Bustillo y de la Cueva, Fernando de Biografia

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Fernando de Bustillo y de la Cueva Biografía


Jefe de escuadra de la Real Armada Española.

Orígenes

Vino al mundo por el año 1757? en la población de Pinillo en el valle de Toranzo, en la provincia de Santander, siendo sus padres don José Bustillo y de su esposa, doña Ana de la Cueva.

Demandó y obtuvo la Gracia de ser aceptado como cadete del Arma de Artillería, el 29 de septiembre de 1771.

Hoja de Servicios

Pero la llamada de la mar era tan poderosa que siendo casi oficial de artillería, elevó escrito para su pase a la Real Armada, siéndole concedida la carta-orden, para su ingreso en la compañía de guardiamarinas del Departamento de Cádiz, sentando plaza el 27 de abril de 1774, cuando contaba con diecisiete años de edad. Pero con la antigüedad que tenía en el ejército, del mes de enero de 1772. No tiene número de expediente.

Al aprobar el examen teórico pasó embarcado al navío Oriente, realizando una campaña en corso por el Mediterráneo, al concluirla regresó a Cartagena, donde el 1 de junio de 1775 se le ascendió a alférez de fragata.

Dos días después trasbordo al jabeque Garzota, incorporado a la escuadra del general Castejón, participando en la expedición de castigo a la ciudad de Argel del mismo año, en la que tomó parte al mando de un bote en el obligado reembarco de las tropas del ejército, donde recibió su bautismo de fuego.

Regresó y desembarcó por orden superior del 3 de septiembre de 1776, siendo nombrado ayudante del Arsenal, permaneciendo en el destino hasta el 3 de marzo de 1777, por ser destinado a la fábrica de fornituras, estando aquí se le entregó la Real orden del 23 de mayo de 1778, notificándole su ascenso al grado de alférez de navío, permaneciendo en su destino hasta el 18 de enero de 1779.

Por orden superior del 12 de febrero siguiente embarcó en el navío San Genaro, realizando cruceros en corso sobre las regencias norteafricanas, al regreso de uno de ellos y por Real orden del 8 de junio continuo se le otorgó el mando de la goleta Brillante, regresando a su comisión anterior, hasta recibir la orden de incorporase a las fuerzas navales del bloqueo del Peñón. Estando en él su jefe de división ordenó dar caza a un buque británico, a cuyo buen resultado contribuyó, pero su buque recibió un fuerte castigo de las baterías de costa enemigas.

Por su admirable y decidida acción, puesta en conocimiento de S. M. por su general al mando, firmó la Real orden del 27 de mayo de 1780, siendo en reconocimiento a su valor ascendido al grado de teniente de fragata.

Su buque pasó a ser recorrido y una vez terminado regresó a su misión de corso contra las regencias norteafricanas, al regresar de una de ellas, por Real orden del 31 de octubre siguiente, trasbordo a la fragata Santa Catalina, permaneciendo hasta el 9 de noviembre seguido, por trasbordar al jabeque Pilar; tanto con éste como el anterior estuvo en el bloqueo de Gibraltar, donde pasó a las divisiones de lanchas cañoneras que estaban al mando del capitán de fragata don Gerónimo Huertas, realizando varios bombardeos a la plaza asediada.

Desembarcó en Cádiz del jabeque el 16 de septiembre de 1781, a los pocos días se le entregó la Real orden con la misma fecha, siéndole comunicado su ascenso al grado de teniente de navío. Coincidencias de una vida.

Quedó destinado en el propio Departamento en los Batallones de Infantería de Marina, hasta recibir la orden superior del 15 de abril de 1782 de embarcar en el navío Arrogante, buque perteneciente a la escuadra del océano al mando del general don Luis de Córdova, realizando la segunda campaña sobre el canal de la Mancha, a su regresó se destinó al navío a apostadero de Algeciras.

El 13 de septiembre siguiente, se llevó a cabo el famoso ataque de las baterías flotantes, resultando una desafortunada acción como consecuencia de su mal funcionamiento, pues al ser incendiadas por las ‹balas rojas› de los británicos, se fueron todas a pique envueltas en fuego, ello obligó a todos a acudir en socorro de los náufragos, siendo él uno de los que al mando del bote de su navío, estuvo toda la noche rescatando a compañeros.

El 20 de octubre siguiente a bordo del mismo navío, participó en el combate del cabo Espartel, donde se perdió la oportunidad de oro, de rendir al Peñón por hambre, pero la escuadra británica con una hábil maniobra del almirante Howe, por tener el viento huracanado a favor consiguió penetrar en él, salvando así la situación tan difícil en la que se encontraban.

Por orden superior del 24 de abril de 1783, trasbordó al navío San Joaquín, realizando dos viajes, unos sobre las islas Afortunadas transportando tropas y pertrechos de guerra, y otro sobre Ferrol por la misma razón, quedando desembarcado el 27 de agosto siguiente.

Por Real orden del 20 de octubre siguiente se le otorgó el mando de la urca Amalia, realizó un tornaviaje a Montevideo para traer caudales a la península, fondeando en la bahía de Cádiz el 5 de febrero de 1785, zarpando de nuevo con rumbo al Mediterráneo al puerto de los Alfaques, arribando de regreso al de Cartagena, de donde salió con rumbo a Cádiz donde fondeó, permaneciendo aquí hasta recibir la orden del 21 de agosto siguiente de desembarcar.

Fue de nuevo destinado a los Batallones de Infantería de marina, donde permaneció hasta recibir la orden del 22 de octubre de 1787 de embarcar en la fragata Santa María de la Cabeza, volviendo a cruzar el océano, pero esta vez la navegación era mucho más larga, pues debía doblar el cabo de Hornos, para conseguir arribar al puerto del Callao, donde se le embarcaron un millón novecientos setenta y tres mil once pesos, seiscientos cincuenta y cuatro quintales de cobre más productos de la tierra, zarpando con rumbo a la bahía de Cádiz, donde fondeó el 1 de mayo de 1789.

Por orden superior del 26 de agosto siguiente embarcó en la urca Wincon, trasladándose a Ferrol desembarcando el 12 de octubre continuo, por ser destinado en el Departamento a los buques en desarme, permaneciendo en este destino hasta el 5 de abril de 1790, por tener la Real orden de habérsele otorgado el mando de la urca Presentación, realizando dos viajes con pertrechos y destino al puerto de Santander, regresando a Ferrol donde por una nueva Real orden del 12 de julio siguiente se le otorgó el mando del bergantín Ligero, continuando en servicios de aprovisionamiento de puertos del Cantábrico, al regreso de uno de ellos, se le entregó la Real orden del 17 de enero de 1792, con su ascenso al grado de capitán de fragata, entregando el mando de su urca el 19 de mayo continuo, con su nuevo mando pasó a la comisión de guardacostas.

Permaneciendo en su mando hasta recibir la Real orden del 18 de septiembre de 1793, por ser nombrado segundo del navío Arrogante, zarpando con rumbo a la bahía de Cádiz, permaneciendo en éste Departamento hasta el 6 de febrero de 1794.

Recibiendo la orden superior de pasar de nuevo al Departamento de Ferrol, para ello embarcó de transporte en el navío San Dámaso, a su arribada quedó desembarcado, hasta recibir la Real orden del 6 de junio siguiente, por serle otorgado el mando de la fragata Carmen, con ella pasó al Mediterráneo en comisión de corso, y al regreso de uno de sus cruceros, se le ordenó realizar un tornaviaje a Montevideo, al fondear en la bahía de Cádiz su buque quedó incorporado a la escuadra del general don José de Mazarredo.

El 13 de mayo de 1799 la escuadra zarpó con rumbo al Arsenal de Cartagena, donde se unió la escuadra francesa del almirante Eustache Bruix, retornaron a Cádiz y desde aquí zarpó con rumbo al arsenal francés de Brest, desde donde zarpó en comisión a Rochefort, Ferrol y Vigo, regresando a la Cádiz el 22 de febrero de 1800, pues por Real orden se le otorgó el mando de la fragata Ifigenia, zarpando en una comisión secreta y a su regreso el 21 de marzo siguiente quedó desembarcado, siendo destinado a los Batallones de Infantería de Marina.

Por Real orden del 17 de mayo de 1802 se le otorgó el mando de la fragata Atocha, siendo incorporada a la escuadra al mando del general don Domingo de Nava, para transportar a Liorna a los Reyes de Etruria, regresando a Cartagena a finales del propio año, donde le fue entregada la Real orden del 5 de octubre próximo pasado, con su ascenso al grado de capitán de navío, zarpó de éste Arsenal y arribó a la bahía de Cádiz el 28 de mayo de 1803.

Por Real orden del 1 de junio siguiente, se le otorgó el mando del navío Montañés, zarpando para incorporarse a su Departamento de Ferrol donde arribó el 10 de agosto siguiente, quedando desembarcado por ser nombrado subinspector de pertrechos del Arsenal, permaneciendo en su destino hasta serle entregada la Real orden del 3 de junio de 1805, por serle otorgado el mando del navío San Julián, estando solo dos meses, pues el 18 de agosto siguiente se le destinó de nuevo de la subinspección de pertrechos del Arsenal, pero por la guerra declarada al Reino Unido y la consiguiente penuria de medios, el 27 de mayo de 1807 se le ordenó volver a tomar el mando de su navío, permaneciendo en él hasta el 29 de agosto de 1808.

Por Real orden del 25 de noviembre siguiente se le otorgó el mando del navío San Telmo, zarpando de Ferrol y fondeando en la bahía de Cádiz el 17 de septiembre de 1809, siendo cesado en el mando por orden superior del 1 de octubre siguiente.

Por Real orden del 10 de enero de 1810, se le otorgó el mando del navío San Ramón, donde se le alistó para cruzar el océano y unirse a las fuerzas navales que combatían a los insurrectos en los virreinatos, pero estando fondeado en el mes de marzo se desató un fuerte temporal, por su efecto le faltaron los cables y fue arrastrado por los vientos, embarrancando en las costa tomada por los napoleónicos, quienes le pegaron fuego, salvándose muchos hombres gracias al apoyo de varios botes de otros buques de la bahía, por lo que la Junta lo destinó a las fuerzas sutiles que defendían la isla de León.

Por Real orden del 12 de junio siguiente, la Junta lo nombró director de pilotos del propio Departamento de Ferrol, para ello pasó de transporte en una urca, pero al llegar se había recibido una nueva Real orden del 19 siguiente por la que era relevado.

Por Real orden del 15 de noviembre continuo, se le otorgó el mando del navío San Pedro Alcántara, zarpando el 17 de febrero de 1811, con rumbo a la Habana y Veracruz.

Continúo en aquellas aguas hasta recibir la orden de regresar a la península, fondeando en la bahía de Cádiz el 21 de agosto de 1813, al desembarcar se le entregó la Real orden fechada el 24 de mayo de 1811, siéndole notificado su ascenso al grado de brigadier, quedando desembarcado por orden superior el 3 de septiembre siguiente. Obsérvese, que zarpa en febrero de 1811, se le asciende en mayo del mismo año, pero dadas las malas condiciones de comunicación por falta de buques, se entera de su ascenso veintisiete meses más tarde.

Por Real orden del 22 de agosto de 1814, se le nombra vocal del Consejo de Guerra de Oficiales Generales, quien debía juzgar a los marinos que habían permanecido en las filas del Rey intruso o en territorio ocupado por el enemigo, permaneciendo en este destino nada agradable hasta ser disuelto por Real orden del 21 de febrero de 1817.

Por Real orden del 22 de noviembre siguiente, se le destinó definitivamente al Departamento de Cádiz.

Fue tan fiel a su Rey que al producirse el levantamiento el 1 de enero de 1820 dirigido por el general Riego en Cabezas de San Juan, se negó a reconocer al nuevo Gobierno, y sólo al recibir la Real orden del “Deseado”, consintió jurar la Constitución de 1812.

Pero a pesar de ello el nuevo Gobierno el 5 de octubre siguiente lo nombró comandante General del Arsenal de La Carraca, lo que dice mucho de él y de los Gobernantes, pues se impusieron sus conocimientos a su forma de pensar, desarrollando una inmejorable labor, permaneció en su mando hasta el 20 de julio de 1822, quedándose disponible en el Departamento.

Pasó el trienio liberal en este puesto, y sobrevino la segunda invasión francesa en 1823, por los no menos famosos «Cien mil hijos de San Luis», (que eran ochenta mil); quienes devolvieron sus poderes absolutistas al rey don Fernando VII.

Su fidelidad al Rey le fue recompensada el 14 de julio de 1825, siendo ascendido al grado de jefe de escuadra, acompañando al nuevo grado el cargo de Comandante General de los Tercios Navales de Poniente.

Poco tiempo después, S. M. le concedió por tener cumplidos los requisitos, la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.

En 1826 fue comisionado especialmente para pasar una revista general de inspección de matriculas en los Tercios de su mando, de ello elevó una «Memoria» al Gobierno, recibiendo tiempo después las gracias Reales por su buen trabajo.

Permaneció en este puesto hasta 1827, por haber sido disuelta la comandancia General de los Tercios, quedando sin destino en el propio Arsenal de Cádiz.

Donde le sobrevino el fallecimiento el 15 de febrero de 1828, en la ciudad de Cádiz donde había trasladado su residencia, contaba con setenta años de edad, de ellos cincuenta y seis de excelentes servicios a España.

Fue el padre, de don José María Bustillo y Barreda, teniente general de la Real Armada y primer conde de Bustillo.

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. Tomo, 9; 1916, página 1548.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.

Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.

Válgoma y Finestrat, Dalmiro de la. Barón de Válgoma.: Real Compañía de Guardia Marinas y Colegio Naval. Catálogo de pruebas de Caballeros aspirantes. Instituto Histórico de Marina. Madrid, 1944 a 1956. 7 Tomos.

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