y en él no hay cosa que contradiga á nuestra Santa Fe Católica ni buenas costumbres de los fieles; ántes muestra su autor en él un ánimo muy piadoso y cristiano, y un gran talento y experiencia en su arte; y así se le podrá dar licencia para que lo imprima, por ser tan importante al acierto de toda navegación. Fecho en Sevilla, á 14 de julio de 1609.— Fr. Juan de Urrutia.»'''

Revisión de 18:02 16 dic 2015


Biografía de don Tomé Cano



Capitán de Mar español entre los siglos XVI y XVII.
Científico y constructor naval.

Orígenes

Vino al mundo en la villa de Garachico en la isla de Santa Cruz de Tenerife, de las islas Afortunadas por el año de 1545.

Hoja de Servicios

Desde muy joven se hizo a la mar, por lo que comenzó a adquirir pronto grandes conocimientos náuticos. Lo que le llevó a presentarse al examen de piloto en la Casa de Contratación de la Carrera de Indias, siendo por el año de 1569 cuando consiguió el título.

A partir de aquí comenzó a navegar a las Indias, realizando muchos viajes de los cuales fue anotando y analizando datos, que le confirmaron al final como uno de los mejores pilotos de S. M.

En el año de 1586, el Rey ordenó la formación de una flota, a aparejar en los puertos de Cádiz y Sanlúcar con un total de quince naves, dando la cantidad por bajel de artillería de bronce y hierro que debía portar cada uno, en cuya relación dice: «La nao Capitana, de Miguel de Oquendo, 50 piezas de bronce; la nao Almiranta, La Gallega, 40 piezas de bronce; la nao de Rafael Boguin 18 piezas de hiero colado; la nao de Tomé Cano tiene 14 piezas, las 3 de bronce y las 11 de fierro colado; la nao de Nicolás de Rodas tiene 14 piezas, las 5 de bronce, dos de cuchara y tres de cámara, y las nueve de fierro colado; la nao de Gregorio Monte 16 piezas, las 6de bronce y las 10 de fierro colado; la nao de Martin de Victoria tiene 26 piezas, las 10 de bronce y las 16 de fierro; la nao de Juanes de Cizarde tiene 21 piezas, las 14 de bronce y las 7 de fierro; la nao de Andres Felipe tiene 23 piezas, las 14 de bronce y las 9 de fierro colado; la nao de Bernardo de Paz tiene 13 piezas, las tres de bronce y 10 de fierro colado; la de Pedro de Retana tiene 16 piezas, las 5 de bronce y las 11 de fierro colado.; la nao de Aparicio de Arteaga tiene 21 piezas, las 8 de brionce y las 13 de fierro colado; la nao de Pedro Fernandez de Soto tiene 25 piezas, las 7 de bronce y las 18 de fierro colado y la nao de Pedro de Merás tiene 22 piezas, las 6 de bronce y las 16 de fierro»

La misma Casa de Contratación le estuvo pidiendo siempre informes y datos, para contrastar con los que se recibían de otros pilotos, alcanzando así gran fama de náutico.

Permaneció embarcado en buques ajenos y propios por espacio de cincuenta y cuatro años, tan gran experiencia le llevó a ser nombrado Diputado de la Universidad de Mareantes de la ciudad de Sevilla.

En el año de 1608, preocupado por la poca apreciación de los trabajos de pilotos, marineros, carpinteros y calafates, elevó al Rey petición de Gracias Reales, así como privilegios para tan esforzados trabajadores de la mar.

Fue elegido también para formar parte de las Juntas Periciales de este lugar. Se dio cuenta que las comunicaciones con Ultramar no eran lo suficientemente fluidas, para ello elevó petición que fue aprobada por la Junta, para mejorar éstas destinando a varios de sus buques que en solitario cubrían la misión de correos, así las noticias de ambas partes llegaban más regularmente.

Entre sus obras figura una muy importante con el título:

«Arte de fabricar, fortificar y aparejar naos de guerra y merchantes; con las reglas de arquearlas, reducido á toda cuenta y medida, y en grande utilidad de la navegación, compuesto por Tomhé Cano, capitán ordinario por el rey nuestro señor y su consejo de guerra; natural de las islas Canarias, y vecino de Sevilla»

Siendo dirigida a don Diego Brochero de la Paz y Anaya, pues era el mejor marino de la época y el más influyente cerca del Rey. Publicada en el año de 1611 en la ciudad de Sevilla, en 4º.

La escribió en forma de comentarios entre tres marinos de diferentes edades y conocimientos, llamados Tomé, Gaspar y Leonardo.

En su página 44 figura una queja, que casi es más una anécdota pues escribe: «Y que esto sea verdad no nos lo negarán los que agora 25 años conocieron y vieron en España más de mil naos de alto bordo, de particulares de ella: que en solo Vizcaya había mas de 200 naos, que navegaban á Terranova por ballena y bacalao, y también a Flándes con lanas. Y agora no hay ni una. En Galicia, Asturias y Montañas habia más de 200 pataches que navegaban á Flándes, Francia, Inglatera y Andalucía, traginando en sus tratos y mercadurías; y agora no parece ninguno. En Portugal siempre hubo más de 400 naos de alto bordo, y mas de 1500 carabelas y carabelones: entre las cuales velas pudo el rey don Sebastian sacar y juntar, sin valerse de las otras partes, para la infeliz jornada que hizo al África 830 velas, quedando proveidas sus navegaciones de la India, San-Tomó, Brasil, Cabo-verde, Terranova y otras diversas partes, no hallándose agora apenas una sola nao de particulares en todo aquel reino sino algunas caravelas de poca consideración. En el Andalucía teniamos más de 400 naos, que mas de las 200 navegaban á la Nueva-España y Tierra firme, Honduras é islas de Barlovento, donde en una flota iban 60 y 70 naos, y las otras 200 navegaban por Canarias á las mesmas Indias, á sus islas, y otras navegaciones cargadas de vinos y mercandurias. . .E ya (cosa cierto dignísima de grave sentimiento), todo se ha apurado y acabado, como si de propósito se hubieran puesto a ello.»

Concluyendo su disertación, que España estaba en constante riesgo por la falta de buques, lo que era aprovechado por los piratas de todas las naciones para intentar apoderarse de los bienes de la Hacienda del Rey, dando fin a su prólogo diciendo: «…á que aniquilamiento llegó la marina de guerra en el reinado de Carlos II, que pasaba por proverbio ‹ la armada de España, dos navíos y una tartana › pues estaba en efecto reducida á Capitana, Almiranta y un galeón» Así se la encontró el nuevo monarca don Felipe V.

El Consejo aprobó su publicación en el año de 1609, por parecerle: «…no sólo útil y provechoso para el servicio de S. M., y bien general de los navegantes, pero necesario é importante por ser el primero que, reduciendo á cuenta y medida esta fábrica, ha salido á luz»

Fueron también consultados los capitanes don Juan de Veas y don Lucas Guillén de Veas, que tenían el cargo de Maestros Mayores de las fábricas Reales de naos, quienes dictaron a su favor con estas líneas: «…es la primera forma de fabricar reducida á reglas que hasta la fecha se ha inventado y la hallamos cierta y verdadera, y como de persona de tanta experiencia en el arte de la navegación.»

Como todo libro de la época debía pasar por la censura del Santo Oficio, al respecto figura el siguiente documento: «Fray Juan de Urrutia, Consultor del Santo Oficio y lector de Teología en este convento de San Francisco, de Sevilla, digo: Que por comisión del Sr. Provisor de esta Santa Iglesia de Sevilla, he visto este libro, compuesto por el capitan Tomé Cano, y en él no hay cosa que contradiga á nuestra Santa Fe Católica ni buenas costumbres de los fieles; ántes muestra su autor en él un ánimo muy piadoso y cristiano, y un gran talento y experiencia en su arte; y así se le podrá dar licencia para que lo imprima, por ser tan importante al acierto de toda navegación. Fecho en Sevilla, á 14 de julio de 1609.— Fr. Juan de Urrutia.»

Lo curioso de esto, es que a pesar de estar ya publicado y como se ve con el beneplácito máximo de todos los grandes responsables en esta ciencia, Cano construyó varios de sus bajeles ateniéndose a ellas para realizar sus viajes a Ultramar, dándose el caso que la Casa de Contratación los desautorizó por no reunir las condiciones que se requerían para esa navegación. (Tenga a bien el lector sacar sus conclusiones)

Escribió también un libro con el título: «Parecer sobre el viaje que los Nodales iban á hacer á los estrechos de Magallanes y Le-Maire» El original no tiene fecha y estaba en Sevilla, pero hay copia en el Depósito Hidrográfico, siendo su tomo número 20 de Manuscritos.

Falleció en la ciudad de Sevilla en fecha posterior a 1618.

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1968. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. Tomo 10. 1911, página 166.

Fernández de Navarrete, Martín.: Biblioteca Marítima Española. Obra póstuma. Madrid. Imprenta de la Viuda de Calero. 1851.

Fernández Duro, Cesáreo.: Disquisiciones Náuticas. Facsímil. Madrid, 1996. 6 Tomos.

Ortíz de Zúñiga, Diego.: Anales Eclesiásticos y Seculares de la Muy Noble y Muy Leal ciudad de Sevilla. Guadalquivir S.L. 1988. Edición Facsímil de la Imprenta Real, Madrid, 1795.

Viera y Clavijo, Joseph.: Noticias de la Historia General de las islas de Canarias. Goya Ediciones. Santa Cruz de Tenerife, 1982. Edición facsímil de la publicada en Madrid en 1776.

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