Pigafetta, Francesco Antonio Biografia

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Francesco Antonio Pigafetta Biografía



Orígenes

En todas las fuentes se comete el mismo error, pues lo denominan como marino y escritor italiano.

De todos es sabido que Italia como país unido, solo lo fue a partir del año 1861, cuando el conde Di Cavour y Garibaldi, consiguieron unirla, hasta entonces y desde la caída del imperio romano, fue una serie de reinos y repúblicas que incluso combatían entre ellas, pero parece ser que es más cómodo el juntarlo todo, cuando nada lo estaba. Provenía de una familia muy noble de la Toscana, pero él vino al mundo, en la ciudad de Vicenza en el Venneto, que entonces pertenecía a la República de Venecia, en el año del Señor de 1491.

Llevado por su ambición, pues ya muchos de sus compatriotas había conseguido fortuna y fama en el descubrimiento del nuevo continente, que comenzaba a llevar el nombre de otro ilustre marino, nacido en la misma península, aprovechó su estatus social para intentar conseguir lo mismo.

Así en el año de 1519, al ser enviado monseñor Francisco Chiericato, como embajador de la Santa Sede a la Corte de don Carlos I, se pego a su costado y entró en España, por el puerto de Barcelona.

Nada más desembarcar y presentarse al Rey, tanto el nuevo embajador como él, le pidió permiso al Monarca para que le permitiera ir en la expedición que se estaba organizando en la ciudad de Sevilla, al mando de don Fernando Magallanes, quién debía descubrir el paso por occidente para llegar a las Molucas o especiería, por una ruta más corta.

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Se le concedió el permiso y como «sobresaliente», embarco en la nao Trinidad, de las cinco que formaban la expedición, por lo que se izo a la mar con ella y pasando por todo lo que pasaron, pues la mar no distingue de privilegios humanos y menos aún políticos.

Consiguieron encontrar el paso del estrecho que lleva el nombre de su descubridor, el de Magallanes y ascendiendo por el océano Pacífico, alcanzaron las islas Filipinas, donde en la isla de Cebú, se entabló un combate con los indígenas, que le costó la vida a Magallanes y Pigafetta, resulto herido.

Al morir Magallanes, se hizo cargo de la expedición don Juan Sebastián de Elcano, que aún perdiendo cuatro buques, fue el primero en rodear el globo terráqueo, y con él Pigafetta, arribando de nuevo Sanlúcar de Barrameda, el 6 de septiembre del año del Señor de 1522.

El viaje contado así parece que fue un crucero de diversión, pero de los doscientos treinta y nueve hombres que zarparon, al regresar sólo quedaban dieciocho y de las cinco naos, sólo la Victoria regresó, pero con el grato honor de haber sido los primeros en rodear el planeta, además de que el viaje tuvo una duración de tres años menos catorce días, lo cual y dadas las condiciones de habitabilidad de los buques de entonces, más que una proeza, parece un milagro, pero se hizo.

Al contrario que de Elcano, Pigafetta no era un navegante, pues poco sabía de este arte, sólo y con ayuda en el transcurso de él, consiguió aprender a orientarse por el astrolabio, como contrapartida, si que era un gran estudioso de las costumbres de los hombres y un buen escritor, por eso se dedicó a ir reflejando sobre el papel las experiencias ocurridas, eso es lo que le dio la fama y sobre todo el haber conseguido, terminar con bien el duro viaje de la expedición, dar a conocer sus conocimientos.

Enterado el rey don Carlos I, de la experiencia de haberse conseguido la proeza de dar la primera vuelta al mundo, encargó a don Pedro Mártir de Angleria, que realizase una relación de él, por lo que fue llamado a Valladolid, Pigafetta, para que le entregase su diario.

Al poco tiempo, cuando dejó claras algunas cosas de lo escrito, se pasó al vecino reino de Portugal, informando a su Monarca don Juan, de la relación del viaje.

Al terminar sus explicaciones al Rey portugués, Pigafetta cruzó raudo la Península y entró en el vecino país de Francia, se presentó a la Reina Regente, por minoría de edad de don Francisco I, doña Luisa de Saboya, a quién le obsequió con algunos objetos, que había conseguido traer de tan lejanas tierras, visitadas en la expedición.

Pero no terminó aquí su deambular por las más regias cortes de Europa, sino que al terminar con la visita a Francia, se puso en camino a su tierra, donde entró a prestar servicio de don Felipe de Villers, que era el Gran Maestre de Rodás, a quién también facilitó la relación de su viaje, que con su dedicatoria, es la única que se conserva y de la que se han hecho posteriores ediciones.

Como se podrá observar, no perdió el tiempo en beneficiarse, de una expedición en la que en realidad poco tuvo que ver, de ahí la importancia a veces de la pluma, que puede ganar más combates, que las armas.

Lo que nos lleva a pensar que, se guardo todo lo que pudo de sus apuntes, pues el original del diario estaba en España.

A la petición de la relación del viaje del Rey español, se unió la petición y apoyo del Papa Adriano VI, ya que él había sido el promotor de Pigafetta, y se intereso muy mucho en poseer una copia.

La copia que se envió al Papa, tuvo la desgracia de que llegó, cuando él había fallecido, por lo que no se pudo publicar, como era su deseo y se guardo el original en el Vaticano, y se supone que ó bien se perdió en el incendio que sucedió en su biblioteca, ó bien fue esquilmado, en el saqueó que sufrió la Santa Sede en el año de 1527.

Al parecer, de este original, se publicó un extracto en idioma francés, que a su vez, Ramusio lo tradujo al italiano, para ser incluida en su gran colección de Viajes.

Pero da la casualidad, que en la Biblioteca Ambrosiana de Milán, hay un ejemplar de la relación del viaje, pero que al parecer no es igual a lo publicado en otros países y por lo tanto desconocido, para todos los autores de éstas.

A lo que se añade, que no es el Diario de Pigafetta, que fue presentado al Rey de España, sino que más bien parece una ampliación del mismo y se supone, que fue escrita por el mismo Pigafetta, para complacer al Papa Clemente VII, que fue presentada en Monterosi, según Pablo Jovio y a su vez, es distinta de la que posee el Gran Maestre de Rodas.

Las razones para pensar esto, están basadas, en que fue nombrado caballero de Rodas, el 3 de octubre del año de 1524, y en la escrita para el Gran Maestre, la firma como a tal Caballero.

Así mismo, envió otra relación a la reina Gobernadora de Francia, precisamente cuando su hijo Francisco I, cayó prisionero de las armas españolas, en la Lombardía.

Lo que nos vuelve a llevar a pensar, que se sirvió de sus apuntes, y lo que no recordaba, lo arreglaba al gusto del demandante de la información, para quedar bien con todos y suponemos que algún regalo que otro, así que su proceder ante la Historia deja bastante que desear.

Como la copia entregada a la reina Gobernadora estaba en latín, ésta encomendó se realizara una traducción a su idioma, siendo elegido para ello Antonio Fabre que era nacido en París, uno de los mejores filósofos de la época, por haber permanecido durante muchos años en la ciudad de Padua, por lo que se le consideraba, que entendía muy bien el idioma de la península itálica.

Pero al parecer y por contraste de información posterior, no debía de entenderlo muy bien, pues lo que realizó fue, un extracto del original, que adolece de muchas partes importantes de la primera relación, bien por desconocimiento del idioma, o bien por ahorrarse trabajo.

Un tiempo después, Ramusio quiso traducir este original al latín, pero se dio cuenta de que estaba muy recortado, al contrastarlo con el de Venecia del año de 1536, pero aun resulto peor el remedio que la enfermedad, pues fue cambiando palabras que dieron al traste con la obra, aparte de recortar el discurso preliminar, suprimió o añadió otras cosas, lo que le llevó a dejar una obra confusa y con graves errores.

El caso es, que las copias originales de Pigafetta no se han podido descubrir, pues se sabe que entregó más a otros grandes personajes de la época, por lo que se supone y según declaración de Paulo Jovio, que la copia está indudablemente basada, bien en la del Gran Maestre, bien en la entregada al Papa, pues contiene los dibujos de ellos, la descripción de los países visitados y que el manuscrito, está bien escrito por los caracteres cancillerescos de la época, además de estar muy bien encuadernado el libro.

Pero por otra parte, está lleno de faltas de ortografía, pues esta hasta mal escrito el apellido del autor, a lo que se añade, la falta de lenguaje, sintaxis, lógica, a parte de que más de un tercio del libro, está en papel diferente y mucho más malo, lo que lleva a la conclusión, de que sin ser visto ni consentido por Pigafetta, se le robó la obra y copió, de algunos de los originales entregados por él.

También publicó un «Tratado de navegación», el cual fue terminado al poco tiempo de arribar a España.

Sus compatriotas, lo dictaminan como un célebre navegante y un sabio, de los mejores de Europa, pero como ya queda dicho, no tenía ni idea de cómo era ese arte.

Ya que a juicio del traductor francés de su obra, y por el estudio que de ésta hizo, poco más sabía que lo justo de geografía y astronomía, para poder situarse por el astrolabio, corregir los desvíos de la aguja y saber mantener la derrota de la nave, que no era poco en su época, pero de ahí a decir que era un sabio en esta materia, distan muchos años de navegante que él no poseía.

En el resto de la obra, también se le nota unas ganas importantes de aprender, ya que realizó unos estudios sobre los idiomas que iba conociendo y de los que se atrevió a realizar y componer vocabularios de ellos, de unos más extensos que de otros.

Al mismo tiempo que a su manera, describió la flora de los mismos parajes, que habían sido visitados con la expedición, pero el mismo traductor francés, pone de relieve que sus conocimientos eran limitados, tanto en Historia Natural, como de la Física, por lo que su obra si bien importante, carece de cualquier potencial rigor.

Ya que es bien sabido, que los indígenas de cada zona, eran muy dados a las fábulas y creencias, como las que cuenta, sobre amazonas y pigmeos, lo que le hace muy difícil el diferenciar la verdad de lo simplemente anecdótico en toda su relación, pues su falta de conocimientos, le impedía sacar la verdadera luz a las cuestiones.

Y que en su momento, dio motivos de risa entre otros escritores, siendo Oviedo, el que advierte de todo ello, pues extractó su relación del viaje.

Falleció en su casa natalicia de Vicenza, en el año del Señor de 1534.

Su obra vió por fin la luz de la imprenta, al mismo tiempo en francés e italiano, publicada por Amoretti, tanto en París como en Milán, en el año de 1800.

Y posteriormente, volvió a ser impresa, con el título: «Relazioni in torno al primo viaggio di circumnavegacione. Noticia del Mundo Nuovo le figure dei paesi scoperti.», publicada en Roma, en el año de 1894 por Allegri.

La publicada como primera edición o Príncipe, esta compuesta de una primera portada y del prefacio del traductor, los índices y las cartas ó láminas que contiene y comienza, con otra portada con relación a Pigafetta, que dice:

«Viaje alrededor del mundo, por el caballero Antonio Pigafetta, gentil hombre de Vivencia: publicada por la primera ves en italiano sobre manuscrito de la biblioteca Ambrosiana de Milán; con notas por Cárlos Amoretti; uno de los bibliotecarios y doctores del colegio ambrosiano, antes secretario de la sociedad patriótica de agricultura y artes, uno de los XL de la sociedad italiana, individuo del Instituto de Bolonia etc.»

Traducida del francés por él mismo. En un tomo en 8º mayor de 415 páginas, además de las 64 del prefacio, con una carta general, y cuatro de la extremidad meridional de la América, de las islas de los Ladrones, de las Filipinas y de las Molucas, y de la de Zubú y la pequeña de Matan, donde fue muerto Magallanes.

Hasta aquí todo lo referente a este singular hombre, que supo como pocos aprovecharse de una ocasión única, para ser algo más rico y célebre, pues sus conocimientos no le daban para tanto, pero supo convencer a reyes de lo contrario y restar fama al verdadero héroe de la expedición.

Lo que viene a corroborar, que si bien los españoles se aprovecharon de su dominio mundial, no es menos cierto que, algunos también supieron aprovecharse de nosotros para medrar en la historia, disminuyendo así los auténticos valores de los navegantes y descubridores, más el gasto de estas exploraciones y descubrimientos, que en su gran mayoría eran producto de los Monarcas españoles, así como una gran parte de sus tripulaciones.

Prueba tangible de ello, es el nombre por el que desde casi el principio se le denominó, a lo que los españoles siempre llamaron Tierra Firme, pero que otro nacido en la península itálica, fue firmando sus primeros portulanos y de ahí el que se le llame América, ese es todo el agradecimiento que recibimos, de tan magna empresa, en la que cayeron miles de españoles, tanto en tierra como en la mar, pero así es y así se ha escrito nuestra Historia Naval.

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. Tomo 44, 1921, páginas 820 y 821.

Fernández de Navarrete, Martín. Biblioteca Marítima Española. Obra póstuma. Madrid. Imprenta de la Viuda de Calero. 1851.

Pigafetta, Antonio: Primer viaje entorno al globo. Traducción del original de Pigaffeta. Editorial Francisco Aguirre. Buenos Aires, 1970.

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