Garcia de Nodal, Gonzalo Biografia

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Gonzalo García de Nodal Biografía

Capitán de Mar y Guerra español a caballo de los siglos XVI y XVII.

Orígenes

Vino al mundo en la ciudad de Pontevedra, por el año de 1570.

Junto a su hermano Bartolomé, fueron conocidos como «Los Nodales»

Hoja de Servicios

Comenzaron su vida de navegantes en 1590, como aventurero sin sueldo en la escuadra de don Alonso de Bazán, que era el capitán general de la Armada Real del Océano.

Navegó mucho y fue adquiriendo conocimientos, hasta alcanzar el grado de Capitán, en uno de sus múltiples encuentros, utilizó toda su sabiduría y perspicacia.

Se le hizo de noche en aguas cercanas a Galicia, pero continuó navegando para intentar alcanzar la costa, de nada se apercibieron pero al alba se vieron rodeados por una escuadra inglesa, que había salido en protección de unos buques, que tenían la misión de reconocer cabo Prioriño y el castillo de Hércules.

Ante semejante situación, se arriaron todas las banderas y estandartes españoles, enarbolando rápidamente los ingleses, al mismo tiempo dio la orden de ir acortando trapo, con la intención de salir de aquella situación dejándolos pasar, la jugada le salió bien y al quedar en solitario ganó barlovento y se alejó de ellos.

Pero al hacerlo, se encontró con uno de los buques que habían ido a hacer el reconocimiento, al cual apreso después de un corto combate, pero todo a la vista de la escuadra enemiga, que nada pudo hacer por tener los vientos contrarios.

Al hacer la presa, quiso arribar a la Coruña, pero entonces los vientos fueron contrarios para él, así que arrumbó a la isla de Sisargas donde desembarcó a los prisioneros y dejó a buen recaudo el buque, ordenando que en cuanto fuera posible fueran transportados a Ferrol.

Posteriormente, en 1616 el Rey les encargó a los Nodales, que prepararan una expedición para pasar por el cabo de Hornos, que había sido descubierto por los holandeses Schouten y Le Maire, por lo que se le fijó un salario de 120 ducados mensuales.

Para ello mandaron construir en Lisboa dos carabelas, que según ellos debían de tener unas características especiales, para poder pasar por aquellos mares, fueron así construidas la Nuestra Señora de Atocha y Nuestra Señora del Buen Suceso, de 80 toneladas de porte, con cuarenta hombres de dotación, y armadas con cuatro cañones cada una.

La Atocha estaba al mando de Bartolomé, que era el Jefe de la expedición y la Buen Suceso, al de Gonzalo, yendo como cosmógrafo don Diego Ramírez de Arellano.

Zarparon de Lisboa, el 27 de septiembre de 1618, con rumbo al Sur, en su rumbo encontraron la isla que bautizaron Puerto Santo, pasado un tiempo cruzaron la línea equinoccial, pasando al rumbo suroeste, consiguiendo arribar al cabo de Santo Tomé donde fondearon.

Recompusieron algo las carabelas y arribaron a Río de Janeiro, porque los buques necesitaban un buen repaso, al mismo tiempo, en el trayecto había sucedido algún tipo de insubordinación y al arribar al puerto, hubo intentos de deserción, lo que les obligó a tomar la decisión de meter en la cárcel a todos aquellos que habían participado.

Al estar listas las carabelas, se encontraron con todo tipo de inconvenientes para dejarle zarpar, ya que a pesar de pertenecer en ese momento el Brasil a España, por la conquista de Portugal, los mandatarios de este país unidos a los flamencos, se interponían a que la expedición prosiguiese.

Pero las buenas formas de los dos hermanos al fin fueron convencidos, por lo que zarparon inmediatamente, arribaron al cabo de Santa Elena y desde éste, a la isla de los Reyes, donde pudieron cazar varios leones marinos.

Prosiguieron como era costumbre, costeando, arribando a la bahía de San Julián, pero no entraron, siguiendo rumbo a la Tierra de las Barreras Blancas y por último al cabo de las Vírgenes donde sí lanzaron las anclas.

Después de recuperarse unos días, intentaron entrar en el estrecho de Magallanes, pero una vez más los vientos contrarios se lo impidieron, así que decidieron navegar más al Sur y pasar por el descubierto por Le Maire, por el que entraron el día de San Vicente, siendo bautizado con este nombre.

Este nuevo paso, está un poco más al Sur que el de Magallanes y lleva entre islas casi directos al océano Pacífico, por él salieron y continuaron rumbo al Sur, hasta alcanzar el cabo de Hornos, que como no podía ser menos lo bautizaron con el nombre de San Ildefonso, lo bojearon e invirtiendo el rumbo al Norte arribaron, al cabo Deseado salida occidental del estrecho de Magallanes, por la cual se introdujeron para atravesarlo, siendo reconocido muy minuciosamente todo él hasta alcanzar la salida al océano Atlántico.

Según nos cuentan: «Gonzalo hizo por su mano la planta y descripción del descubrimiento en pintura.»

Ya en franquicia, pusieron rumbo al Norte hasta arribar a Pernambuco, donde lanzaron las anclas, allí se unieron a una flota que regresaba a la Península, arribando a la isla de Flores una de las Terceras, pero se acercaron a la de San Vicente donde fondearon.

Desde aquí se separaron y Gonzalo puso rumbo a Lisboa, por estar informado de que el Rey estaba en esta ciudad, al arribar desembarcó y se presentó al Monarca, al cual le informó con todo detalle de la expedición, siendo la duración de ella nueve meses y doce días.

Lo raro de esta expedición, es que prevaleció el diario de navegación de los Nodales, al del cosmógrafo de ella don Diego Ramírez, ya que como experto la suya era mucho más completa, pero por las causas que fueran, la suya no vio la luz de la imprenta hasta pasados más de ciento cincuenta años.

Hay un documento con referencia a la vida de los Nogales que nos dice:

«Los navíos que ayudaron a rendir, quemar y echar a fondo, desde 1591 hasta 1614, suben al número de 76, pero de estos, 12 fueron especialmente apresados por Gonzalo, que dice se halló en todas las ocasiones, que refiere el capitán Bartolomé de Nodal, su hermano, en su relación, desde 1590 y antes algunos días.»

A partir de 1619, navegaron por separado.

Con fecha del 30 de agosto de 1622, por una Real Instrucción se le encarga a Gonzalo, el transportar a un cuerpo de trescientos hombres al virreinato del Perú, para ello se le entrega el mando de dos carabelas y un patache, arribando al puerto de destino sin grandes problemas.

Al mismo tiempo, por otra instrucción que le entregó al Virrey, se le dice a éste, que Gonzalo debe regresar por el estrecho de San Vicente (el descubierto y bautizado con este nombre por ellos) con uno de lo bajeles, para entregar a S. M. la exacta relación de la existencia del estrecho.

Pero no pudo hacerse a la mar, hasta el 13 de octubre, con tres naos, ciento treinta y tres hombres de tripulación y cuatrocientos del ejército.

Nada más se sabe de él.

El diario de navegación de los Nodales, fue publicado con el título siguiente:

«Relación del viaje que por orden de Su Majestad y acuerdo del Real Consejo de Indias, hicieron los capitanes Bartolomé García Nodal y Gonzalo Nodal, hermanos, naturales de Pontevedra, al descubrimiento del nuevo estrecho de San Vicente y reconocimiento del de Magallanes. A don Fernando de Carrillo, caballero del hábito de Santiago, presidente en el mismo consejo.» Madrid, 1621.

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.

Fernández de Navarrete, Martín.: Biblioteca Marítima Española. Obra póstuma. Madrid. Imprenta de la Viuda de Calero. 1851.

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