Colmenares y de Iturralde, Jose Ignacio de Biografia
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José Ignacio de Colmenares y de Iturralde Biografía
Brigadier de la Real Armada Española.
Cartógrafo.
Hidrógrafo.
Orígenes
Vino al mundo en la población de Lequeitio, actual provincia de Vizcaya en 1761, siendo sus padres don José de Colmenares y Lastiri, y doña Ana María de Iturralde y de Ibaseta.
Hoja de Servicios
Sentó plaza de guardiamarina el 9 de diciembre de 1776 en la Compañía de Cádiz, siendo elegido para continuar sus estudios en la recién creada de Cartagena. Expediente N.º 1.527.
Al aprobar los exámenes teóricos se le ordenó embarcar en comisión de corso, al regreso de uno de sus cruceros se le comunicó su ascenso con fecha del 6 de julio de 1779 a alférez de fragata, al estallar la guerra en este mismo año contra el Reino Unido embarcó en la escuadra de don Luis de Córdova, participando en el bloqueo de Gibraltar, el bombardeo de la baterías flotantes el 13 de septiembre de 1782 y en el combate del cabo Espartel el 20 de octubre siguiente, contra la escuadra británica del almirante Howe, en el transcurso de este combate recibió una fuerte contusión en la cabeza, la cual le molestó el resto de su vida.
Por Real orden del 21 de diciembre de 1782 fue ascendido al grado de alférez de navío, embarcando en Ferrol en 1783 en el navío Arrogante, más tarde recibió la orden de trasbordar a la urca Amalia para ser transportado a la bahía de Cádiz, de donde zarpó transportando al regimiento de Burgos a Buenos Aires, regresando en 1785, fue comisionado de nuevo el buque cargado con proyectiles de cañón con destino a Cartagena, saliendo de aquí con rumbo a Tortosa donde embarcó pertrechos con destino a Ferrol, pero estando a la altura de Cádiz se vio forzado su comandante a entrar para desembarcarlo por enfermo.
Por Real orden del 7 de junio de 1788 fue ascendido al grado de teniente de fragata, en 1790 se le ordenó embarcar en la fragata Liebre, zarpando con rumbo al Callao permaneciendo en distintas comisiones en sus aguas hasta 1792, siendo comisionado a marinar a Valparaíso la fragata mercante Neker con bandera francesa, por practicar el contrabando de armas demostrándose la falta de buques guardacostas en el mar del Sur.
Encontrándose en el Callao le fue entregada la Real orden del 12 de abril de 1793 con su ascenso al grado de teniente de navío, siendo elegido por el virrey del Perú el Baylío Frey don Francisco Gil de Lemos su ayudante, fue comisionado para restablecer el orden en las minas de Santisteban de Yauricoechea, su buena forma activó los trabajos volviendo a la normalidad, de paso aprovechó para levantar los planos geométricos del Real asiento de Sancti-Espíritu de Yauricoechea y el ortográfico de sus socavones, siendo entregado al virrey marqués de Osorno, así como copia al Real Tribunal de Minas.
Fue destinado a las órdenes del brigadier don Tomás Ugarte quien le entregó el mando de una división de lanchas cañoneras, con ellas puso en fuga a la fragata británica Chauce, al bergantín americano Doly y más tarde en conserva con la división al mando del teniente de fragata don Ildefonso Fonseca, pusieron en fuga a la fragata Asía con pabellón de Estados Unidos.
Redactó las ordenanzas de matrícula en la comprensión desde las islas de Chiloé a la provincia de Veragua, al concluir se le entregó la Real orden del 25 de junio de 1801, siendo nombrado Inspector de todos los puertos de la zona anterior, con la orden de levantar los planos de ellos; estando en esta comisión se apercibió del contrabando de todo tipo que se introducía con los llamados buques balleneros británicos, lo puso en conocimiento del virrey señor marqués de Avilés, quedando autorizado a tomar las medidas que considerara oportunas, por ello apresó a los habitantes y pego fuego a sus establecimientos en las islas de Mocha, Santa María y Juan Fernández de afuera, siendo notificado al Príncipe de la Paz.
Desde 1805 a principios de 1808 al mando del bergantín Limeño, realizó todo tipo de transportes entre las costas de Perú y Panamá, al regresar de uno de ellos le fue entregada la Real orden del 23 de febrero de 1809 con su ascenso al grado de capitán de fragata, habiendo permanecido en su anterior grado diecisiete años, viéndose obligado a rehacer todos los planos, por haberse extraviado en la Comandancia, entregándoselos nuevos a don Joaquín de Molina comandante del apostadero del Callao; a esto añadir que para su trabajo se le había dado el mando de la corbeta Peruana, pero se hallaba en tan mal estado que el 1 de septiembre de 1809 pasó a desarme, confiriéndole la fragata de la Real Compañía de Filipinas San Fernando, para poder cumplir con alguna seguridad la comisión de transportar un millón de duros y doce mil quintales de cobre, con destino a Manila, zarpando el 9 de diciembre donde arribó, haciéndose a la vela con rumbo al Callao el 24 de septiembre de 1810, en su travesía tuvo que soportar dos tifones en el mar de China, retrasando su llegada al Callao hasta poder fondear el 12 de abril de 1811, lo que consiguió a pesar de estar enfermo de escorbuto, agravando con ellos sus enfermedades, por ello elevó petición de ser retirado del servicio, pasando a uno más tranquilo.
Sin recibir noticia desembarcó pasando dos años de convalecencia, pero no sabiendo en qué situación se encontraba al estar algo recuperado se presentó el 29 de abril de 1813 al virrey del Perú, quien lo destinó a las órdenes del comandante del ejército en Concepción de Chile, siendo hecho prisionero el 8 de julio siguiente, al ser atacada la fragata mercante Tomasa en la que iba de transporte con otros oficiales, a causa de haberse desatado la guerra civil y sus consecuencia, permaneció durante 1813 y 1814 en diferentes prisiones, durante el segundo año estuvo en capilla seis días, logrando convencer a sus aprehensores que no era un peligro por estar enfermo, al fin fue trasladado al Callao a bordo de la fragata británica Breton, al desembarcar se le entregó la Real orden del 17 de julio de 1813 con su destino de retirado a dispersos con el grado anterior.
Por Real orden del 22 de agosto de 1817 fue ascendido a capitán de navío graduado y retirado, al ser atacado el Callao por el almirante Cochrane, se le destinó a una de las baterías contribuyendo a impedir fuera tomado el puerto. (Por lo tanto nada de retirado.) Por ello poco después le fue entregada la Real orden del 5 de noviembre de 1819 pasando al grado anterior efectivo y vivo.
El 5 de abril de 1821 el virrey lo nombró vocal de la Junta de Pacificación, hasta enterarse el virrey que las intenciones del general San Martín no eran las mencionadas, si no ganar tiempo para levantar más zonas y reunir más fuerzas, por ello el virrey disolvió la Junta ordenando la salida del ejército al mando del brigadier don José de Caterac, quien con cuatro mil hombres se puso en camino al Valle de Jaupa el 25 de junio.
Al mismo tiempo el virrey abandonó Lima el 6 de julio, recibiendo la orden 'Colmenares de pasar al Callao para incorporarse a las fuerzas del gobernador, el general La Mar, la escasez de medios era patética, pues llegaban a faltar los víveres, traduciéndose en una epidemia de peste, faltos de todos los medios posibles de resistencia se firmó la rendición a las veinte horas del 19 de septiembre de 1821.
Al entrar los enemigos al menos respetaron las capitulaciones, por ello en calidad de prisionero embarcó en la corbeta Especulación con el comandante del apostadero don Antonio Vacaro, zarpando el 29 de noviembre siguiente con rumbo a la bahía de Cádiz, donde fondeó el 14 de marzo de 1822.
El 26 de abril seguido recibió la Real licencia para pasar a la Villa y Corte, donde estuvo demandando una fuerte expedición para recuperar los territorios perdidos, pues no eran tantos los enemigos y sí mucho más la falta total de medios de defensa por parte de los españoles, cansado de no recibir noticia alguna el 22 de marzo de 1823, salió en postas camino de Sevilla.
El 20 de septiembre siguiente recibió una nueva licencia para regresar a la Corte, donde fue nombrado secretario vocal de la Junta Consultiva de Generales para tratar de las posibles expediciones a aquellas tierras, en agradecimiento S. M., firmó el 21 de junio de 1824 una Real patente devolviéndolo a la Corporación con su grado de capitán de navío vivo y efectivo, quedando a las órdenes directas del Secretario de Estado y del Despacho Universal de Marina.
Por Real orden del 23 de septiembre siguiente se le envío a Ferrol para verificar la construcción de las fragatas Lealtad e Iberia, evitando con su presencia se relajara su terminación, por ser su destino el mar del Sur y su necesidad era apremiante, estando en ello llegó la noticia de la rendición y entrega total de aquellos territorios en 1825, como consecuencia de haber perdido los realista la batalla de Ayacucho, por ello ya no era necesario enviarlas, por ello fue cesado el 21 de mayo seguido, reconociéndole S. M., el celo puesto en su comisión.
En agradecimiento por sus desvelos el Rey firmó la Real orden del 14 de julio de 1825 con su ascenso al grado de brigadier y nombrado comandante de Marina de la provincia de Bilbao, donde permaneció hasta suceder el 28 de octubre de 1833 su fallecimiento, cuando contaba con setenta y dos años de edad.
Bibliografía:
Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.
Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.
Terrón Ponce. José L.: El Gran Ataque a Gibraltar de 1782 (Análisis militar, político y diplomático). Ministerio de Defensa. Madrid, 2000. Premio Ejército 1999.
Válgoma y Finestrat, Dalmiro de la. Barón de Válgoma.: Real Compañía de Guardia Marinas y Colegio Naval. Catálogo de pruebas de Caballeros aspirantes. Instituto Histórico de Marina. Madrid, 1944 a 1956. 7 Tomos.
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