Melgarejo y de Rojas, Francisco Javier de Biografia
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Biografía de don Francisco Javier de Melgarejo y de Rojas
Teniente general de la Real Armada Española.
Caballero de la Militar Orden de Calatrava.
Encomienda en el misma orden de Guadalerza.
Gran Cruz de la Real y Muy Distinguida Orden Española de Carlos III.
Orígenes
Nació en Madrid en el año 1733. Fueron sus padres don Luis Melgarejo y Quiroga, Caballero de Santiago y Caballerizo de campo de S. M. y doña Isabel de Rojas y Contreras.
Hoja de Servicios
El día 12 de diciembre del año 1753, sentó plaza de guardiamarina en la Compañía del Departamento de Cádiz. Expediente N.º 689.
Al terminar sus estudios preliminares, se le ordenó embarcar en el navío Europa, con él realizó servicios de protección a la recalada de los buques procedentes de Tierra Firme, realizando estos servicios cruzando entre los cabos de San María y de San Vicente, permaneciendo en estas comisiones hasta el día 28 de enero del año 1756, cuando abordó la fragata Juno, para pasar a su destino en el Departamento de Cartagena.
Al llegar a su destino se le ordenó embarcar en el jabeque Catalán el día 11 de marzo continuo, practicando el corso contra los berberiscos, pero de nuevo trasbordó al navío Tridente, como transporte para arribar a la bahía de Cádiz el día 30 de enero del año 1757.
Prosiguió su aprendizaje, en los navíos, Reina, Fénix y Monarca, todos ellos pertenecientes a la escuadra del general don Andrés Reggio, realizando varios cruceros en las aguas correspondiente al propio Departamento, donde recibió el día 18 de febrero del año 1760, su ascenso a alférez de fragata, quedando desembarcado.
Pasó como Segundo sucesivamente a los navíos Firme, San Felipe y Héctor, permaneciendo en las costas de la península en los tres mares, tanto en comisiones de corso, como de transporte de tropas y pertrechos de guerra a las islas Canarias y los presidios norteafricanos.
A bordo de la fragata Victoria de 40 cañones, navegó con rumbo a Buenos Aires, cargado el buque con pertrechos de guerra pero no llevaba generala, por culpa de esto el día 6 de enero del año 1763 en aguas de la colonia de Sacramento (actual Uruguay), fue atacado sosteniendo un combate contra el navío británico Kingston, de 60 cañones y la fragata Ambuscade, de 40, al mando del comodoro Mac Namara saliendo de este trance de tres horas de duración por su furiosa defensa, impidiendo ser apresado; pero dos días después en el Banco Inglés, cuando iba en derrota del puerto de Montevideo, naufragó, con pérdida total del buque. Se supo posteriormente por fuentes británicas que la fragata británica: voló, explotó, estalló por los aires, debido a los impactos recibidos al intentar enfrentarse a la misma fortaleza que defendía la colonia muriendo su capitán.
Pasó junto a su comandante y demás oficiales por el pertinente Consejo de Guerra, pero nada se encontró que se hubiera hecho mal siendo cerro el caso como si de un accidente más de la mar se tratara, quedando todos libres de culpa.
Melgarejo, regreso a la península como viajero en un buque de trasporte. A su llegada se le entregó al Real orden fechada el día 15 de enero del año 1766, con su ascenso al grado de alférez de navío.
Fue destinado a servicios en tierra en el Departamento, hasta serle entregada la Real orden del día 17 de septiembre del año 1767, siéndole notificado su ascenso al grado de teniente de fragata.
Con éste empleo navegó en los navíos Princesa y Terrible, sobre todo en la protección de la recalada del tráfico marítimo procedente de ultramar, realizando cruceros entre los cabos de Santa María y San Vicente, terciado el año 1768 se le ordenó trasbordar a la Santa Catalina, zarpando desde la bahía con rumbo a Buenos Aires, pero esta vez para evitar sorpresas con generala.
A su arribada se le ordenó transbordar a la fragata Industria, con éste buque formó parte de la expedición del virrey Bucarelli, con la intención de expulsar a los británicos de Puerto Egmont (Soledad) en las islas Malvinas.
Cuando acabo con éxito la expedición regresaron a Montevideo, trasbordo de nuevo a la fragata Santa Catalina, a su bordo regresó a la península, arribando al puerto de Ferrol el día 1 de octubre, siendo portador de las noticias acaecidas en la islas se le dio pasaporte para llegar a la Villa y Corte y dar conocimiento de todo lo ejecutado a S. M.
Al terminar su comisión se incorporó a su Departamento de destino, Cádiz, donde se le destino a bordo del navío San Isidro, zarpando en división junto a los San Agustín y Firme, de la bahía con rumbo a las aguas de Galicia y mar Cantábrico, donde permaneció realizando cruceros, en una de sus arribadas a Ferrol se le entregó la Real orden de fecha 13 de enero del año 1771, comunicándole su ascenso al grado de teniente de navío, quedando desembarcado y con la orden de incorporarse de nuevo a su Departamento, donde al llegar se le ordenó embarcar en la fragata Venus, con la que se hizo a la mar el día 28 de octubre siguiente, con destino a las islas Filipinas, regresando de su tornaviaje a la bahía el día 22 de julio del año 1773, recibiendo la orden de desembarcar para recuperarse de la larga travesía, no en balde había durado casi dos años.
El día 1 de enero del año 1774, embarcó en la fragata Santa Rosalía, al mando del capitán de navío don Juan de Lángara, zarpando para realizar observaciones de la longitud, regresando de nuevo el día 20 de agosto siguiente. Siéndole entregada la Real orden del día 16 de mayo próximo pasado, notificándole su ascenso al grado de capitán de fragata.
Siéndole otorgado el mando de la fragata Rosa el día 18 de marzo del año 1775, quedando incorporado su buque a la escuadra del mando del capitán de navío don Antonio Barceló participando en la expedición contra Argel, al mando superior del general don Pedro Castejón y el ejército al del conde de O'Relly, siendo un fracaso por la falta de visión de éste, no llegando a mucho más el desastre por la atrevida y honrosa defensa que del ejército desembarcado realizaron las embarcaciones menores con su artillería, protegiendo con ella el reembarque de las tropas; regresó a la bahía de Cádiz el día 29 de octubre, recibiendo la orden superior de desembarcar.
Pero no le dejaron mucho tiempo, pues se le entregó una orden superior con fecha del día 17 de noviembre siguiente para embarcar de Segundo comandante del navío San Eugenio, zarpando para realizar pruebas con los navíos Oriente y San Miguel, las cuales se alargaron cuarenta y ocho días, pasando seguido a efectuar una campaña de evoluciones, con sesenta días de duración, a continuación un crucero por las islas Canarias de noventa días, a su regreso se le comisionó de nuevo sobres las costas del norte de África con otros cincuenta días de mar.
Al terminar arribó a Cartagena, donde se le dio la orden de pasar a Cádiz, presentándose el día 19 de enero del año 1778, embarcó en el navío Rayo, dándosele el cargo de mayor general, con carácter de interino de la escuadra del general don Miguel Gastón; al incorporarse don Juan Tomaso Mayor General de la Escuadra, se le ordenó trasbordar como Segundo comandante del navío San Eugenio y más tarde trasbordó al Vencedor.
Encontrándose en el anterior navío fondeado en la bahía, se le entregó la Real orden del día 13 de mayo del año 1779, siendo ascendido al grado de capitán de navío.
Pocos días después, el 24 de mayo se le otorgo el mando del navío Fénix, del porte de 80 cañones, siendo el insignia de don Juan de Lángara, que en esos momentos era jefe de escuadra, entrando en combate en el cabo de Santa María, contra la escuadra británica del almirante Rodney, siendo uno de los más desiguales combates del momento, pues la escuadra española estaba compuesta por 11 navíos y la británica solo por 33.
El Fénix, combatió durante cinco horas contra cinco enemigos, viéndose obligado a sucumbir por no quedar casi nadie en pie, quedando demostrado la dureza del combate, porque al rendirse tanto el general Lángara, Melgarejo, su Segundo y casi todos los oficiales habían sido heridos, junto con gran parte de la dotación.
Melgarejo fue llevado a Gibraltar, donde después de dar su palabra de honor, pudo pasar a Cádiz, pero sin prestar ningún servicio en contra de los británicos, hasta no ser oficialmente canjeado.
Su general lo recomendó por su valor en el combate, por esta razón S. M. firmó la Real orden del día 13 de febrero del año 1780, siendo ascendido al grado de brigadier, por sus extraordinarias dotes demostradas en el desigual combate.
Como tardó en ser canjeado, S. M. lo comisionó para efectuar la venta de las mercancías y buques del apresamiento del gran convoy por la escuadra del general don Luis de Córdova, al terminar con la comisión entregó toda la documentación y el importe a la Real Hacienda, siendo inspeccionada por sus responsables, quienes notificaron al Rey lo bien detallado y claro que estaba todo, por ello recibió las gracias Reales.
En el año 1782, se le encomendó inspeccionar las pruebas de la nueva artillería que se construía en la Cabada, se dirigió a Pasajes, donde tomó el mando del navío San Fermín, pero antes de hacerse a la mar se desplazó a la nueva fábrica, donde estuvo presenciando las diferentes pruebas, elevando una «Memoria» siendo entregada al Gobierno, pasando a su navío zarpó con rumbo a Ferrol, unos días después volvió a hacerse a la mar con rumbo a su Departamento, donde lanzaba las anclas en su bahía el día 14 de diciembre siguiente.
El día 12 de abril del año 1783, se desarmó la escuadra por haberse firmado la paz con el Reino Unido, pasando su buque a La Carraca y él con destino en tierra.
El día 1 de junio del año 1785, se le otorgó el mando del navío Astuto y acompañado de las fragatas Tecla, Bibiana, Balbina y la urca Regla, zarpó formando una pequeña división con rumbo al virreinato de Nueva Granada, transportando en el viaje al regimiento de infantería de la Princesa, desembarcándolo en el puerto de Cartagena de Indias, al concluir la comisión regresó a su Departamento donde arribó el día 30 de septiembre siguiente.
Prosiguió en el mando de su navío, desempeñando varias y diversas comisiones, pero con la diferencia que todas ellas eran secretas, navegando tanto por el Mediterráneo como por el Atlántico.
Encontrándose en el Departamento se le entregó la Real orden del día 14 de enero del año 1789, con la comunicación de su ascenso al grado de jefe de escuadra, quedando desembarcado y por estar completa las necesidades de éste, se le destinó al de Ferrol.
Al ser declarada la guerra a la República Francesa, se le dio el mando de una escuadra de seis navíos enarbolando su insignia en el San Eugenio, el día 26 de febrero del año 1793 es destinado a reforzar a la compuesta en el arsenal de Cartagena, al mando del general don Francisco de Borja, quedando Melgarejo como Segundo jefe de ella.
La escuadra del mando del general don Francisco de Borja, compuesta por veinticuatro navíos y nueve fragatas, zarpó el día 26 de febrero del año de 1793 del puerto de Cartagena, al declararse la guerra contra la república francesa.
Con rumbo al golfo de Parma en la isla de Cerdeña, en el trayecto las fragatas Perla y Santa Casilda, divisaron una vela a la que dieron caza y apresando a la fragata de la República francesa Hèléne, del porte de 34 cañones, pasando a incorporarse a la escuadra española con el nombre de Sirena.
Arribaron al golfo de noche, su entrada no era fácil, pero la pericia de los mandos suplió la falta de luz y señales, fondeando para desembarcar a las tropas, que se unieron a las de los corsos que aún resistían, revisaron la isla de San Antíoco y los enemigos ya no estaban, regresando a embarcar las tropas, para saltar a la de San Pedro, donde encontraron alguna resistencia y a la fragata Richmond, atracada a un muelle, a la que le ofrecieron rendición, pero su capitán decidió darle fuego.
Conquistada la isla, esperaron al día siguiente a que llegaran sus propietarios a quienes se les entregó, arriando la bandera de España, zarparon de nuevo con rumbo a Barcelona donde arribo el día 4 de junio desembarcando a los prisioneros y repuso víveres, más pertrechos de guerra zarpando el día 7 siguiente rumbo a Génova y posteriormente a Córcega, ya de acuerdo con los ejércitos napolitano y piamontés, fueron apoyándoles con su fuegos en su avance por las riberas del Var, prosiguiendo hasta Niza y Villafranca, pero encontrándose aquí se produjo una epidemia por el mal estado de los alimentos embarcados, lo que obligó a don Francisco de Borja, a poner rumbo a Cartagena donde arribó entre los días 8 y 9 de agosto, donde fueron desembarcados más de tres mil hombres de las dotaciones.
En esta expedición, el general Melgarejo se distinguió en todas las misiones encomendadas, por el general Borja. Continuó con la escuadra hasta su arribada a la bahía de Cádiz ya entrado el año 1794, donde se le ordeno desembarcar.
Por haber recibido la orden de trasladarse al Departamento de Cartagena, embarcó de transporte en la fragata Rosa, por haber sido nombrado por S. M. tercer jefe de la escuadra del Mediterráneo, a su llegada se le dio el mando y arboló su insignia en el navío Mejicano.
La escuadra del Mediterráneo estaba al mando del general don Juan de Lángara, asistiendo a las operaciones de Rosas, Santa Margarita y las islas Hyères, y participando en el apresamiento de la fragata Iphigenie, realizando muy variados cruceros.
Permaneció en esta escuadra hasta serle entregada la Real orden del día 25 de diciembre del año 1794, siendo ascendido al grado de teniente general y destinado al arsenal de Ferrol donde fue nombrado Vocal de la Junta del Departamento.
Estuvo en este destino, hasta el año 1799, por habérsele otorgado el mando de una escuadra de seis navíos, varias fragatas y buques menores, arbolando su insignia en el navío de tres puentes Real Carlos, con esta escuadra realizó la protección del convoy que transportó, al ejército al mando del general O’Farrell, a Rochefort.
En éste puerto, fue bloqueado por una escuadra británica muy superior, por ello no era aconsejable hacerse a mar y entablar combate, permaneciendo a la espera de mejor ocasión; tenía la orden de regresar a España, pero como estaba bloqueado no podía salir, aprovechando cuando pudo la oportunidad, presentándose en forma de un furioso temporal, a causa de éste obligó a los enemigos a romperlo y buscar refugio, al ver la salida diáfana no se lo pensó, levo anclas y en medio del temporal se hizo a la vela con rumbo a la península.
Salió a la mar, demostrando un gran valor marinero y no poco de astucia, se dirigió aguas adentro, apartándose de la costa lo máximo posible, llegando a Ferrol sin perder un solo buque y no muy conformes los británicos, pues ya les había demostrado su eficacia al ser atacado fondeado y tenían muchas ganas de haberse podido vengar, pero no les dio ocasión. Y todo a pesar de verse obligado a mantener una baja velocidad, pues en su escuadra se encontraba uno de los peores buques de la Armada, el navío Castilla, con muy mal andar.
A su llegada a Ferrol entregó el mando de su escuadra al general don Juan Joaquín Moreno y él tomó, por orden superior el mando del Departamento, con carácter interino por ser el teniente general más antiguo y esto sucedía cada vez que el capitán general propietario don Félix de Tejada se ausentaba por razones oficiales.
Ferrol fue atacado por los británicos, con un fuerte ejército que pretendían hacerse con él, llevaron a cabo el desembarco en la playa de Domiños, el día 25 de agosto del año 1800, con la intención de atacar de revés la entrada de la ría, facilitando así la de su flota, con la intención de entrar y pegarle fuego al arsenal, pues esta acción no pudieron realizarla en Rochefort.
El gran fracaso británico se debió precisamente, a la perfecta compenetración de los mandos españoles, quienes en todo momento se apoyaron, siendo el capitán general interino don Francisco Javier Melgarejo, el general de la escuadra don Juan Joaquín Moreno, cuyas fuerzas fueron las primeras en desembarcar enfrentándose con los invasores y el comandante general de los campos volantes de Galicia, conde de Donadío, quien en muy poco tiempo reunió sus desperdigadas fuerzas pasando en apoyo de las de marina, juntas fueron imparables.
Los británicos se vieron forzados contra su voluntad a reembarcar sus fuerzas en la mañana del día 28, habiendo sufrido graves y grandes pérdidas, por las prisas casi toda la artillería y pertrechos de guerra desembarcados se quedaron en la playa.
Al ser invadido Ferrol por las tropas napoleónicas, en el año 1809 se evadió furtivamente, con un gran riesgo para su vida, sobre todo por su avanzada edad y achaques, ello le impedían hacer todo lo que él quería, regresando al ser abandonada la plaza por los enemigos.
Al regreso de Francia el rey don Fernando VII en el año 1814, Melgarejo, fue nombrado por Real orden Capitán General en propiedad del Departamento de Ferrol.
Le fueron concedidas entre otras: la Gran Cruz de la Real y Militar Orden San Hermenegildo, en el mismo año de su creación de 1815 y Gran Cruz de la Real y Muy Distinguida Orden Española de Carlos III.
Falleció en Ferrol, el día 21 de julio del año 1820, estando en posesión de su alto cargo, contando con ochenta y siete años de edad, de ellos sesenta y siete de honrosos servicios a España.
Bibliografía:
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Guardia, Ricardo de la. Notas para un Cronicón de la Marina Militar de España. Anales de trece siglos de historia de la marina. El Correo Gallego. 1914.
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