Pizarro (1848)
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Construcción:
Vapor de ruedas, construido en Inglaterra y adquirido junto al vapor Colón.
Desplazaba 1.100 toneladas. Tenía una máquina de 310 caballos.
Armado con 6 cañones.
Historial:
En julio de 1848, cuando toma el mando del apostadero de la Habana el teniente general don Francisco Armero y Peñaranda, los buques asignados al mismo era el navío Soberano, dos fragatas, cuatro bergantines, una goleta, tres vapores, entre ellos el Pizarro, y dos urcas y un paquebote.
En el verano de 1849 formada parte de la segunda sección de la División de Operaciones del Mediterráneo, con base en Barcelona. La formaban el navío Soberano, la fragata Esperanza, las corbetas Ferrolana y Venus, el bergantín Ebro y los vapores Colón, Pizarro, Piles y Vigilante. Después de ser restablecida la autoridad del Papa en Roma, el vapor Pizarro tomó parte en la repatriación del ejército español que había sido enviado a las costas italianas, desembarcando tropas en Barcelona a comienzos de 1850.
El 11 de abril de 1850, al mando del capitán de fragata don Manuel Sivila, zarpa de Cádiz rumbo a la isla de Cuba. Lleva a bordo a los generales conde de Mirasol, Doral y García Olloqui, además de otros oficiales.
En 1851 el general exiliado Narciso López organizó fuerzas para levantar una insurrección en Cuba con la ayuda norteamericana. La primera expedición del general fue detenida por los mismos norteamericanos en 1850. Al año siguiente, embarcaron hasta 500 hombres en el vapor Criollo (Creole) y desembarcaron en Cárdenas el 19 de mayo de 1851. La pequeña guarnición de 17 hombres fue arrollada, apoderándose de la población. Se levantaron los pueblos de alrededor y expulsaron a los invasores a las veinticuatro horas de haber desembarcado. El vapor Pizarro, capturó dos buques llenos de tropas insurrectas y persiguió al vapor Criollo hasta que se refugió en aguas norteamericanas, en Cayo-Hueso.
El 12 de agosto de 1851, apoyados por el vapor Pampero y otros buques menores, desembarcó de nuevo el general López con sus tropas en Bahía-Honda. Tras la derrota y captura del traidor general López, el 26 de agosto de 1851, al norte de la isla de Cuba, fue embarcado en el vapor Pizarro y llevado a la Habana para ser juzgado la noche del 31 de agosto.
Al mando del capitán de navío don Francisco Grandallana, salió de la Habana el 10 de septiembre de 1852 para dar caza a una fragata sospechosa de hacer contrabando de armas a favor de los insurrectos cubanos. Con noticias de que la fragata se encontraba en Mariel, puso rumbo a aquel lugar. Muy cerca de su destino, el práctico estimó que navegaban a tres millas de la costa, no así el capitán Grandallana, que mandó parar máquinas y dar marcha atrás, pero no pudo impedir que el vapor quedara varado sobre las siete de la tarde en el paraje denominado Tango-Farango. Se mandó un bote a Mariel a solicitar auxilio al bergantín Gravina. La noticia llegó a la Habana la tarde del 11 de septiembre, llegando al lugar buques, hombres y materiales para sacar a flote al Pizarro.
Desde el 30 de septiembre al 8 de octubre impidieron los fuertes vientos reanudar los trabajos de salvamento. Todo estaba preparado el 29 de octubre para el rescate definitivo. A la maniobra acudieron los vapores Isabel II, Colón y Blasco de Garay, pero los cables se partieron en varias ocasiones, mientras el casco del Pizarro se resquebrajaba [1]. Los trabajos de rescate se suspendieron y se dio por perdido. Los pertrechos, máquina, artillería y todo lo que pudo utilizarse, sirvieron para un vapor construido en La Carraca al que se le puso el mismo nombre de Pizarro.
José Llegó Calabuig cita la obra de Ricardo de la Guardia titulada “Datos para un cronicón de la Marina Militar de España”, donde se menciona el naufragio en 1852 del vapor Pizarro, pero también menciona su pérdida en 1878. Lógicamente no pudo naufragar dos veces un mismo buque y Lledó afirma que Ricardo de la Guardia comete un error y sólo hubo un vapor de ruedas llamado Pizarro. Señala don José Llegó que el primer naufragio está basado en la varada que sufrió en Punta Maysi, isla de Cuba, en 1854, del cual pudo zafarse y llegar a la Habana por sus propios medios. Insiste en afirmar que al no perderse en 1852 no hubo necesidad de ser sustituido por otro con el mismo nombre. Si sólo existe el vapor Pizarro construido en La Carraca en 1851, Fernández Duro se equivoca en el naufragio de 1852 y el resto de autores y fuentes que mencionan un vapor con ese nombre a partir de 1848.
Notas
- ↑ Lazaga, Joaquín Mª, Contralmirante.: Naufragio del vapor Pizarro (Recuerdos de mi vida de mar) Madrid, 1903. Octavo, 62 páginas.
Bibliografía:
Bordejé y Morencos, Fernando de.: Crónica de la Marina española en el siglo XIX, 1800-1868. Tomo I. Ministerio de Defensa. Madrid, 1999.
Colección legislativa de España. Segundo Cuatrimestre de 1849. Tomo 47. Publicado por el Ministerio de Gracia y Justicia. Imprenta Nacional. Madrid, 1850, páginas 146-147.
Fernández Duro, Cesáreo. Naufragios de la Armada española. Madrid, 1867.
Franco Castañón, Hermenegildo.: Los apostaderos y estaciones navales españolas en Ultramar. Empresa Nacional Bazán, 1998.
Gómez Ranera, Alejandro.: Compendio de la historia de España, desde su origen hasta el reinado de Doña Isabel II y año de 1852. Imprenta de don Alejandro Gómez Fuentenebro. Madrid, 1853.
Guardia, Ricardo de la.: Datos para un cronicón de la Marina Militar de España. Ferrol, 1914.
La Ilustración, Periódico Universal Madrid. Sábado, 20 de abril de 1850.
La Ilustración, Periódico Universal. Madrid. Sábado, 19 de junio de 1850.
Lazaga, Joaquín Mª, Contralmirante.: Naufragio del vapor Pizarro (Recuerdos de mi vida de mar) Madrid, 1903. Octavo, 62 páginas.
Lledó Calabuig, José.: Buques de vapor de la Armada española. Del vapor de ruedas a la fragata acorazada, 1834-1885. Aqualarga Editores. Madrid, 1997.
Palacio, Eduardo de.: España desde el primer Borbón hasta la revolución de septiembre. Tomo V. Madrid, 1869.
Compilada por Santiago Gómez.
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