La Florida y Penzacola reconquista 1779-1782

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La Florida y Penzacola reconquista 1779—1782



Don Juan Bautista Bonet y Arnau (teniente general comandante del arsenal de la Habana) desde su alto cargo se encargó de disponer de los máximos buques en todo momento para enviar ayuda al brigadier don Bernardo de Gálvez, quien zarpó de la Habana y conquistó el fuerte de Manchak en La Florida el 6 de septiembre de 1779, prosiguió su avance por tierra con el apoyo de la escuadra, paralizando las acciones por llegar el invierno.

En febrero de 1780 reanudó la campaña el brigadier Gálvez, llegándole refuerzos desde la Habana en número de cuatro navíos y mil doscientos hombres, con ellos acometió la conquista de Mobila, al caer en sus manos supo que el gobernador británico estaba en camino, decidido dar fin al poder británico en la zona, optó por no esperar y llevar la iniciativa decidiendo atacar Penzacola, la cual cayó en sus manos el 11 de mayo, por ello al no disfrutar ya de puntos de apoyo el ejército británico se tuvo que retirar.

En 22 de febrero tomó el general don José Solano el mando de una escuadra compuesta por once navíos, dos fragatas, una balandra, un chambequín y un paquebote, destinada a proteger un gran convoy compuesto por los transporte: un navío, un pingüe, diecinueve fragatas, seis polacras, trece bergantines, catorce paquebotes y ocho saetías, treinta y ocho embarcaciones de registro y siete armadas en corso, embarcando en todos ellos los pertrechos de boca y guerra más doce mil ciento cuarenta y seis hombres destinados a socorrer Tierra Firme y las Antillas.

Por un estadillo, se hace notar que la escuadra fondeada en Cádiz, antes de zarpar la de Solano, estaba compuesta por: 40 navíos, 14 fragatas, 6 urcas y 9 buques menores todos de guerra. Los navíos que formaban la de Solano eran: San Luis, de 94, insignia, San Vicente Ferrer y San Nicolás de Bari, de 80, Gallardo, San Agustín, Arrogante y San Francisco de Asís, de 74, Velasco, de 72, Guerrero, de 70, San Ramón, de 68 y Dragón, de 64. Las fragatas, Santa Cecilia, de 40 y Santa Rosalía, de 36, la balandra Duque de Cornwalis, chambequín Andaluz y paquebote San Gil.

Trataban de interceptar a estas fuerzas numerosos efectivos navales británicos mandados por el almirante Rodney, pero Solano supo burlarlos, cambiando a su entender sin tener órdenes para ello evitando navegar por las rutas acostumbradas, así consiguió desembarcar las tropas a salvo en el puerto de destino.

Don Pedro de Obregón participó en la toma de Mobile el 13 de marzo 1780. De regreso a la Habana el 15 de noviembre siguiente en aguas de Bahía Honda, apresó con su paquebote el San Pío a la fragata británica Nancy, armada en corso, después de un reñido combate de tres horas de duración.

El 8 de julio Solano se unió a De Guichen cerca de la Dominica, constituyéndose así una poderosa escuadra fuerte de treinta y cinco navíos, contra ella nada igual podían oponer los británicos. El general Gálvez gobernador de la Luisiana, no hubiese podido llevar a cabo sus operaciones en La Florida y tomar Penzacola a los británicos, sin el concurso de Solano y sus navíos.

Para esta expedición salieron las fuerzas de la Habana el 16 de octubre, las navales a las órdenes de Solano, compuestas por siete navíos y cinco fragatas, escoltando a un convoy de cuarenta y nueve velas con tres mil hombres de desembarco, mandados por el general don Bernardo Gálvez. Un huracán dispersó a los buques, pero la expedición se rehízo nuevamente en la Habana, con menos tropa y buques dando la vela de nuevo el 28 de febrero de 1781.

Desembarcó Gálvez en la isla de Santa Rosa con mil trescientos quince infantes, después de ahuyentar a dos fragatas británicas que defendían el paso. Hubo que aligerar los buques españoles para poder pasar los cayos, pero aún así varó el San Ramón taponando momentáneamente el paso. Al fin Gálvez recibió refuerzos de Nueva Orleáns y de Mobile, llegó el general Solano con once navíos tan oportunamente que ya estaban a la vista ocho británicos en el cabo San Antonio con la intención de socorrer la plaza, al ver estos a los españoles cazaron el viento y se alejaron abandonando a los suyos a su suerte.

El 20 de marzo seguido zarpó de la Habana con la escuadra dislocada en el Apostadero bajo su mando, a ella se unieron cuatro navíos franceses, con los que cruzaron por todas las Antillas, Tierra Firme, Veracruz y seno mejicano en busca de los enemigos para trabar combate, pero no hallándolos regresaron al Arsenal.

El 8 de mayo, después de doce días de estar batiendo la fortaleza de Penzacola, ésta se rinde a las armas españolas, los británicos no tienen otra opción al no poder ser socorridos desde la metrópoli, al entrar las tropas recogen 143 cañones, 4 morteros, 6 obuses y 40 pedreros, con mucha dotación todavía de munición y pólvora así como gran cantidad de víveres, a su frente el general Campbell y el almirante Chester, capitán general británico en aquel territorio. Arribó a la bahía de Cádiz la fragata Caimán con la buena nueva el 27 de julio.

En 1782 Solano transportó las tropas de Gálvez al Garico, parte francesa de la isla de Santo Domingo. Existía el proyecto de unirse Solano con la escuadra francesa del conde de De Grasse, para caer sobre Jamaica en gran fuerza; contaba con unos cuarenta mil hombres, pero un descuido de De Grasse permitió a George Rodney batirlo y capturarlo, fracasando por esta causa el proyecto.

El combate entre De Grasse y Rodney tuvo lugar los días 9 á 12 de abril de 1782 llamado De los Santos, donde a causa de las calmas y por primera vez en la época moderna, Rodney supo aprovechar un hueco y doblar la línea de De Grasse, provocando la casi total destrucción de la escuadra francesa. El auténtico héroe de esta maniobra fue el comodoro Douglas, quien como jefe del Estado Mayor de la escuadra británica, vio con claridad la posibilidad de efectuar lo que les dio el éxito, pero los laureles como siempre se los llevó el jefe. Pero quien la llevó a cabo fue su segundo el vicealmirante Samuel Hood, la acción no fue otra que la posteriormente realizada por Nelson en Trafalgar.

En la conquista de Penzacola, don Francisco de Borja fue de los que penetró a pesar del fuego enemigo con el paquebote San Gil, siendo destinado a un fuerte desde el que se impedía el ataque de los enemigos a las posiciones españolas, ratificando su valor al impedir el ataque de los días 20 á 25 de abril de 1782.

Bibliografía:

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895-1903.

Guardia, Ricardo de la.: Notas para un Cronicón de la Marina Militar de España. Anales de trece siglos de historia de la marina. El Correo Gallego. 1914.

Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.

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