Virgili y Bellver, Pedro Biografia
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Orígenes
Vino al mundo en la población de Villalonga del Campo, comarca de Reus, el día quince de febrero del año de 1699. Hijo de labradores.
Hoja de Servicios
Comenzó a practicar de barbero y a los catorce años, una vez ya seguro de sí mismo pasó a Tarragona como sangrador, permaneció un tiempo y pasó a Montpellier con diecisiete años para estudiar medicina, especializándose en cirugía saliendo ya como a tal con veinticuatro años.
Al año siguiente de 1724 ingresó como cirujano en los reales Ejércitos, siendo destinado como cirujano Mayor a la población de Algeciras, siendo su jefe el cirujano Mayor de la Armada, don Juan Lacomba, quien le indicó que sería mejor para él y para todos que se pasase a la Armada, haciéndole caso. En el año de 1731 fue nombrado ayudante de cirujano mayor.
Se le destinó a una Flota de Indias, que estaba al mando del teniente general Rodrigo Torres con la que estuvo realizando viajes a Tierra Firme y Nueva España, así como a Cuba, comenzando en el año de 1738 y permaneciendo hasta el año de 1740. En el mismo año fue nombrado por Real Cédula Cirujano Mayor de la escuadra, perteneciente al Departamento Marítimo de Ferrol.
«Determinando que el Cirujano Mayor de la Armada Pedro Virgili, como director del colegio regle las horas y ejercicios en que deben ocuparse los colegiales.
Viene de la R. O. de 15 de abril de 1742. Se les releva de la asistencia a la distribución de comidas. Publicado el día 15 de abril de 1743.»
En el año de 1743 pidió licencia para pasar a París a terminar de perfeccionar sus técnicas, de donde regresó en el año de 1745, pasando a demostrar sus nuevos conocimientos, pero también a comenzar a pedir en defensa de la cirugía, ya que en este mismo año a petición suya, se ordena y obliga a los propietarios y capitanes de los bajeles de Carrera de Indias a llevar en sus viajes al menos a un barbero-sangrador por buque: «…Así por ser acto de justicia retributiva que sean preferidos a los que no tengan este mérito, como por el beneficio y demás circunstancias favorables que resultarán al real Servicio y al público, en razón de la mayor práctica que se presupone en los mismos…»
A lo que añade: «Como actualmente no tenemos colegiales suficientes en estado de poder proveer de ellos los navíos mercantes me parece convendría, siempre que no debiera haber armamentos, embarcar en dichos mercantes a los segundos de la Armada, de este modo, se haría ahorro a la Real Hacienda del sueldo que gozan hasta su regreso y los demás que faltaren hubiesen de ser examinados por los maestros del colegio pagando éstos de contado los 25 pesos, pues no hay seguridad en éstos por ser advenedizos, y que a todos hubiesen de pagar los comerciantes como está arreglado en la casa de la contratación.»
En el año de 1747, elevó un memorial al rey don Fernando VI, en el que le indicaba la falta de cirujanos en la Armada, causa por la que un gran porcentaje de muertes se producían por no poder ser atendidos los enfermos, a este informe se añadió otro del Marqués de la Ensenada, lo que se tradujo en que, al año siguiente se le ordenara preparar los estatutos del funcionamiento del Real Colegio de Cirujanos de la Armada, que fueron publicados el día once de noviembre del año de 1748, siendo la piedra angular de la expansión y conocimiento de la cirugía, su título es: «Estatutos del Real Colegio de Cirugía de Cádiz.» fijando los alumnos en sesenta, con preferencia a los practicantes de los hospitales de Marina, regulando al mismo tiempo los aspectos referentes a su admisión, manutención y enseñanza, consiguiendo así que poco a poco se fueran creando más Colegios de Cirugía en toda España. Pasó a ochenta en el año de 1753 y en el de 1791 a cien.
Entre los años de 1740 a 1748, se llegaron a deber a los cirujanos cuarenta pagas, lo que provocó que el Intendente y S. M. recibieran gran cantidad de quejas desde el Cirujano Mayor don Juan Lacomba, hasta el cuchillero encargado del mantenimiento de las herramientas, todo se vino a solucionar al entrar en funcionamiento el Colegio de Cirugía de Cádiz, y haberse puesto al frente de la Secretaría de Hacienda al Marqués de la Ensenada, pues a partir de aquí se les pagaba como a los del Ejército, para que nadie fuera discriminado en su quehacer diario.
En una carta al Rey, fechada el día veintinueve de mayo del año de 1748, entre otras cosas le dice: «Este Hospital no le ay mas propio, comodo ni conbeniente que el Real de la Armada en Cádiz, en el qual concurren todos los enfermos de la guarnicion de la plaza y sus inmediaciones y los de la Armada, de modo que se curan y ven mas enfermedades por lo regular en un mes que en la mayor parte de los Hospitales en un año.»
Por Real Orden del día cuatro de enero del año de 1749 se le ascendió por sus conocimientos a Cirujano Mayor de la Real Armada.
En el mismo año de su ascenso a la máxima categoría y viendo el problema solicita la ampliación del hospital de Cádiz, con el siguiente escrito: «Representación hecha por el Cirujano Mayor de la Armada D. Pedro Virgili al Sr. Intendente General de ella D. Juan Gerbaut, pidiendo se permitiese dar algun ensanche al Hospital por las razones que alega en ella.
Sr. Intendente General de Marina. Señor. Sin embargo del no corto ensanche que a este Hospital Real de Marina ha proporcionado el aumento de las dos salas bajas fabricadas por disposicion del Exmo. Sr. Don Julián de Arriaga y la agregacion de las otras dos altas que de su orden se han finalizado ultimamente, como también la nueva importante de la de heticos, nos hace ver y tocar la experiencia que aun falta extension al referido Hospital respecto de la abundancia de enfermos, así de enfermedades medicas como quirurgicas que ofrece la excesiva guarnicion de esta Plaza y acredita el excesivo numero de sarnosos que ultimamente se presentan en ella y no pudieron recibirse por aquel motivo, el no corto numero de tropa de Marina y multitud de marineros que padecen los navios armados y los del cumulo de arsenales igualmente que los que atraen la copiosa cantidad de vagabundos y desterrados de los mismos Arsenales, pues hallandose actualmente el Hospital con 570 enfermos, comprendemos claramente que debe recargarsele alguna mediana porcion de ellos, ya que si con motivo de entrada de navios que la producen o por otro accidente seria indispensable ocurrir a la precision de ponerlos a medio numero (de cuya providencia se originaron los graves inconvenientes y perjuicios para la misma que V. S. comprendera) sino tambien a lo costoso y perjudicial determinacion de franquear casas particulares para ocurrir al reparo de semejante caso, de que no se carece de ejemplar y respecto que el celo piadoso de el Exmo. Sr. proporcionó la misma extension referida de las cuatro salas en un cuerpo posterior del mismo hospital, en donde queda el correspondiente sitio para con otras dos naves formar cuarto pegado al Hospital, cuyo nuevo mandado por dentro nada seria incomodo para su uso y si muy ventajoso mediante que aun por ahora no se intentara otra fabrica que las de las salas bajas que a muy poca costa pudieran hacerse podrian en los casos referidos admitir al pie de 200 enfermos y bien se hara cargo la comprension de V. S. de cuanto alivio seria en una urgencia esta tan precisa obra, nos ha parecido indispensable a nuestra obligacion hacer presente a V. S. con el debido respeto todas las razones mencionadas, movidos de la conocida ventaja que reconocemos en este pensamiento, esperando no lo desatendera la piadosa consideracion de V. S. como en el se funda una obra tan cristiana y util al servicio. Dios guarde a V. S. m. a. Cadiz. — Don Pedro Virgili. D. Diego Porcel.»
Una de sus primeras decisiones fue el coste de las cajas de los cirujanos, que por Real orden del día veintidós de abril del año de 1749 se aclaran las circunstancias del problema. Se habían traído de París veinticuatro a un precio de cien pesos por unidad en el año de 1737, el entonces Cirujano Mayor Sr. Lacomba quedó con un maestro cuchillero para que fueran ampliadas, pues varias ya se habían perdido por naufragio o alguna otra causa, para que las entregara con un precio entre los sesenta y setenta pesos, pero no podía descender su calidad con las ya existentes.
Al llegar Virgili, que ya venía con una experiencia en el tema, decidió que parte de las causas del deterioro del instrumental era causada por el mal trato de los mismos Cirujanos y eso provocaba un gasto superior al normal, tomando la decisión de retener del sueldo de los cirujanos una cuarta parte, para las reparaciones de su material, diciendo entre otras cosas: «…este es el modo para que cada uno tenga más cuidado en ellas, tenerlas más bien acondicionadas, lo que servirá de alivio para los enfermos y de menos gasto al erario real.» y solo «En caso de naufragio o pérdida de la caja por apresamiento del navío, se mandaba indemnizar al cirujano con la cantidad pagada.»
A su vez convenció al Rey que lo mejor era que los elegidos por él fueran enviados a diferentes países y aprendieran rápido, para así tener un cuadro de profesores adecuado, ya que en ello iba la vida de muchos hombres cada año. En el mismo Cádiz fundó el Ateneo Quirúrgico, donde se impartían clases de la materia y se discutía sobre procedimientos y técnicas a adoptar. Lo que situó a la cirugía de la Armada entre las primeras de Europa. Pero al mismo tiempo consiguió del Monarca que pudieran ser atendidos en el Hospital de la Armada los civiles, lo que obviamente redundó en una mejoría general de la población.
En la Asamblea Literaria fundada por don Jorge Juan, se leyeron varios de los trabajos y memorias que antes habían pasado por el Ateneo Quirúrgico, siendo muy bien acogidas las intervenciones, de donde a su vez se imprimían dándose a conocer a toda Europa, a su vez ampliaban los conocimientos de otros cirujanos españoles, lo que en sí redundaba en una mejor asistencia en toda España.
En el año de 1754 por todos sus trabajos tan bien realizados el rey don Fernando VI, le nombró hijodalgo y como a tal ya podía como así fue, nombrarlo Cirujano Primero de la casa Real. En este puesto el acceso al Monarca era más sencillo, por lo que en el mismo año el Colegio de Cirugía de Cádiz aumentó las plazas a ochenta alumnos.
Convenció al Monarca, de fundar otro Colegio de Cirujanos para los Reales Ejércitos, ya que aunque el tipo de heridas a veces eran parecidas, otras no y al mismo tiempo, el tipo de infecciones eran provocadas por distintas causas, por lo que era necesario tener los cirujanos especializados en cada disciplina. Escribió el reglamento en el año de 1760 y entró en funcionamiento en el de 1764.
En el mes de febrero del año de 1760, dirige un Memorial con el título «Estado de las Embarcaciones que se arman en los tres Departamentos y de los cirujanos para la próxima campaña» al Intendente General de la Armada, en él da las explicaciones pertinentes para que se aumente la capacidad de enseñanza de los cirujanos, por ser lo dispuesto contar por cada navío con un cirujano de primera y otro de segunda, y en las fragatas uno de segunda, para ello da un repaso a la situación: Cádiz, habían quince navíos y tres fragatas, existiendo nueve cirujanos de primera, por lo que faltaban seis, y nueve de segunda, faltando otros nueve; En Cartagena, habían diez navío y diez fragatas, existiendo diez cirujanos de primera, los justos, y catorce de segunda, faltando seis; en Ferrol habían trece navíos y dos fragatas, existiendo seis cirujanos de primera, faltando siete, y diez de segunda faltado cinco, resumiendo: las falta total era de trece cirujanos de primera y veinte de segunda, eso sin reservas, lo que producía una sobrecarga de trabajo sobre todo de los embarcados, que se pasaban hasta seis años sin tocar tierra, lo que a su vez se traducía en que ellos mismo caían enfermos, habiendo por ello más buques sin los reglamentarios.
Al mismo tiempo, en el año de 1764 por sus influencias se construyó el Colegio de Cirugía de la Ciudad Condal, al comenzar a funcionar fueron en primera instancia los profesores los mismos que las daban en el Colegio de la Real Armada, pero éste estaba dedicado al del Ejército, siendo todo por los méritos de Virgili.
En el año de 1767 se echaba de menos los anfiteatros para los cursos de anatomía en los Departamentos de Ferrol y Cartagena, lanzándose de nuevo a conseguirlos, el de Cartagena fue aprobado por don Jorge Juan, construyéndose el Hospital de Marina de Antiguones, tomando como base el ya existente en Cádiz, siendo aprobado el proyecto por el Rey en el año de 1768. Mientras que en Ferrol ya existía un apartado para la práctica de la anatomía en el Hospital General de Nuestra Señora de los Dolores, pero siempre tuvieron (como en todas las ciudades departamentales) la presión de los párrocos que impedían la enseñanza, lo que les obligaba a realizar las prácticas de noche evitando así los problemas con el clero.
Con su inusitada labor e investigación, consiguió realizar operaciones muy complicadas, siendo una de ellas el primero en hacer el corte de la traquearteria a lo largo hasta el 5º anillo cartilaginoso.
Entre sus trabajos de más mérito, estuvo la «Memoria sobre la broncotomía.», que en el año de 1743, se publicó en París, por la Academia de Medicina y «Compendio del arte de partear.» publicada en Barcelona en el año de 1765.
Durante toda su vida en la Armada tuvo enfrentamientos con los Protomédicos, pues no estaban formados ni eran expertos en cirugía, por lo que a su entender poco podían hacer ante una herida de guerra, sufriendo a veces las intervenciones en su contra de aquellos, por lo que en el año de 1772 eleva un Memorial al Rey en que ataca sin miramientos a de Vega, diciendo: «…Este espíritu de venganza, desidia y ambición de mandar ocasiona precisamente disturbios entre aquellos individuos, entibia los ánimos y puede trastornar el buen orden, si V. E. no se digna poner el remedio, reprimiendo el orgullo de dicho Protomédico imponiéndole perpetuo silencio en tales pretensiones que ya están decididas por dichas órdenes (……) y que sea más exacto en el cumplimiento de su precisa obligación y menos entrometido en lo que no es de su inspección directa ni indirectamente» (…Virgili apeló apoyándose en el artículo 6 de los Estatutos y Ordenanzas del año de 1764, por las que se le facultaba, como director del Colegio, para nombrar al vicepresidente y director de facto: «…en el caso de que el maestro más antiguo no cumpliera las condiciones de celo e inteligencia en las materias del gobierno y pericia en la profesión.»)
«Que se observe puntualmente el método de estudios que dejó establecido el Director del Colegio de Cirugía de Cádiz, D. Pedro Virgili, que fue de 10 maestros para la enseñanza de las materias que se expresan.
Sobre las alteraciones que pretende incluir Oromí, reduciendo únicamente su instrucción a la facultad quirúrgica. Se rechazan, teniendo presente S. M. que es indispensable para la utilidad de la Armada que los cirujanos entiendan también de la facultad médica.
Dada en San Lorenzo el día 14 de octubre de 1777 »
Falleció después de una larga inhabilitación por causa de problemas graves reumáticos en la ciudad de Barcelona, antes de la fecha indicada en el documento anterior en el mismo año de 1777. Contaba con setenta y ocho años de edad.
La contante lucha con los protomédicos, en el año de 1770 alcanzó casi su zenit, dándolo a entender en un escrito dirigido a S. M. firmado por la casi totalidad de cirujanos, a su cabeza Virgili, en el que se dicen entre otras cosas: «…la decadencia de la Cirugía en España, a causa de haberse los médicos constituidos en el gobierno de ella, y haber abatido el concepto de los Profesores de Cirugía con los Soberanos, pues gobernada ésta por más de dos siglos con un dominio absoluto por los médicos, dando principios y reglas que no saben, se hallan cada día más abatida, porque no siendo los Cirujanos absolutos en la aprobación o reprobación de los exámenes, como propio de su Facultad, se ha seguido muchas veces, que los examinados reprobados por los cirujanos han salido aprobados por los médicos y viceversa…»
En el año de 1757, escribe Virgili al Intendente General de la Armada, una Memoria, en la que entre otras cosas dice: «…Si se registran las listas necrológicas del cuerpo de cirujanos, se encontraría que tal vez en ningún otro cuerpo ha habido respectivamente más vacantes en un determinado número de años, como en el de los cirujanos de marina; en una época de 40 años han fallecido quince de los Ayudantes y maestros de los cuales los más no han llegado a los 50 años de edad; del número de primeros y segundos son tantos los que se han desgraciado antes de llegar a la senectud, que los que ascendieron a primeros hace quince años, se hallan los más antiguos del cuerpo: en la guerra pasada fue tanto el número de los cirujanos que se perdieron que casi se han renovado después de la paz los dos tercios…»
En el año de 1893 su retrato fue colgado, en la Galería de Catalanes Ilustres del Ayuntamiento de la ciudad de Barcelona.
Bibliografía:
Astrain Gallart, Mikel.: Barberos, Cirujanos y Gente de Mar. La sanidad naval y la profesión quirúrgica en la España ilustrada. Ministerio de Defensa. Madrid, 1996.
Clavijo y Clavijo, Salvador.: La Trayectoria Hospitalaria de la Armada Española. Instituto Histórico de Marina. Madrid, 1944. El autor es Coronel Médico de la Armada.
Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.
Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. Tomo 69, 1929, página 294.
VV. AA.: Historia de Cádiz. Vol. II. Los siglos decisivos por Bustos, Manuel. Silex. 1992.
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