Septentrion (1752)

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Dibujo del navío con algo más de poder por llevar como mínimo sesenta cañones llegando a los sesenta y ocho, entre sus dos baterías o puentes, pasando ya a formar parte de las escuadras.

Construcción:

Primer navío construido en el arsenal de Cartagena con el sistema inglés de Jorge Juan, bajo la dirección de Edward Bryant.

Se había previsto construir seis navíos, entre ellos el Septentrión, además de tres fragatas.

Sus maderas estaban ya cortadas con las medidas del ingeniero constructor don Ciprián Autrán con el anterior sistema de construcción, por lo que hubo muchos retrasos en su ejecución, resultando un navío más pequeño de lo previsto, armado con sólo 64 cañones, 26 de a 24 libras, 28 de a 18, 10 de a 8 y dos pedreros de a 2 libras.

Comenzó su construcción en 1750. En noviembre de ese año se le puso el nombre de Septentrión, estando bajo la advocación de “San Hermenegildo”. Botado el 26 de diciembre de 1751.

Tras su botadura, el resto de navíos previstos quedó reducido a tres, los llamados Tridente, Atlante y Terrible, botados en 1754 y las fragatas Esmeralda, Dorada y Perla, botadas en 1753.

Contaba con una eslora de 83 codos (48 metros), quilla de 74 codos (43 metros), manga de 23 codos (13,67 metros), puntal de 11 codos (6,60 metros) y plan de 15 codos (9,08 metros). En pies de Burgos las medidas eran de 149 pies y 10 pulgadas de quilla, 166 pies y 10 pulgadas de eslora, 47 pies y 10 pulgadas de manga de fuera a fuera, 44 pies y 10 pulgadas de manga de dentro a dentro, 26 pies y 4 8/5 de pulgada de plan, y 26 pies de puntal. Desplazaba 1.438 toneladas ½ de arqueo.

Historial:

En enero de 1752 fue armado para su primera comisión, embarcando la tripulación del navío Reina, que había quedado desarmado en Cartagena. El capitán de navío don Isidoro García de Postigo fue el comandante de quilla del navío y el que verificó sus pruebas de mar.

Con la insignia del jefe de escuadra don Pedro Mesía de la Cerda zarpa de Cartagena en febrero de 1752 con la fragata Galga, el paquebote Marte y los jabeques Cazador, Volante, Galgo y Liebre para poner rumbo a Orán y combatir a los corsarios argelinos. Dado que el jefe de escuadra De la Cerda debía esperar en tierra a la llegada del navío Tigre, la división zarpa al mando del capitán de navío don Isidoro de Postigo, comandante del Septentrión.

Al mando del capitán Barreda zarpa de Cartagena con el navío Tigre el 11 de marzo, regresando a Cartagena el 5 de abril tras verificar en alta mar las condiciones marineras del nuevo navío. El 14 de abril se ordena a Barrena zarpar de nuevo con los dos navíos para perseguir a tres fragatas corsarias argelinas que habían pasado al Océano. En caso de no encontrarlas debían pasar los dos navíos al cabo de San Vicente a esperar al navío Fuerte que debía llegar del mar Caribe con caudales. Zarparon los dos navíos el 22 de abril, regresando al día siguiente el navío Tigre por una avería a causa del fuerte viento. A finales de mayo se unieron los dos navíos en alta mar, entrando los dos buques de Barreda en Cartagena el 24 de junio, uniéndose durante el regreso la división compuesta por la fragata Galga, el paquebote Marte y los jabeques Mallorquín, Ibicenco, Catalán y Valenciano.

Blas de Barreda dejó el mando del Septentrión y tomó el del navío Tigre por Real Orden del 29 de julio siguiente. Por la misma Real Orden obtiene su mando el capitán de fragata don Francisco Javier Everardo Tilly, haciéndose cargo del navío el 12 de agosto. Separada la escuadra de Cartagena en dos divisiones, zarpa con la primera (navío Septentrión, fragata Galga, paquebote Marte, jabeques Cazador, Volante, Galgo y Liebre) izando la insignia del jefe de escuadra del Pedro Mesía de la Cerda para hacer el corso contra los argelinos desde Málaga a Barcelona, pero antes realiza un transporte de tropas, dos batallones del regimiento de infantería de España, desde Alicante a Orán.

A su regreso a Cartagena se le ordena dirigirse a Cartagena de Indias con la secreta misión de hacer corso por el Caribe y combatir, sobre todo, a los corsarios holandeses y británicos. Por enfermedad del jefe de escuadra de la Cerda no zarpan hasta el día 26 de agosto de 1752. La división tuvo relativo éxito y consiguieron algunas capturas, como el 7 de diciembre de 1753 de la balandra británica Anna sobre el ría Hacha, la fragata prusiana Rey Federico, cerca de Portobelo, el 6 de enero de 1753, y la balandra contrabandista española Santa Caharina, en Bahía Honda el 3 de octubre de 1753.

El 24 de octubre de 1753 zarpa la división de La Guaira rumbo a Cartagena de Levante, dejando en puerto al paquebote Marte y a los jabeques Galgo y Liebre, los cuales se incorporaron a los buques corsarios de la Compañía Guipuzcoana de Caracas. El 12 de marzo de 1754 se le ordenó a Mesía de la Cerda regresar a España. La mañana del 5 de marzo de 1755 entró en la bahía de Cádiz en conserva de la fragata Galga, ambos procedente de Cartagena de Indias y la Habana. De la Cerda trae más de 700.000 pesos, 476.425 a bordo del navío y 200.000 en la fragata.

Al mando del capitán de navío Everardo Tilly, ascendido a ese cargo el 24 de marzo de 1754, entra en Cartagena el 21 de abril de 1755, cesando en su mando el 1º de mayo siguiente. En julio de 1757 se ordena su armamento y en septiembre es puesto al mando del capitán don Antonio Rodríguez Valcárcel. En octubre de 1757 debía zarpar rumbo a Génova acompañado por la fragata Astrea.

El 17 de noviembre de 1759 entró en el dique menor de este arsenal para realizarle una carena ligera. A finales de marzo de 1760 se encuentra en Cartagena. En 1761 entró en el dique de Cartagena para realizar su primera carena, inaugurando el dique recién construido, siendo el primer buque que se carenó en seco en España. En enero de 1762 se encuentra en la bahía de Cádiz. Al mando del capitán de navío don Hermenegildo de Orte sale de Cádiz en agosto de 1761 con la escuadra al mando del jefe de escuadra marqués del Real Tesoro, cruzando sobre las islas de Cuervo y Flores.

El 1º de agosto de 1763 toma su mando del capitán de navío marqués de Casa-Tilly, siendo destinado a Melilla ante las noticias de que un ejército marroquí atacaría la plaza. Llegó a Melilla en el mes de septiembre como buque insignia de una división formada por el navío Glorioso, la fragata Astrea, ocho jabeques y tres galeotas. La agresión enemiga no tuvo efecto, regresando a Cartagena el 3 de noviembre, donde el navío quedó desarmado y su comandante desembarcado.

El 27 de agosto de 1767 fondea en la bahía de Cádiz. Desembarca a don Jorge Juan y Santacilia, embajador de S. M. en Marruecos, procedente del puerto de Mogador. A finales de mayo de 1768 se ordena su alistamiento para una comisión en el Mar del Sur, concediendo su mando al capitán de navío don Antonio González de Arce Paredes y Ulloa. A petición del virrey don Manuel de Amat varios buques debían sustituir al navío San José (a) Peruano que estaba encargado de la conducción a España de los jesuitas expulsados.

El 29 de octubre de 1768, al mando del capitán de navío don Antonio González de Arce y con 560 tripulantes, con el Astuto y la fragata Santa Rosalía, salen desde Cádiz rumbo al Mar del Sur para llevar tropas a Talcahuano y El Callao, en el marco de las operaciones por el conflicto de las Malvinas con Gran Bretaña, según una Real Orden del 21 de octubre de ese año. La noche del 6 al 7 de noviembre la escuadra se dispersa cerca del estrecho de Gibraltar por una fuerte tormenta, en la que el Septentrión quedó totalmente desarbolado y en peligro de hundirse, pero al día siguiente mejora el tiempo y consigue llegar a Cartagena el 11 de noviembre.

Reparadas las averías, zarpa el 26 de diciembre para reunirse en Cádiz con el Astuto y la Santa Rosalía. Zarparon de Cádiz rumbo a América el 9 de enero de 1769. Debido al mal tiempo arribaron a Buenos Aires, pasando a Montevideo el 26 de julio, donde tuvieron una prolongada estancia. Salen de Río de la Plata el 16 de diciembre para cruzar el cabo de Hornos y llegar a Talcahuano el 10 de marzo de 1770, aunque lo hicieron de forma escalonada al separarse en la travesía.

El 25 de junio de 1770 zarpan de Talcahuano los tres buques rumbo a El Callao, a cuyo puerto recalan el 28 de julio. Desaparecida la posibilidad de conflicto con Gran Bretaña por el conflicto de las Malvinas, se decide a finales de 1771 el regreso a la península de los navíos Septentrión, Astuto y San Lorenzo, con la fragata Liebre, todos al mando del brigadier don José Somaglia, con insignia en el San Lorenzo.

Estaban listos para zarpar a primeros de enero de 1772, cuando las tripulaciones se muestran disconformes con los salarios que iban a percibir, rechazando el dinero que los contadores les ofrecían al grito de “Viva el Rey y muera su mal gobierno”. El asunto tomó mal cariz y Somaglia dictó un bando en el que declaraba la pena capital para todo aquel que no depusiera su actitud, según orden del virrey don Manuel Amat y Junient del 8 de enero. Teniendo en cuenta la valiosa carga que llevaban a bordo, los oficiales temían un nuevo motín durante la travesía, por lo que el virrey formó juicio contra los diez marineros más rebeldes a los que encarceló, además de enviar a varios tripulantes de los demás buques al Septentrión, el buque donde más había calado la rebelión. Aun así, varios oficiales se mostraban recelosos y pidieron medidas más duras, haciendo la petición al virrey el teniente de navío don Cayetano Lángara, del Septentrión. El virrey Amat ordenó colgar a dos de los sublevados, otros 17 fueron fusilados y 34 encarcelados. El rey, ante tal crueldad, decretó que en lo sucesivo las causas contra los marinos la resolvieses sus comandantes.

El 18 de enero de 1772 zarpa de El Callao de Lima con los navíos Astuto, San Lorenzo y la fragata Liebre, mandados por don Antonio de Arce, comandante del Septentrión. Llevaban un cargamento de más de nueve millones de pesos en oro y plata y otros seis millones en mercancías y dinero de particulares. Por una fuerte tormenta, se separaron cerca de las islas Canarias. Volvieron a reunirse, llegando a Cádiz el 15 de junio de 1772. El comandante Arce sería ascendido a brigadier por sus servicios, y el navío Septentrión zarpó de Cádiz al mando del capitán de fragata don Manuel Bravo y llegó a su base de Cartagena el 17 de agosto.

En 1773 realiza un viaje a Veracruz. El 4 de agosto de 1776 llega a Cádiz desde Cartagena para incorporarse a la expedición del general don Pedro Cevallos contra los portugueses en Sacramento. Al mando del capitán don Antonio Osorno había zarpado de Cartagena el 29 de julio. Al mando del capitán de navío don Antonio Osorno y Fúnes, con la escuadra del teniente general marqués de Casa Tilly, sale de Cádiz el 13 de noviembre de 1776 rumbo a la cuenca del Río de la Plata para apoyar a las fuerzas que combaten a los portugueses en la expedición del mando del general don Pedro Cevallos.

El 28 de julio de 1777 fondeó en el apostadero de Montevideo con el navío Serio. El 2 de septiembre de 1777 se hace a la vela desde Montevideo para llevar víveres a la isla Santa Catalina en conserva de la fragata Santa Teresa, dando escolta a dos buques mercantes.

Para su regreso a España con tropas, sale de la isla Santa Catalina el 3 de agosto de 1778 con la fragata mercante San José, alias Tigre, y llegan a Cádiz el 22 de noviembre. Queda incorporado en Cádiz a la escuadra de don Luis de Córdoba. Al comenzar la guerra con los británicos en junio de 1779 participa en la primera campaña del Canal de la Mancha con la escuadra de Ferrol al mando del teniente general don Antonio de Arce. Terminada esta campaña, el 13 de enero de 1780 zarpa de Brest con la escuadra del teniente general don Miguel Gastón rumbo a Cádiz. El 29 de enero entra en Ferrol con los navíos San Vicente Ferrer y San Carlos para reparar las averías a causa de las tormentas. Zarpa de nuevo el 17 de mayo y entra en Cádiz el día 24.

En el mes de junio de 1780 zarpa de Cádiz al mando del capitán de navío don Juan Landecho, realizando varios cruceros por la costa norteafricana. Al año siguiente se encuentra en el bloqueo de Gibraltar con la escuadra de don Luis de Córdoba. Mandado por el capitán de navío don Juan Landecho realizó varias campañas hasta el final de la guerra con la escuadra combinada del teniente general Luis de Córdoba, en la segunda campaña del Canal en julio de 1781, una tercera campaña en el Canal en el verano de 1782, en la acción de las baterías flotantes contra Gibraltar en septiembre de 1782 y en la batalla de Cabo Espartel el 21 de octubre de 1782 donde sufre 7 muertos y 8 heridos, batiéndose con el sexto navío de la retaguardia británica. Finalizada la guerra, entró en el arsenal de La Carraca para ser carenado y forrado de cobre sus fondos, saliendo del dique en mayo de 1783.

El 15 de agosto de 1783 entró en Veracruz con azogues, acompañado de la fragata Nuestra Señora de Loreto y la urca Santa Librada. El 2 de diciembre de ese año zarpa de Veracruz y entra en la Habana doce días después, fondeando en Cádiz con otros buques de la Armada el 1º de marzo de 1784, el navío de guerra San Lorenzo, las fragatas de guerra Santa Clara Americana, Nuestra Señora de Loreto, Héroe, Santa Clara Europea (Santa Clara de España), la urca Santa Librada, y los navíos de registro Piedad y Matamoros, llevando a bordo caudales y mercancías por valor de casi treinta y tres millones de pesos fuertes, después de hacer escala en la Habana.

El 1º de abril de 1784 zarpa de Cádiz al mando del capitán de navío don Diego Quevedo para llevar pertrechos a Cartagena. En julio de 1784, al mando del capitán Quevedo, participa en el bombardeo de la plaza de Argel con la escuadra del mando del teniente general don Antonio Barceló. De regreso en Cartagena, zarpa de nuevo rumbo a la plaza de Orán con tropas y pertrechos.

Zarpa de Cartagena el 30 de octubre de 1784, al mando del capitán de navío don Diego Quevedo, con órdenes de reunirse en Málaga con el navío Rayo y dirigirse al arsenal de La Carraca, donde debían ser desarmados. Le sorprende en aguas de Málaga un fuerte temporal la noche del 3 de noviembre de 1784, quedando varado en un banco de arena a solo 8 millas de la capital malagueña.

Las fragatas Pilar y Loreto y la urca Aduana salen de Málaga para auxiliar al navío, logrando salvar con sus lanchas a toda la tripulación. Consiguen recuperar toda la artillería, pertrechos, seis morteros y 120 pedreros que transportaba, siendo llevado al arsenal de La Carraca. En el consejo de guerra quedó el comandante Quevedo libre de cargos.

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Compilada por Santiago Gómez.

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