Coron, Patras y Corinto VI-VIII 1532-1533
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Corón, Patrás y Corinto VI a VIII / 1532—1533
En el verano del año de 1532, pasó por el faro de Medina rumbo a Grecia ocupada por Solimán, una expedición formada por diecisiete galeras de España, al mando del condotiero don Juan Andrea Doria, a quien acompañaban, cuatro de Sicilia, tres de Nápoles, trece del Papa, cinco de Malta y dos de Monago, sumando cuarenta y cuatro, dando escolta a treinta y cinco naos gruesas más muchas menores, en total un centenar de velas, que transportaban a doce mil hombres del ejército.
Arribaron al puerto de Corón en Morea, donde el día 12 de septiembre comenzó el ataque de la escuadra aliada, fondeadas las galeras de proa a tierra comenzaron a bombardear la fortaleza, una vez ya medio destruida, se subieron a las gavias de las naos gruesas sacres y falconetes, con ellos hicieron mucho daño, tanto, que permitió que se acercaran las mismas a los muros, sobre ellos lanzaron con la ayuda de las entenas una especie de escaleras, que por una parte llevaban unos tablones firmemente entrelazados, por los que los infantes iban pasando sobre ellos a la fortificación, de esta forma en muy poco tiempo conquistaron la plaza. Se dejó una fuerza de protección y se hicieron rápidamente a la vela.
Se presentaron sobre Patrás, siendo conquistada igual de rápido su fortaleza, se dejó otra fuerza de protección y volvieron a hacerse a la vela, poniendo rumbo a la entrada del golfo de Corinto, atacando a los dos fuertes simultáneamente que le daban resguardo, en esta ocasión Doria no se paró a pensar, pues ya no tenía la misma fuerza que al principio, por lo que se decidió dar la orden de desembarcar a los zapadores, cubiertos por el fuego de las galeras y la infantería, estos colocaron las minas, que al explotar hicieron saltar por los aires los muros, obligando a los sarracenos a abandonarlos y buscar refugio en la fortaleza de Lepanto. De donde puso rumbo de nuevo a Génova, arribando a finales del mes de noviembre.
Para demostrar la fortaleza de las armas cristianas, al mismo tiempo don Álvaro de Bazán y Manuel (El viejo) al mando de diez de las galeras de España y dos mil hombres, desembarcó en el puerto de One, situado al Oeste de la ciudad de Orán, siendo tomada la alcazaba a pura fuerza, causando al enemigo seiscientos muertos y mil prisioneros, con los que se reforzaron los remos de sus galeras, dejó una guarnición para su defensa y al dar la vela, se le presentó el arráez Axaba con dos galeras y seis galeotas, al que presentó combate y tras dura lucha lo venció, aumentando sus prisioneros y algún buque a su escuadra.
Llegaron noticias a mediados del año de 1533 a Messina, lugar donde se encontraba Doria comunicándole, que Solimán había formado una nueva escuadra con sesenta galeras acompañadas de muchas fustas y bergantines, para retomar Zante. Formándose rápidamente una expedición de socorro con las galeras de España al mando de don Álvaro, las de propiedad de Doria, las de Sicilia y Nápoles, componiendo una flota de veintisiete galeras y treinta naos, que transportaban al Tercio de don Rodrigo de Machicao con unos dos mil quinientos hombres.
Arribaron el día 2 de agosto frente a Zante, en presencia de la flota musulmana, pero ante la impresionante fuerza de las naos, los sarracenos por orden se fueron separando, así a las galeras que iban en vanguardia les dejaron pasar. Lo malo fue que justo al estar frente al cabo de Gallo, el viento que hasta ese momento era favorable a las naos, calmó, razón por la que dos de las naos, las de los capitanes don Pedro de Sarmiento y Hermosilla, fueron separadas por efecto de las corrientes.
Momento en el que los enemigos aprovecharon su indefensión para abordarlos entre varias galeras, el de don Pedro de Sarmiento fue ganado a base de meter gente en él, consiguiéndolo cuando ya no había nadie a bordo vivo de su dotación, el de Hermosilla consiguieron ganar la cubierta, pero él y sus hombres se mantenían firmes en la toldilla apoyados por varios falconetes. Momento en que se acercaron las galeras de Antonio Doria, pasando sus fuerzas a bordo y logrando rendir a todos los enemigos que allí se encontraban, pero no contento con esto, se lanzó sobre el apresado y también lo devolvieron a la escuadra, porque viendo la decisión del capitán cristiano las galeras turcas les abandonaron.
Las bajas fueron altas, ya que murieron en torno a los ciento ochenta españoles, que por el efecto de las bombas de las galeras otomanas, cayeron treinta de impacto directo. Un bergantín de los españoles se fue a pique, por impactar en su casco algunos proyectiles perdidos. De los turcos, fueron muertos doscientos, la mayoría en la nao de don Pedro de Sarmiento y una cantidad inferior de prisioneros, la mayor parte en el galeón de Hermosilla.
Bibliografía:
Altolaguirre y Duvale, Ángel de.: Don Álvaro de Bazán. Primer marqués de Santa Cruz de Múdela. Tipografía de los Huérfanos. Madrid, 1888.
Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. Compilada por el contralmirante don Ángel Dotor.
Fernández Duro, Cesáreo.: Disquisiciones Náuticas. Madrid, 1996.
Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española, desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Tipográfico Sucesores de Rivadeneyra. Madrid 1895—1903.
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