Nuestra Senora de la Concepcion (1694)
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Construcción:
Construido en 1692 en Guayaquil y entregado en 1694 para servir de nave almiranta de la Armada del Mar del Sur por orden del virrey Portocarrero, conde de Monclova, financiados por el Consulado del Comercio de Lima.
Desplazaba 700 toneladas y estaba artillado con 36 cañones. Su nombre completo era Nuestra Señora de la Concepción, aunque más empleado fue el de Concepción.
También mandó el virrey construir el galeón capitana Santísimo Sacramento, entregado a la Armada en 1693, y el patache Santa Cruz, de 18 cañones.
Historial:
El 8 de junio de 1694 entra la almiranta en El Callao de Lima procedente de Guayaquil en conserva de la fragata San Miguel, segundo patache de la Armada. Los dos buques son sometidos a una reforma en 1724, en el que se cambió su aspecto externo, pero no se consiguió que dejaran de ser unas naves mediocres.
En 1724 zarpó rumbo a Panamá, llevando a bordo los situados de los presidios de Tierra Firme. A primeros de marzo de 1737 llegaron a Cartagena de Indias los últimos galeones al cargo de don Blas de Lezo. Realmente no era una auténtica Flota, sino unos cuantos buques de registro escoltados por dos buques de guerra.
El 28 de junio de 1739 salió la Armada del Mar del Sur del Callao rumbo a Panamá, compuesta en esta ocasión por la almiranta Concepción el navío San Fermín, ambos al mando del almirante don Jacinto Segurola, para entregar los caudales, nueve millones de pesos, los cuales debían ser llevados a Portobelo, pero la feria no pudo celebrarse ese año al comenzar la guerra de Asiento con los británicos, quedando los caudales en Panamá.
Regresó la Armada a Guayaquil a mediados de 1740, cuando la guerra con los británicos había ya comenzado. El marqués de Villagarcía preparó la defensa de las plazas y las costas de Pacífico y se prepararon y alistaron los buques de guerra que había regresado de Panamá. Pero necesitaba un oficial acorde con la misión de interceptar cualquier buque enemigo en las costas del Pacífico. Contaba con un experimentado marino, don Pedro de Medranda, pero el virrey quiso complacer a los comerciantes de Perú, que habían ayudado con su dinero al equipamiento de los buques, y dio el mando de la escuadra al inepto Segurola. Segurola era un rico comerciante que se las daba de marino y repetidas veces se ofreció para mandar la escuadra. Finalmente el virrey accedió.
El 17 de octubre de 1740 zarparon de El Callao los navíos Concepción, Sacramento y San Fermín, además del patache Socorro, armado con 24 cañones. Recorrieron las costas del sur de Chile sin encontrar al enemigo británico. En mayo de 1741 entró la escuadra de Segurola en el puerto de Concepción. Estando en este puerto recibe el aviso de haberse visto navegando hacia el norte un buque que parecía extranjero, además de la noticia del desastre de la escuadra de Pizarro al pretender cruzar el cabo de Hornos en persecución de una escuadra británica al mando de George Anson.
El confiado Segurola creyó que la misma suerte que la escuadra española habría corrido la británica y que no tendría que preocuparse. Por ello hizo algo incomprensible para una escuadra en tiempos de guerra, zarpando de Concepción dando escolta a unos mercantes cargados de trigo rumbo al puerto de Callao, en vez de zarpar en persecución de la nave avistada como le ordenó el gobernador de Chile. Se sabe que en estos cargamentos tenía intereses comerciales el mismo Segurola.
De regreso al Perú hizo escala en la isla de Juan Fernández, partiendo el 6 de junio rumbo a El Callao. Si hubiera esperado tres días más en esta isla, hubiera interceptado a los buques de Anson, que llegaban allí muy maltratados por las tormentas del cabo de Hornos, salvando así a los británicos de un desastre inevitable, además de haber podido cambiar la historia. Como no podía ser de otra forma, Segurola no sólo fue reprendido y deshonrado por el virrey, sino que fue sometido a juicio en Lima y sentenciado a muerte, aunque la pena no se cumplió al morir a comienzos de 1742, antes de ser enviada la sentencia a la Corte.
La escuadra británica de Anson atacó Paita y capturó cuatro mercantes, pero no se atrevió a atacar puertos importantes. A pesar de ello, a comienzos de 1742 es enviado el navío Concepción a Panamá para su defensa, acompañado del navío San Fermín y tres mercantes armados, Caldas, Santa Ana y Aurora, al mando del general de la Armada del Mar del Sur don Pedro de Medranda, sustituto de Segurola. Para cuando llegaron, en abril de 1742, la escuadra de Anson había puesto ya rumbo a Filipinas.
La almiranta Concepción se encontraba todavía en servicio en 1744, aunque sería desguazado al año siguiente, dado su escaso valor militar.
Bibliografía:
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Pérez-Mallaina Bueno, Pablo Emilio, Torres Ramírez, Bibiano.: La Armada del Mar del Sur. Escuela de estudios hispano-americanos, CSIC, Sevilla, 1987.
Toribio Medina, José.: Diccionario biográfico colonial de Chile. Imprenta Elzeviriana. Santiago de Chile, 1906.
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