Alfonso XIII (1915)
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Se colocó su quilla en Ferrol el 23 de febrero de 1910. Botado el 7 de mayo de 1913, con presencia de su madrina la infanta Isabel y el ministro de Marina Jimeno. | Se colocó su quilla en Ferrol el 23 de febrero de 1910. Botado el 7 de mayo de 1913, con presencia de su madrina la infanta Isabel y el ministro de Marina Jimeno. |
Revisión de 18:00 13 jun 2015
Construcción:
Los tres acorazados, España, Alfonso XIII y Jaime I, pertenecen al plan de escuadra Maura-Ferrándiz. Se concibieron con arreglo a los nuevos acorazados “Dreadnought”. Fueron construidos en Ferrol por la Sociedad Española de Construcciones Navales (SECN).
Se colocó su quilla en Ferrol el 23 de febrero de 1910. Botado el 7 de mayo de 1913, con presencia de su madrina la infanta Isabel y el ministro de Marina Jimeno.
Desplazaba 15.700 toneladas estándar, 16.400 toneladas a plena carga. Medía 139,90 metros de eslora, 24 de manga, 12,74 de puntal y 7,70 de calado. Tripulado por 850 hombres.
Disponía de cuatro turbinas Parsons con una potencia 11.270 caballos a tiro natural y 20.000 caballos a tiro forzado, 12 calderas Yarrow y cuatro hélices, alcanzando una velocidad de 19,5 nudos. Con una capacidad de 1.900 toneladas de carbón, tenía una autonomía de 6.000 millas ó 7.500 millas a 10 ó 10,75 nudos.
Su protección o blindaje era de un espesor de 230 mm, 150 mm en la parte media y 75 mm en la parte alta, disminuyendo en los extremos a 100 mm a proa y 50 mm a popa. Las torres artilleras principales tenían un blindaje de 250 mm y la artillería mediana de 75 mm.
Armado con 8 cañones de 305 mm Vickers montados en cuatro torres dobles, 20 cañones Vickers de 101,6 mm, diez a cada banda, 2 montajes Skoda de 47 mm situados en las torres de proa y popa, 2 antiaéreos Vickers de 47 mm, montados en los años veinte, 2 de desembarco de 70 mm y dos ametralladoras Maxim.
Historial:
Entregado a la Armada el 16 de agosto de 1915, sus primeras misiones, al igual que las de su gemelo España, fueron la protección de las costas españolas durante la Primera Guerra Mundial.
En julio de 1920 visitó el puerto de la Habana. Fue el segundo buque de la Armada en realizar esta visita tras la guerra de 1898 y la independencia de Cuba. El primero había sido el buque escuela Nautilus el 24 de junio de 1908. El acorazado visitó después Puerto Rico y Nueva York.
En el mes de agosto de 1923 tomó parte en el desembarco de Afrau durante la campaña africana junto a su gemelo España. La mañana del 21 de agosto se situó la escuadra en la costa de Alhucemas con los dos acorazados, el crucero Reina Regente, los cañoneros Lauria y Bonifaz, el destructor Cardarso y otros buques menores, mandados por el almirante Rivera, con insignia en el Alfonso XIII. Las tropas del teniente coronel Llanos desembarcaron el 21 de agosto, llegando más tropas en día 23, internándose en tres columnas para socorrer la posición de Tifaruin, bloqueada por los indígenas. El cañonero Lauria y el guardacostas Alcázar bombardearon varias posiciones enemigas cercanas al desembarco, mientras los dos acorazados y el crucero bombardearon posiciones enemigas en Alhucemas.
Tomó parte activa en el desembarco de Alhucemas en septiembre de 1925 con su gemelo Jaime I y el acorazado francés París. Estaba al mando del capitán de navío Expósito. Los dos acorazados gemelos españoles estaban encuadrados en la Escuadra de Instrucción, mandada por el vicealmirante Yolif, con los cruceros Blas de Lezo y Méndez Núñez y los destructores Alsedo y Velasco, y el resto de buques en la Escuadra del Norte de África al mando del contraalmirante Guerra Goyena, con el portahidroaviones Dédalo, los cruceros Reina Victoria Eugenia, Extremadura, los cañoneros Cánovas del Castillo, Canalejas, Eduardo Dato, Laya, Lauria y Recalde, 4 torpederos T-7, T-11, T-17 y T-22, 11 guardacostas, 6 guardapescas, 4 remolcadores, 2 aljibes, 2 transportes, 26 barcazas de desembarco y 24 transportes de tropas.
En el mes de noviembre de 1923 formó escuadra con su gemelo Jaime I y otros buques de guerra, trasladando a Italia a los Reyes de España y al general Primo de Rivera. La escuadra regresó a Cartagena el 14 de diciembre.
Con motivo de la exposición Universal de Barcelona en 1929 se reunió en el puerto con otros buques de guerra españoles y extranjeros.
Con la llegada de la República en 1931 se cambió su nombre por el de España 2º, pasando a la reserva. Quedó anclado en Ferrol con dotación reducida, utilizado como depósito de marinería.
Cuando estalló la guerra civil del 36, se encontraba en la base de Ferrol, utilizado como depósito de marinería en el arsenal. Se encontraba en mal estado, con la mayoría de los servicios en desuso y sin municiones de cañón. Ganado por la cusa nacional, y debido a la carencia de buques de guerra de los sublevados, fue alistado como se pudo. En pocos días se recuperaron e instalaron dos de sus cañones de 305 mm y 6 de 101 mm. Para el mes de agosto estaban operativos 6 cañones de 305 mm y 12 de los 20 cañones de 101 mm.
Pasó a realizar misiones en el Cantábrico, bombardeando posiciones costeras en Guipúzcoa. El 12 de agosto de 1936 zarpó de Ferrol con el destructor Velasco y llevaron a cabo misiones de bloqueo de la costa republicana y bombardeo de la posiciones enemigas en Guipúzcoa para forzar la rendición de San Sebastián, Irún y Fuenterrabía. Llevaron la iniciativa en el Cantábrico, excepto la época en que llegó la escuadra republicana, entre el 28 de septiembre y el 13 de octubre de 1936, formada por el acorazado Jaime I y otros buques de guerra.
Salió indemne de varios ataques, como el ocurrido el 30 de octubre de 1936 cuando el submarino C-5 le lanzó varios torpedos y no dieron en el blanco, o el lanzamiento de varias bombas el 29 de diciembre por parte de la aviación republicana en aguas asturianas que también fallaron.
El año 1937 continuó con las mismas patrullas, bloqueos y caza de buques enemigos, como el despliegue organizado para capturar al mercante Mar Cantábrico. A finales de febrero tomó parte en el intento de capturar al destructor José Luis Díez. El 31 de marzo fue atacado nuevamente por la aviación republicana con el mismo resultado.
Se acabó su suerte la mañana del 30 de abril cuando patrullaba por el Cantábrico con el destructor Velasco. Por el norte apareció el carguero británico Knitsley navegando con dirección a Santander. El destructor se separó para interceptarlo, mientras el acorazado maniobró para interponerse entre el carguero y la costa, acercándose a un campo de minas colocada unos días antes por el minador nacional Júpiter. Cuando el destructor había detenido al carguero, el acorazado explotó al chocar con una mina. El destructor dejó su presa y se acercó al acorazado que ya empezada a escorarse. La entrada de agua era tan rápida no quedando más remedio que abandonarlo.
El destructor entró en el campo de minas y se situó en el costado de babor del acorazado, recogiendo su tripulación, mientras la escora aumentaba. Sólo murieron cuatro hombres, tres en la explosión y uno a bordo del destructor a causa de las heridas. En menos de tres horas se hundió a la vista del puerto de Santander. Aquella mañana recibieron los dos buques el ataque de la aviación republicana, que lanzaron hasta 12 bombas, y algunos informaron que cuatro de ellas dieron en el blanco, siendo ésta la causa del hundimiento. Posteriormente se supo que la causa fue una mina y las bombas republicanas fallaron el blanco, incluso en el ataque ocurrido cuando los dos buques se encontraban parados, uno al lado del otro para salvar la dotación del acorazado.
Bibliografía:
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Cervera Pery, José. La guerra naval española (1936-1939). Editorial San Martín, 1988.
Crawford, Steve.: Portaaviones y Acorazados. Editorial Libsa. Madrid, 2001.
Diario ABC. Miércoles, 22 de agosto de 1923, páginas 10-11.
Diario La Correspondencia de España. Madrid. Miércoles, 22 de agosto de 1923, páginas 1-2.
González, Marcelino. 50 Barcos españoles. Fundación Alvargozález. Gijón, 2009.
López Urrutia, Carlos.: Historia de la Marina de Chile. Editorial Andrés Bello. Santiago de Chile, 1968.
Enciclopedia La Marina. Editorial Delta. Barcelona, 1983.
Martín Tornero, Antonio.: “El desembarco de Alhucemas. Organización, ejecución y consecuencias”. Revista de Historia militar. Año XXV, nº 70. Madrid. Servicio Histórico Militar, 1991.
VV.AA.: El Buque en la Armada española. Editorial Sílex. Madrid, 1999.
Compilada por Santiago Gómez.
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