Morales y Rios y de Pineda, Francisco Javier Biografia

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Biografía de don Francisco Javier Morales y Ríos y de Pineda



Teniente general de la Real Armada Española.

I Conde Morales de los Ríos.

Caballero profeso en la Militar Orden de Santiago.

Orígenes

Nació en la ciudad de Córdoba el día 13 de diciembre del año de 1732. Fueron sus padres don Andrés de Morales y Ríos, 24 de la ciudad de Córdoba y Corregidor de Jaén y de su esposa, doña Francisca de Pineda Valenzuela y Morales.

Hoja de Servicios

Elevó petición y se le concedió la Carta-orden de ingreso en la Compañía del Departamento de Cádiz, sentando plaza de guardiamarina el día 18 de enero del año de 1747. Expediente N.º 467.

Al aprobar las clases teóricas le ordenaron embarcar en buques destinados al corso contra el que ejercían las regencias norteafricanas, en una de sus arribadas pasó a la Compañía aprobando las prácticas realizadas, así el día 4 de octubre se le entregaron los galones de alférez de fragata.

Continuó en parecidas comisiones y de nuevo en uno de sus arribos a la bahía de Cádiz, se le entregó la Real orden del día 20 de marzo del año de 1754, por la que se le comunicaba su ascenso al grado de alférez de navío.

Siguió como oficial subordinado en las mismas comisiones, teniendo un mal encuentro la división en la que navegaba, de éste el buque en el que iba destinado sufrió muchos daños, por esta causa tuvo que pasar junto a su Comandante un Consejo de Guerra, siendo la sentencia una separación del servicio, aunque muy corta por no ser el responsable directo.

Al cumplir la sentencia se incorporó de nuevo, pasando a realizar varios viajes, tanto a las aguas del Atlántico sur como a Tierra Firme, Veracruz y la Habana, cumpliendo a plena satisfacción de sus superiores, regresando de nuevo a la bahía de Cádiz, donde de nuevo embarcó en otros buques, para combatir a los corsarios en el Mediterráneo.

En otra de sus arribadas a la bahía de Cádiz, se le entregó una Real orden, por la que le ascendía al grado de teniente de fragata fechada el día 9 de marzo del año de 1758, prosiguiendo en parecidas comisiones.

Por Real orden del día 13 de julio del año de 1760, fue ascendido al grado de teniente de navío, con este grado se le destinó como oficial de detall en la fragata Hermione, zarpando de Cádiz con rumbo al Mar del Sur en un tornaviaje, arribaron a Valparaíso y posteriormente a el Callao, al cumplir la comisión pusieron rumbo a la península, doblando de nuevo el cabo de Hornos, el día 31 de mayo del año de 1762 se encontraba frente a las costas de Portugal, cuando divisaron dos fragatas británicas las Active y Favorite, que como siempre estaban a la espera para cazar a algún buque español, en esta ocasión les salió bien, aunque la española se defendió con energía y valor tuvo que rendirse cuando ya no le quedaba casi hombres sanos a bordo.

Como es de rigor se celebró un Consejo de Guerra por la pérdida de la fragata, fue condenado, la sentencia dice: «Que al teniente de navío D. Francisco Morales se le suspenda de su empleo dos años, en los cuales debe servir dos campañas de aventurero en los jabeques contra moros; y que cumplido este término se le reponga en su empleo»

El comandante Juan de Zabaleta salió mucho peor, pues se le privó del empleo y en prisión por diez años, degradándosele delante de todas las dotaciones con sus oficiales y generales de los buques surtos en la bahía, realizándose el acto a bordo del navío insignia de la escuadra del Departamento de Cádiz, que lo era el navío Guerrero. Lo transcendental de esta sentencia, fue que el teniente de navío Zabaleta murió muy poco tiempo después de haber sufrido la degradación y encierro.

Cuando cumplió su condena se reincorporó, volviendo a embarcar sirviendo muy airosamente y cumpliendo con toda normalidad, todas las comisiones y servicios que se le encomendaron, navegando por todos los mares que en esta época lo hacían los bajeles de S. M. C.

Le costó rehacer su carrera, pues tardó en ser ascendido algo menos de catorce años, recibiendo la Real orden de su promoción al grado de capitán de fragata el día 21 de abril del año de 1774, en este grado estuvo al mando de varios buques. Estuvo al mando de la escuadrilla española enarbolando insignia en el bergantín Santiago en la reconquista de nuestros territorios en Brasil, cuando los portugueses tomaron parte del territorio por pensar entraban en la división del Tratado de Tordesillas.

Se le compensó el tiempo perdido en el anterior grado, pues por Real orden del día 6 de julio del año de 1776, se le ascendió al grado de capitán de navío, en este empleo, continuó su buen hacer, obteniendo el mando de varios navíos y en algunas ocasiones de una división de buques de menor porte.

Tal fue su comportamiento, que por Real orden del día 19 de junio del año de 1781, fue ascendido al grado de brigadier, con este mando estuvo al mando de varias divisiones de navíos, desempeñando sus comisiones sin tropiezos, tanto fue así que dieciocho meses después de su ascenso se le volvía a ascender, por otra Real orden del día 21 de diciembre del año de 1782, al grado de jefe de escuadra.

Poco tiempo después se le nombró comandante de la escuadra del apostadero de la Habana, en el que permaneció tres años y cuatro meses.

Al cesar en su cargo y regresar a la península, lo hizo al mando de una de las Flotas de Indias, que como siempre venía con caudales y productos de aquellas tierras, realizando el viaje sin novedad, a pesar de la estricta vigilancia que ejercía sobre nuestras rutas de navegación la marina británica, a la que supo burlar y llevar a buen término su comisión.

En el año de 1790, se le dio el mando como segundo, de la escuadra del marqués del Socorro, arbolando su insignia en el navío San Carlos, realizó la campaña del cabo de Finisterre, al concluir la comisión regresó la escuadra a la bahía de Cádiz, siendo destinado como Comandante del apostadero de Algeciras, en éste se encontraban las lanchas cañoneras y las bombarderas, las cuales no pasaba día que no tuvieran un encuentro con buques con el pabellón británico.

Por Real orden del día 1 de marzo del año de 1791, fue ascendido al grado de teniente general.

El día 24 de septiembre del año de 1792, se formó una expedición de castigo sobre la plaza de Tánger, con una división a su mando compuesta de las fragatas Catalina, donde enarbolaba su insignia, Dorotea, jabeques Gamo y San Blas, balandra Primera Resolución, seis lanchas cañoneras y otras tantas bombardera, llegaron a la plaza comenzando el bombardeo, lanzando sobre ella ciento cincuenta y seis bombas de catorce pulgadas y doscientas setenta y nueve balas rasas, sufriendo por su parte algunas bajas y averías, por el efecto de la artillería enemiga.

El día 23 de noviembre siguiente se publicó en la Gaceta de Madrid, el agradecimiento del Rey, por los excelentes servicios prestados, diciendo: «En atención á la calidad y buenos servicios del Teniente General de la Real Armada D. Francisco Javier Morales, especialmente al que ha hecho en el mando de las fuerzas navales congregadas en Algeciras para las atenciones de Ceuta, durante el sitio de esta plaza, ha venido S. M. en concederle merced de título de Castilla, para sí, sus hijos y sucesores, con la denominación de Conde de Morales de los Ríos, libre del servicio de lanzas y del derecho de media annata por su vida»

En el año de 1796, se le otorgó el mando de la escuadra del Mediterráneo, sustituyendo en él puesto al general don José de Mazarredo, arbolando su insignia en el navío de tres puentes Purísima Concepción; la escuadra estaba compuesta por diez navíos y once fragatas.

A finales de este año, estando en el arsenal de Cartagena y por orden superior, esta escuadra quedó unida a la del Océano, al mando del teniente general don José de Córdova, quedando Morales de segundo jefe de la unificada escuadra.

El 14 de febrero de 1797, ésta escuadra fue atacada por la británica del almirante Jervis, desafortunada acción en la que quedaron cuatro de nuestros navíos en poder del enemigo, siendo los de tres baterías, San José y Salvador del Mundo más los de dos, San Nicolás y San Isidro.

Como era preceptivo todos los mandos desde el jefe de la escuadra hasta el último comandante pasaron por el Consejo de Guerra.

A don José de Córdova, se le consideró que, aunque como general no se le podía aprobar su conducta, la opinión pública le perdonaba por la valerosa reacción de meter su buque; el navío de tres puentes e insignia de la escuadra Santísima Trinidad, en el centro del combate para con ello librar de él a otros navíos menores.

Pero en cambio Morales de los Ríos, no realizó nada que demostrase su espíritu de combate, ya que su navío casi no entró en él.

La Real orden del 10 de septiembre de 1799 ratificando la sentencia dictada dice: «Que el segundo Jefe de la misma escuadra, Conde Morales de los Ríos, Teniente General de la Real Armada, por falta de cumplimiento de sus obligaciones en aquella critica situacion, por su inactividad y porque no hizo lo que debió hacer para dirigir el cuerpo de vanguardia que mandaba al socorro de los navios atacados y doblados por los enemigos á retaguardia, quede también privado de su empleo, sin que se presente en la corte ni en las capitales de los Departamentos de marina»

El gracejo gaditano surgió de nuevo, como tantas veces en la historia y pronto apareció un pasquín por toda la ciudad que decía:

«Para alivio de nuestros males / la cabeza de Morales»

A pesar de ser el segundo en el mando, precisamente por lo que dice y reconoce la sentencia, su inactividad, la opinión del pueblo se puso en su contra, como queda demostrado en el mencionado pasquín, ya que el don José de Córdova su jefe, al menos se metió en el centro del combate, manteniendo éste contra tres y cuatro enemigos, esta demostración de valor le valió al menos para demostrar que las circunstancias le fueron contrarias, pero a pesar de ello lo intentó interponiéndose, algo que el Conde no hizo ni él ni los buques de su mando, siendo tachado de cobarde.

En 1808, se le ordenó regresar al servicio con el mismo grado, pero lo hizo como teniente general jubilado.

Permaneció en el ciudad de Cádiz donde falleció en 1815.

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.

Sánchez Núñez, Pedro. Venturas y desventuras de un marino utrerano: José de Córdova y Ramos. Ayuntamiento de Utrera. Sevilla. 2002.

Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.

Válgoma y Finestrat, Dalmiro de la. Barón de Válgoma.: Real Compañía de Guardia Marinas y Colegio Naval. Catálogo de pruebas de Caballeros aspirantes. Instituto Histórico de Marina. Madrid, 1944 a 1956. 7 Tomos.

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