Reina Gobernadora (1834)
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Construcción:
Vapor de ruedas, con casco de madera, construido en Aberdeen, Escocia, en 1832.
Durante la primera guerra carlista, el ministro de Hacienda Mendizábal, encargó en 1834 al embajador en Londres, marqués de Miraflores, la compra o alquiler de varios vapores de ruedas, destinados a bloquear la costa del Cantábrico para evitar la llegada de armas al bando carlista. Miraflores dio instrucciones al don Ignacio Jabat, encargado de negocios en Londres, la búsqueda de los buques apropiados. Se eligieron dos, el Royal William y el Royal Tar. El contrato de arrendamiento se firmó en Londres el 18 de noviembre de 1834, haciéndolo, por parte española, el encargado de negocios don Ignacio Jabat.
Fue fletado o alquilado por 72 libras diarias por tres meses, con opción de compra por 1.400 libras, comenzando a contar desde el 17 de noviembre. El 19 de noviembre se hizo cargo de los dos buques Frederick Henry, nombrado brigadier.
El Royal Tar, cuyo nombre aparece también como Royal Star o Royal Zar, sería renombrado Reina Gobernadora, desplazaba 307 toneladas, medía 46,93 metros de eslora, 8,41 de manga y 1,98 de calado.
Disponía de una chimenea y la potencia de sus dos máquinas era de 260 caballos de fuerza, alcanzando una velocidad de 8 nudos.
Fue armado con 6 cañones de a 18 libras.
Historial:
Al mando del comodoro Henry y tripulado por 161 hombres, todos británicos, llegó el Reina Gobernadora a Santoña el 29 de noviembre de 1834. Aunque llegó en unas condiciones lamentables, comenzando a patrullar la costa entre San Sebastián y Bayona. La falta de una inspección adecuada en Inglaterra impidió ver el estado en que se encontraba.
El 7 de diciembre embarcó en Ferrol a seis oficiales españoles, los alféreces de navío don Ramón Acha, don Ramón Piñeiro, don Patricio Montojo, don Pedro González y el guardiamarina Urreiztieta, además de 50 artilleros. Partió rumbo a la costa del Cantábrico, donde comenzó el bloqueo en Motrico, Pasajes y la costa de Fuenterrabía, zonas ocupadas por los carlistas.
Debido a su excesivo calado no podía adentrarse en las calas al oeste de Fuenterrabía y los carlistas seguían recibiendo armas y pertrechos de Francia. La prueba del excesivo calado ocurrió el 4 de enero de 1835 cuando quedó varado en Santoña. Pocos días antes, su comandante Frederick Henry había advertido al gobierno español los defectos del vapor, excesivo consumo y enormes gastos que causaba, añadiendo que había muchos otros buques mejores y más baratos. La varada del vapor terminó por convencer al gobierno la necesidad de hacerse con otro vapor más adecuado.
El 21 de enero de 1835 zarpa de San Sebastián con pertrechos y 80 soldados rumbo a Lequeitio. El 3 de febrero entró en Santander con la goleta británica apresada Isabella Anna, que llevaba a destacados pasajeros carlistas. Al día siguiente zarpa rumbo a San Sebastián. Llega a su destino el 6 de febrero, donde desembarca víveres para las fuerzas sutiles destinadas en puerto.
Con la noticia de la llegada al Cantábrico de dos vapores, el 9 de mayo de 1835 zarpa el Reina Gobernadora de Santander rumbo a Londres, donde sería desarmado y entregado a sus propietarios.
Bibliografía:
Anca Alamillo, Alejandro.: “El vapor de ruedas Reina Gobernadora”. Revista de Historia Naval. Año 2002, nº 79.
Anca Alamillo, Alejandro.: “Historia de la Armada española del primer tercio del siglo XIX: importación versus fomento (1814-1835)”. Cuaderno monográfico del Instituto de Historia y Cultura Naval, nº 45. Madrid, 2004.
Bordejé y Morencos, Fernando de.: Crónica de la Marina española en el siglo XIX, 1800-1868. Tomo I. Ministerio de Defensa. Madrid, 1999.
Fernández Guerra, Ramón.: “La carta de fletamento del vapor Royal Zar al servicio de la Armada española”. Revista de Historia Naval. Año 1991, nº 35.
Lledó Calabuig, José.: Buques de vapor de la Armada española. Del vapor de ruedas a la fragata acorazada, 1834-1885. Aqualarga Editores. Madrid, 1997.
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